Seguimos perdiendo años, inclusive en Revolución y Chávez lo sabe

¡Qué tal, camarada! Otro escrito en este aguerrido espacio virtual tratando de aportar alguito, conceptualmente, a nuestro proceso.

Es importante reconocer, o recordar, que lo más valioso es el ser humano y es el aspecto fundamental de nuestro incipiente Socialismo. El resto lo compone la vida de la naturaleza, por supuesto. Pero… quisiéramos que todos, o la gran mayoría, de los humanos fuesen pensantes, conscientes: con pleno uso de los sentidos y facultades.

Desde cuando comencé a escribir en El Tiempo de Puerto La Cruz, 1984, hasta 2006 cuando me sacaran por escribir a favor de Tarek –no creo que valió la pena– quien mantenía un conflicto extremo con ese diario (parcialmente razonable), expresé insistentemente que debíamos hacer esfuerzos por formar al venezolano de manera integral de cara al siglo XXI.

Planteábamos generar una “política de formación de conciencia” que abarcara desde la del buen vecino, buen ciudadano hasta el buen patriota. Pasando, como es de entender, por la de buen hijo, buen padre, buen amigo, buena pareja, etc.

Entre las críticas a los fallidos 40 años de “democracia bobalicona”, la que más cuestioné fue ese descuido a la formación la integral. Y llevamos 12 de revolución incipiente.

Esto de la formación, como todos sabemos, parte desde las escuelas. Indudablemente que desde los hogares. Pero, y espero, camarada, que me acompañes en esta apreciación, debe ser tanto en las escuelas, primordialmente, como en todo el “tiempo de educación institucional”.

Aclaramos. Sabemos que un hogar bien formado está lleno de valores. Que los buenos ejemplos casi solos conducen la formación de los hijos. Pero, ¿cuántos hogares pueden considerarse bien formados?

Porque no es ni siquiera asunto de parejas aparentemente estables. No, muchas no son capaces de educar a los hijos. Y, a veces, por el contrario, pueden contribuir a su malformación. ¿Es o no?

Ah… ¿te das cuenta? Muchos niños se forman con un solo representante, padre o madre, a veces por abuelos, o tías. Más de uno de ellos, con gran responsabilidad, han criado a esos muchachos.

Y en muchos casos, por no perder el control, el respeto, de los educados uno solo ha tenido que actuar como padre y como madre, severidad y cariño a la vieja usanza. Pero con un detalle, bien complejo, por tantas necesidades no les pueden dar suficiente amor.

Que de paso, aunque duela, es lo más frecuente en casi todos los hogares “estables”. Y no se me ponga bravo(a), camarada. Lo que quiero explicar, con las lógicas excepciones, claro, es que nos dedicamos a educar, a que “nos hagan caso”, a demostrar jerarquías hogareñas, salvo cuando son pequeñines, demostramos y damos poco amor, aunque por dentro tengamos de sobra.

Luego, con los años, como que no sabemos expresarlo, mucho menos cuando nos enfrentamos a la rebeldía de los adolescentes.

¡A etapa arrecha, carajo! Y se nos va el tiempo, el útil y valioso tiempo, en regañaderas, peleaderas, etc. Inefectivas las más. Y… poco amor. Abrazarlos a todas las edades. Decirles lo buenos que son.

Por eso pensemos, si es así en “hogares estables” cómo será en los hogares de las zonas de escasos recursos, considerando la gran problemática social (y de otra índole). Entonces, con mayor razón, debemos proponer o exigir que la educación integral (instrucción, buenas maneras, valores, etc.) de los niños y de los adolescentes deba ser en los institutos educacionales. ¿No les parece?

Ah, porque antes se decía, en especial los educadores –tal vez para escurrir la responsabilidad y estuvimos de acuerdo–, que la “educación en la casa” y la “instrucción en la escuela”. Bien separado.

Demasiado pedir que en todas partes salgan buenos(as) chicos(as).

Pero, junto a los comentarios anteriores y a las limitaciones para educar a los hijos, con mayor razón en tiempos de sobreestress, y con las situaciones hostiles de las zonas marginales, estemos claros que los y las muchachos(as) pasan medio día en sus colegios o liceos.

Ahí es donde la educación debe ir con la instrucción (si es que valen los términos)

Es más, he propuesto que desde inicios de la adolescencia –y hasta la instrucción superior– se impartan “talleres sobre convivencia en las distintas etapas de la vida”, así como para evitar excesos y, en especial, contra el consumo de drogas.

