El antídoto del triunfalismo y el pesimismo revolucionario

El darnos cuenta, el tomar conciencia, de los enormes obstáculos que entorpecen el avance y la profundización de nuestro proceso revolucionario se convierte en una de las caras de la moneda que nos permitirá adquirir el adecuado antídoto contra el triunfalismo y el pesimismo que, cual pesados fardos materiales y espirituales, entorpecen significativamente la marcha de los partícipes en las filas revolucionarias.

     Triunfalismo y pesimismo que no sólo comparten el sufijo ismo sino también su raigambre idealista que, como corolario de la inadecuada o insuficiente comprensión de la realidad social, induce a sus seguidores a caer en la trampa que los enclaustra haciendo uso de la creencia en razón de la cual el camino que hace el andar revolucionario posee similitud con el soplar y hacer botellas.

     Triunfalistas cuyas impropias o exiguas agudezas del ente social los empuja a contrariar el comportamiento crítico, autocrítico y emprendedor que debe caracterizar a todo revolucionario y pesimistas cuyas inconvenientes o menesterosas interpretaciones de la existencia social los concita a asumir un proceder que, al estar signado por la crítica destructiva que surge de la descalificación, impugnación y/o negación de los logros alcanzados por el quehacer revolucionario, le hace el juego a la ráfaga de cotidianas mentiras y medias verdades que la contrarrevolución utiliza en aras de entorpecer la marcha del proceso de transformación revolucionaria.

    El hecho de que la actividad política constituya el arte y ciencia de llevar a cabo el proceso orientado ideológicamente hacia la toma de decisiones que, en el ámbito del gobierno y la dirección de la acción del Estado en el seno de la sociedad, permite la consecución de objetivos sociales, obliga a sus practicantes a lograr la experticia, por un lado, en el ámbito del conjunto de conocimientos sistemáticamente estructurados obtenidos mediante la observación de patrones regulares, de razonamientos y de experimentación en ámbitos específicos de cuyos escrutinios se generan preguntas, se construyen hipótesis, se deducen principios y se elaboran leyes generales y esquemas metódicamente organizados y, por otro lado, en la esfera de la creación o imaginación de lo tangible o lo intangible, imitándolo  o expresándolo valiéndose de la materia, la imagen o el sonido nacido del esmero, la dedicación y el cumplimiento del conjunto de reglas que garantizan su optimización.

     Ahora bien, la estrategia de inclusión que, sin duda alguna, ha estampado la faena revolucionaria, ha generado un engrandecimiento cuantitativo inaudito de los partícipes en el escenario y la coreografía política en razón del cual en la mayoría de ellos y ellas ha surgido una exigüidad cualitativa que convierte a la formación política e ideológica revolucionaria forjada al fragor de sus luchas cotidianas en la otra cara de la moneda que nos permitirá adquirir el adecuado antídoto contra el triunfalismo y el pesimismo que entorpecen la óptima marcha por la senda que tiene al socialismo como destino.

Venezuela, 06 de agosto de 2011

nicolasurdaneta@gmail.com



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Nicolás Urdaneta Núñez


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