La ONU, su Secretario General y el Día de La Madre Tierra

El 22 de abril se conmemoró en muchos lugares el Día de la Madre Tierra; ha sido una buena ocasión para sensibilizarnos de los desafíos que tenemos que afrontar en relación al equilibrio de la naturaleza, la paz de la humanidad y el bienestar de toda la vida; así como  promover el vigor de nuestro planeta, motivar la aportación sabia de todos los pueblos y naciones para asumir los compromisos que tenemos como habitantes de nuestra única barca espacial en su destino infinito. En  Venezuela el Día de la Madre Tierra apunta a la toma de conciencia en el manejo de los recursos naturales, a la educación ambiental como prioridad vital, y a la participación plural como personas  conscientes de los problemas ambientales. En la Asamblea Nacional, hemos tenido la posibilidad de exaltar este acontecimiento promovido por nuestro foro público  con la presencia de un nutrido colectivo, altamente sensibilizado con  estas serias responsabilidades. Indudablemente que el marco referencial de esta conmemoración no se ciñe a ninguna reivindicación de carácter partidista, asuntos internos o internacionales, religiosos, ideológicos o  raciales. En el recinto asambleistico, con motivo a esta conmemoración, nos reunimos todas las toldas que hacemos discusión parlamentaria con el fin supremo de contribuir con estos sagrados intereses de la humanidad; no obstante fue necesario abordar el papel que ha venido desempeñando la Organización de  Las Naciones Unidas especialmente en el tratamiento del tema sobre el cambio climático, la hambruna y la paz  en esta segunda década del siglo XXI. Honestamente percibimos que la actual Secretaría de la ONU ha mantenido una actitud cómplice  con las naciones poderosas del orbe, para buscar al menos disminuir y neutralizar estos desmanes que afectan a más del 75% de la población mundial. Desde 1972 cuando se celebró la primera conferencia internacional sobre el medio ambiente: la Conferencia de Estocolmo, cuyo objetivo fue sensibilizar a los líderes mundiales sobre la magnitud de los problemas ambientales y que se instituyeran las políticas necesarias para erradicarlos. En este momento podemos evaluar el pobre cometido que ha venido cumpliendo quien ha ocupado este alto cargo en esta asociación de las naciones de la tierra; basta comparar las resoluciones que se han asumido recientemente ante la complejidad del Síndrome del Japón y sus peculiaridades tras las devastaciones telúricas y el tsunami, con  sus terribles efectos del abuso de la energía nuclear y la cooperación internacional para resolver estos severos problemas; Sin embargo captamos  completamente, la particular atención que le prestó en suma importancia, la Secretaria General   a los asuntos internos en Libia con  la resolución 1973. Con respecto a Libia, la prioridad principista como tiene que ser en este caso, era ofrecer la mayor posibilidad de disminuir y evitar una conflagración en esa nación africana, y allanar mecanismos y caminos de entendimiento entre las partes y así garantizar la paz en este pueblo; contrariamente se absorbo el interés de la ONU en responder a las pretensiones de las naciones europeas e imperiales interesadas en  intervenir en el conflicto con fines eminentemente crematísticos. En este instante la violación a esta controvertida resolución nos evidencia la doble moral para abonar soluciones a la paz de esta región. El comportamiento  lacayo del Secretario General de la ONU ante los imperios, quedará como testimonio de una época en que no sólo se irrespeta la vida en armonía a nuestras generaciones con los desmanes y abusos industriales y bélicos de la naciones desarrolladas; también se le sumaran a este inefable funcionario, las manchas de sangre inocente de muchos  que han muerto en esta crisis interna, que muy bien pudo resolverse sin la crueldad de la guerra azuzada por las potencias europeas. Desde la morada del pueblo bolivariano contribuimos humildemente desde la Asamblea Nacional con un pronunciamiento por la paz en estos acontecimientos; así como en esta fecha sin igual, contribuimos como la única nación que ha previsto y concebido una Comisión Permanente de Ambiente, recursos Naturales y Cambio Climático para dedicar los esfuerzos para quienes sentimos    que la madre tierra pueda ser templo imperecedero de la vida humana. ¡Viva la Paz como principio de la vida y la preservación de nuestra nave espacial con todos sus tripulantes! ¡Venceremos 2012! 

arizaidaarcia1@gmail.com


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William Fariñas

Diputado a la Asamblea Nacional


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