La guerra, las batallas y combates que estamos librando es a muerte y las armas no son balas ni bombas

La anormal situación que vivimos desde que el gobierno de los EE. UU, decretara que la Revolución Bolivariana era un "peligro inusual a su seguridad", debe ser considerada como una declaración de guerra, De allí mi artículo sobre los "octogenarios" que actúan creyendo deben ser protagonistas, en una contienda que no les corresponde estar en primera fila y menos a apuntándose a sí mismo.

Las armas que se están utilizando son mensajes y videos, que se colocan en las redes, son repicados en los medios radiotelevisivos, en la prensa escrita y en cualquier medio de comunicación para llegar a la mayor cantidad de gente posible con el fin de influenciar sus mentes y hacerles pensar y actuar de una manera previamente concebida y planificada, para lograr determinados objetivos que obedecen a intereses de clase, ya sean económicos, políticos o religiosos. Es en este contexto donde nos encontramos en este siglo XXI.

En el campo político ya es aceptado universalmente que, en las contiendas acuden tres grupos de adversarios muy bien definidos: Los que gobiernan, los que se oponen a esos gobiernos y una gran masa de oscilantes, a los cuales cada uno de los grupos organizados trata de influenciar para lograr el apoyo a sus programas o propuestas. En caso de guerra, estos grupos ya no son adversarios, sino enemigos.

También está establecido que en toda guerra hay víctimas, seres humanos que sufren; unas mueren, otras quedan mutiladas o afectadas en lo psicológico o en sus economías. También se producen destrucción de bienes, de infraestructuras, desplazamientos de grandes masas y cambios en las relaciones personales y familiares. En Venezuela estamos librando una Gran Guerra y por ello nada puede ser igual o funcionar como antes.

Cuando se está en pleno combate hay quienes les toca estar al frente (Vanguardia) y otros en la parte de atrás o en los flancos (Retaguardia) que les toca dar apoyo al grupo al cual pertenece y que está exponiéndose a las balas y bombas en forma directa. Es en este sentido que pienso y visualizo el papel de los octogenarios en esta guerra de IV generación, donde combaten en el frente Patriotas y Realistas Imperiales. No se concibe que la Retaguardia ocupada de resguardar y suministrar los pertrechos a su grupo, los vaya a utilizar para apoyar a los enemigos.

En el caso específico venezolano, esta guerra se la dejamos montada los octogenarios, a los que ahora están en pleno combate, que son la generación que nació después de 1959 y que tomó la batuta a partir de 1980. Los Octogenarios que actuamos en el campo social, educativo, gremial o político venimos siendo protagonistas desde 1960 y hemos prolongado nuestra acción, los que aún estamos vivos, hasta el 2020. (O sea 60 años). Yo pienso que es un flaco servicio que le hacemos a nuestro grupo el pretender continuar de protagonistas en la Vanguardia.

Los octogenarios tenemos todos los derechos de protestar porque los pertrechos que nos corresponden manejar y maniobrar, para apoyar a la vanguardia, no nos llegan o nos lo suministran con defectos o son insuficientes. También, por nuestra experiencia, podemos sugerir a los jóvenes de la vanguardia, tácticas para asegurar con más eficacia resultados a favor nuestros. Si ellos toman en cuenta o no las sugerencias que les hagamos, no es nuestra responsabilidad, son ellos los que en primera línea están exponiendo el pellejo y deberán decidir si los toman o los dejan. Es pensando en un escenario de guerra que consideré seria tomado en cuenta en contenido de mi artículo anterior sobre el protagonismo de los octogenarios en el actual proceso político venezolano, que se desarrolla en un escenario de Guerra a Muerte y donde las victimas somos en su gran mayoría, los que no estamos en los frentes de batalla.

Continúo pensando que 60 años de protagonismo en la vida política combatiendo en primera línea es suficiente, no dar paso a los más jóvenes para que ocupen nuestras posiciones, es reconocer que nos creemos insustituibles y que somos indispensable o también que no hicimos el trabajo de transferir nuestros conocimientos y experiencia a las nuevas generaciones. Que nos tiren a un basurero o nos enaltezcan, hasta llevarnos a los panteones patrios, depende de los resultados que veremos reflejados en los comicios del 21 de noviembre del 2021.

LA GUERRA QUE ESTAMOS VIVIENDO NECESITA A LOS JOVENES EN LA VANGUARDIA Y A LOS OCTOGENARIOS EN LA RETAGUARDIA.



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Juan Veroes


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