¡Qué bolas, tiene el colombianito heredero de Santander!

El cipayo que gobierna Colombia comienza a sentir el peso de la decisión del comandante Chávez de “congelar las relaciones diplomáticas, políticas y económicas con el vecino país. Hasta en un 95% se ha reducido la venta de algunos productos colombianos. Sin embargo, el heredero de Santander no se aparta ni un milímetro de la estrategia diseñada por el Pentágono, de convertir a Venezuela, por obra y gracia de la propaganda, en el país agresor y en una amenaza para la comarca.



El último ejercicio de “caradurismo” del cachaco, tuvo lugar esta semana cuando reconoció que había denunciado ante algunos mandatarios, participantes de la Cumbre Iberoamericana de Portugal, al gobierno de Venezuela por “mantener un embargo ilegal e injusto contra la economía colombiana”.



Es tan descarado el presidente colombiano, que impulsa una política que lo ha llevado a bombardear el Ecuador; a ejecutar el secuestro de Granda en nuestro territorio; a planificar el asesinato de nuestro presidente y a establecer siete bases gringas en su territorio, y pretende mostrarse como la víctima, al mismo tiempo que se queja de que nuestro gobierno “congele” las relaciones y comience a buscar nuevos socios entre los países amigos.



Como si fuera poco, el cipayo mayor del continente exige protección para los colombianos que viven en Venezuela y afirma que se está creando un Muro de Berlín contra Colombia.

Hay que ser bien sucio para afirmar cosas como estas y desconocer el apoyo que el gobierno venezolano le ha dado a los colombianos que conviven entre nosotros y a los desplazados por la guerra que en el vecino país se vive.



Se pregunta el heredero de Santander si estamos en unión o no estamos y si hay propósito de unidad suramericana o no lo hay. Esto porque “algunos países de la región se aprovechan de la coyuntura, para sustituir los productos que Venezuela ha dejado de comprar a Colombia.

¿Será que pretende que nadie le venda a Venezuela esos productos? ¿Será que cree que el comercio con Venezuela es un derecho exclusivo de los empresarios colombianos?

Por otro lado, cómo puede cuestionar este colombianito el espíritu de solidaridad y unión de nadie, si él anda jalando bolas a cualquier gringo que pueda ayudarlo a que le aprueben un Tratado de Libre Comercio que sin duda afectará la región.



Uribe está claro que su apoyo a un dictador como Goriletti; su negativa a mostrarle a sus colegas el convenio para instalar bases militares gringas en la región; su acción de fumigar en la frontera con Ecuador causando daños irreversibles a la salud de miles y a la fauna de la zona; su vinculación al narcotráfico que acaba con la vida de millones y sus nexos con el paramilitarismo genocida, lo dejan sin la moral, la dignidad y el prestigio para cuestionar nada y a nadie, pero está obligado a hacer lo que desde el norte le ordenan.



Necesario es, en consecuencia, que el Presidente Chávez se mantenga firme en la decisión que ha tomado. Que Uribe enfrente las presiones de los grupos de poder de su país por las pérdidas que su política les acarrea o deje de maniobrar contra Venezuela.

Los colombianos podrán ser nuestros hermanos, pero no hay otra opción mientras persista la realidad de que el Santander que se arrastró sin dignidad para pedir que le perdonaran la vida, después de haber intentado asesinar al Libertador, se encuentra de nuevo en el poder reencarnado en un Uribe cobarde que lame la bota gringa para que no lo condenen por narcotraficante.


areme@cantv.net



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Alexis Arellano


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