Talleres dictados por jóvenes bien preparados. Y digo jóvenes –en parejas, también– ya que los(as) chamos(as) se identifican mejor generacionalmente. Más que con especialistas veteranos, con todo y sus postgrados. Ni calvitos con lentes cabalgándoles en la punta de la nariz.

Pero, adonde quería llegar es que con ello y complementaria a esta situación de formación desde los primeros años –que haría más fácil todo lo demás– deben asociarse campañas de concientización masiva comunitarias y nacionales.

¿Por qué digo esto, camarada? porque siendo una necesidad que debe ser obligatoria por emergencias es cuando se han iniciado campañas de ahorro de energía eléctrica y de agua potable.

Que de paso la oposición, la inconsciente oposición –que es lo mismo– las entiende y lo martilla refiriéndose, exclusivamente, a fallas del gobierno.

Sin embargo, ¡cómo hemos perdido tiempo!

Propusimos campañas permanentes –como la gotica de agua que con los años perfora un bloque de concreto–, en institutos educativos de todo tipo, públicos y privados. Y en una arremetida mediática completa. Estimo, aunque quedará en manos de sociólogos o psicólogos, y especialistas en penetración mental, que deben ser hechas en base a mensajes muy cortos, constantes.

Tips por TV y por radio en horas de transportes masivos: a clases y regresos, los mediodías, las tardes, etc.

Nada de campañas espasmódicas, como algunas que recordamos. No, camarada, requiere que sean constantes, por años. Hasta que todos actuemos en función de ellas por reflejos condicionados.

¡No botes basura en la calle! ¡Cuida las matas! ¡Sé cordial con tu vecino! Y cualquiera otra, montones, con nos inviten a ser buenos ciudadanos y, sobretodo, solidarios como nos lo exige nuestra condición de revolucionaros.

Cómo habremos perdido tiempo que todavía, aún trillando la condición necesaria para fortalecer nuestros principios revolucionarios, no se ha iniciado una formación sistemática de propagadores conceptuales en comunidades, en los trabajos dependientes del gobierno, etc., y educar hacia las bondades del socialismo.

Esto, camarada, si me has honrado con tu lectura –y habrás leído a otros camaradas igualmente preocupados por el tema– lo he expresado varias veces. Si uno va a cualquier ministerio o instituto, inclusive a Pdvsa, o a las gobernaciones y a las alcaldías del proceso, claro, no se escucha hablar de socialismo. No se aprecia la invitación a una charla al respecto. ¡Nada!

Les he oído a gerentes de instituciones de los gobiernos revolucionarios que así conviven mejor con sus compañeros escuálidos, duros o lights. ¡Qué bolas!

Es más, no hay información sistematizada de las actividades nacionales de los logros del gobierno de Chávez.

Ni siquiera en las instalaciones del Seguro Social donde los jubilados y las jubiladas van a agilizar sus procesos, a buscar órdenes médicas, etc. Y hasta se escucha a los que cobran a tiempo sus pensiones –aguinaldo y todo– hablar mal de Chávez y del gobierno.

Aun cuando parezca lógico, ya que esa generación vivió en la mera IV.

Pero hay que combatir la fragilidad de la memoria de los vía crucis para cobrar pensiones y lo subpagados por décadas. Y los que apoyan a Chávez no pueden rebatirlos respaldados con afiches que muestren los éxitos revolucionarios.

Esto del Seguro sólo como un ejemplo. Se repite en hospitales, CDIs, etc. ¡NADA! Ni siquiera de campañas referidas a cómo ayudar a la salud.

Tendremos que esperar a que el Presidente Chávez reaccione y ordene esas campañas porque, y me perdonen los camaradas ministros de información, todavía no hemos conocido un Plan de Información y Concientización Nacional.

No puede quedar en manos de un ministro “estrella” -o estrellado- y de un equipo, por buenos que sean.

Creo que debe ser sometido a consideración de todos nosotros. Consultas por lo menos a nivel partidista.

Eso si es que el PSUV por fin se proyecta más allá de lo eleccionario.

¡Patria, concientización o perdemos! Me refiero a perdemos, a que seguimos inestables en cuanto a la consolidación de un hermoso proceso para hacer un país realmente soberano.

¡Ojo! ¡Oportunidad única, no habrá otra!

edopasev@hotmail.com


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Eduardo Palacios Sevillano

Ingeniero Civil. Escritor y caricaturista. Productor radial y locutor. Miembro de la directiva de la Orquesta Sinfónica del Estado Anzoátegui. Miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Bolivariana del Edo. Anzoátegui. Coordinador de la Red de Historia, Memoria y Patrimonio de Anzoátegui.

 edopasev@hotmail.com

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