Entrevistando imaginariamente a Marx sobre lo tratado en:

El capítulo IV del Tomo II de “El Capital” (VIII)

¿Qué reparos cabe oponer a las tres formas características del movimiento económico de la producción social?

Una de las características más tangibles del proceso cíclico del capital industrial y también, por tanto, de la producción capitalista, es el hecho de que, por una parte, los elementos integrantes del capital productivo proceden del mercado de mercancías, necesitando renovarse constantemente a base del mismo, comprarse como mercancías, mientras que, por otra parte, el producto del proceso de trabajo sale de él como mercancía necesitando venderse constantemente, una y otra vez, como tal mercancía. Basta comparar por ejemplo, a un arrendatario moderno de la Baja Escocia con un pequeño agricultor continental a la antigua. El primero vende todo lo que produce, por cuya razón tiene que reponer en el mercado todos los elementos para su producción, incluso la simiente; el segundo, en cambio, por lo general, consume directamente la mayor parte de su producto, compra y vende la menor cantidad posible de artículos, fabrica sus aperos, sus vestidos, etc.

Basándose en esto, se han distinguido como tres formas características del movimiento económico de la producción social la economía natural, la economía pecuniaria y la economía basada en el crédito. Pero a esta división cabe oponer algunos, reparos.

En primer lugar, estas tres formas no representan tres fases de desarrollo equiparables entre sí. La llamada economía de crédito no es, en realidad, más que una forma de la economía pecuniaria, en cuanto ambas denominaciones expresan funciones o modos de tráfico entre los mismos productores. En la producción capitalista desarrollada, la economía pecuniaria sólo funciona como base de la economía de crédito. Por consiguiente, la economía pecuniaria y la de crédito corresponden simplemente a dos fases distintas de desarrollo de la producción capitalista, pero no son, ni mucho menos, formas distintas e independientes de tráfico que puedan contraponerse a la economía natural. Con la misma razón podrían oponerse a estas dos formas, como equiparables a ellas, las diversas modalidades cíe la economía natural.

En segundo lugar, las categorías de economía pecuniaria y economía de crédito no destacan y subrayan como característica distintiva la economía misma, es decir, el proceso de producción, sino el sistema de crédito entre los diversos agentes de la producción o productores que corresponden a esa economía; lo lógico sería hacer otro tanto en lo que a la primera categoría se refiere, hablando, por consiguiente, de economía de trueque en vez de economía natural. Sin embargo, una economía natural absolutamente cerrada, como lo era por ejemplo el estado de los incas peruanos, no entraría en ninguna de estas categorías.

En tercer lugar la economía pecuniaria es común a toda producción de mercancías y el producto aparece como mercancía en los más diversos organismos sociales de producción. Por tanto, lo característico de la producción capitalista sería, según esto, simplemente la extensión en que el producto se produce como artículo comercial, como mercancía y en que, por consiguiente deben entrar también como artículos comerciales, como mercancías, en el régimen económico sus propios elementos integrantes.

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Nicolás Urdaneta Núñez


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