En días pasados un amigo, revolucionario y casi un comunista, me dio una lección de economía política de la clase obrera. Debo confesar que el culpable fui yo porque apenas nos encontramos y en vez de yo saludarlo y preguntar cómo estaba él y su familia, lo que hice fue adelantarle una serie de reclamos por su apoyo a maduro, por su empeño irresponsable de acompañar a un gobierno que destruyó el salario de los trabajadores, que destruyó todo el sistema público de educación, que destruyó el sistema público de salud, que destruyó a Pdvsa y al mismo sistema nacional de producción agropecuaria, pero, además, que toda esta destrucción la ha llevado a cabo en nombre del socialismo.
En síntesis, le dije que el madurismo prefirió traicionar los intereses genuinos del pueblo venezolano contenidos en la revolución bolivariana para hundirnos en el empobrecimiento, con el único motivo de beneficiar a los capitalistas de fedecámaras y de la nueva "burguesía revolucionaria"
Que prefirió cambiar el Plan de la Patria original 2013-2019, así como la nueva geometría del poder, el Estado Comunal, que nos legó el comandante Chávez por un malévolo paquetazo neoliberal.
Entonces, mi amigo, que soportó con estoico silencio, me interrumpió, me miró como miran los que poseen la verdad y me dijo, ¡aaahh, claro, ya puedo ver en donde reside tu confusión, tu problema es que no sabes diferenciar cuándo el neoliberalismo es malo y cuándo es bueno; por ejemplo, el de bukele y el de milei son perversos, para éstos los débiles no cuentan, son depredadores.
Sin embargo, el paquete neoliberal que aplica el camarada Maduro, es de los buenos porque lo hace con el propósito de salvar la Patria socialista. Coño, mi cerebro no fue capaz de asimilar tanta sabiduría y caí pa’ tras como condorito, me paré, me sacudí el polvo y, como dice la canción: "hasta el sol de hoy no lo he vuelto a ver".
