Se me desdibujó Pepe Mujica. Parece temer al tigre con cuero duro

Cuando se arriba a la edad que tengo ahora y se vive pensando en lo que uno ha pensado, en el ideal bolivariano, unidad del continente de la América nuestra, no por odio, retaliación o xenofobia, sino por comprender la forma de comportarse los bloques y las grandes economías y comprender que nosotros, los americanos del sur, o lo que es lo mismo desde el norte de México hasta la Patagonia, estamos fritos si no hacemos causa común, se cansa de decepcionarse por los hechos y los personajes. Eso es parte de la larga vida cotidiana. ¡Nada sorprende!

Confieso mi ignorancia o despreocupación de los detalles de lo que pasaba allá en Uruguay, como lo que fue en su momento el "Movimiento Tupamaros", cansado de ver tanta torpeza en nuestro espacio circundante y el no haber sabido nunca nada de Pepe Mujica hasta que llegó a la presidencia de Uruguay. Siendo él presidente, escribí un artículo que está, entre otros sitios, en el archivo de Aporrea y Blog de Eligio Damas, en el cual le critiqué por aquella manera de hablar, en verdad como poéticamente, hasta muy bonito, para decir cosas que cada quien entendiese a su manera o nada entendiesen. Sobre todo porque, suponía uno, lo hacía sobre cosas que muncha gente hablaba y gobernantes lo decían con claridad desde los tiempos antes que él se hiciese conocido. Era ese su lenguaje como "a la carta", con distintas intenciones y destinatarios. Posteriormente, por la fuerza de los hechos optó por ser concreto y comenzó a decir cosas fáciles de entender e inequívocas contra el imperialismo. Eran buenos momentos para la izquierda, cuando además de Uruguay, gobernaba en Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela y el prestigio en el pueblo todo había alcanzado altos niveles. Mujica, ante en aquel momento brillante debió dibujar su liderazgo continental y para eso procurar que su discurso fuese comprensible a la gente común. Además, el anterior gobierno de Tabaré Vásquez, personaje por demás o en exceso discreto y deseoso de reflejar una imagen de gente buena, tratable y menos desdeñable ante el "todo poderoso", pareció como demasiado oscuro en medio del liderazgo en aquellos otros países y demasiado entregado a intereses particulares.

Pero las cosas cambiaron. Como que el precio del petróleo y particularmente el venezolano se vino a pique, la capacidad de compra del país caribeño nuestro se redujo drásticamente y quizás hasta se le enredaron las cuentas con Uruguay y su clase exportadora. La corrupción, ineptitud del gobierno y hasta su ampuloso y excesivamente procaz lenguaje, sin hacer mención a la dolorosa muerte de Chávez, coincidieron con la época de aquel nuevo lenguaje concreto y hasta realista de Pepe Mujica. Pero de repente, en el momento de los relevos, al tigre como que se le endureció el cuero y Mujica lo supo.

Por eso, cuando Maduro protestó, en la forma como suele hacerlo, sin sutileza, comedimiento o habilidades lingüísticas, por las primeras impertinencias de Almagro, llegado a la OEA por el amparo de Mujica, este se olvidó de su virtuosismo verbal y optó por el estilo estridente y corroñoso de aquél y, olvidando que hablaba de un presidente que se suponía amigo y camarada, le llamó pedestremente "cabra loca". Un tono despectivo y poniendo de por medio una raya o un muro para hacer notar las diferencias.

De esta imprudencia e indelicadeza de Mujica, nunca usada para calificar a otros gobernantes frente a los cuales Maduro, con todas sus indecisiones, ineptitudes y prácticas nada creativas pareciera un virtuoso y digno de respaldo, sobre todo por las fuerzas que lo combaten y el vientre de la tierra madre, también escribimos en su oportunidad.

Pero ahora, cuando en la OEA, al margen del gobierno de Maduro mismo, varios gobiernos manipulados por Estados Unidos, se prestan para violar la Carta de la OEA, particularmente su artículo primero, que no es por la OEA y su Carta, sino por la soberanía de nuestros pueblos, incluyendo Uruguay, país víctima de dictaduras impuestas o por lo menos apoyadas por los gringos, como bien lo sabe Mujica, esperábamos de este un pronunciamiento hidalgo, consecuente con sus viejas luchas, se nos vino con un discurso barato, ofensivo, contra la dignidad nuestra y mudo en lo que se respecta a las viles intenciones de las malévolas fuerzas que, en la OEA, están a salvo de ver atropellada su soberanía porque son ellas quienes lo harían con las otras. Pasó por alto, y en este caso no vale pensar en la inocencia, la estrategia gringa y como hay en abundancia quienes a ella se prestan.

Está bien. Es cierto. Maduro no es un buen gobernante. Hay una enorme distancia entre lo que predica y hace o deja de hacer. Administrador pésimo y con una enorme capacidad para evadirse. Tampoco un dechado de virtudes en el manejo del lenguaje; hasta se excede en el ruido y la gritería propia de los guapetones, o de quienes creen que si gritan, sus verdades se multiplican o "desenredan sus entuertos". Pero asombra, llama la atención que quien ha sido un poeta, un orador barroco, hablante exquisito, como Mujica, se refiera a nosotros diciendo "los temperamentos del Caribe donde se grita y amenaza, no van a solventar los problemas de Venezuela".

Para Mujica, "¡sorpresas que da la vida!, en este mundo los gritones y amenazantes somos los hombres del Caribe. Razón para que Obama nos haya declarado "amenaza inusual y extraordinaria", para Estados Unidos. Ahora lo somos, según el expresar pedestre de Pepe Mujica.

¿Es justa esa observación? ¿No tiene nada de adulancia o rencor?

¿Es cierto que el gobierno uruguayo ha estado al margen de lo que Almagro ha planificado en la OEA?

En las reuniones de la Asamblea de la OEA de la semana pasada, se elaboraron dos proyectos de documentos, partiendo del informe sesgado de Almagro, tanto como si en Venezuela las cosas fuesen tan o más graves que en Colombia y México, en lo que respecta a la violencia, sobre todo por los efectos de la producción de drogas y contrabando de ellas, violación de los derechos humanos, por sólo nombrar esos dos países, los cuales contaron con el aval de Uruguay. En el momento de votar para aprobar el orden del día que contenía inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela, Uruguay estuvo entre los veinte que votaron a favor de violar la Carta de la OEA y más que esto, la soberanía no sólo de este país nuestro, sino la de todos los países latinoamericanos, incluyendo también la suya.

Es incomprensible, por decir los menos, que un hombre de la izquierda, o de las causas por las cuales esta ha luchado, haga causa común con Estados Unidos y Canadá, para aprobar aquella aberración y amenaza contra todos los pueblos latinoamericanos y del Caribe. En esto no puede usarse a Maduro como excusa, o la excusa de Maduro y los secretos comerciales entre Venezuela y Uruguay que incomodan a Mujica.

Es además incomprensible como Mujica pretende no sólo ocultar y hasta negar el rol del gobierno uruguayo contra Venezuela en la OEA, protestado por el propio Partido Comunista del país sureño, sino que frente a todas las maniobras gringas para entrometerse en los asuntos nuestros, opta por callar o fingir que nada de eso sucede. Es falso, desde la perspectiva de Mujica, envuelta en sus omisiones, el interés de EEUU por poner en todas partes y sobre todo en Venezuela, gobiernos sumisos. ¡Quizás, la vejez es una vaina, lo sabe uno más por viejo que por diablo, que las cosas, olvida! ¿Para qué son las bases militares, para cuidarnos?

Mujica, pareciera ver a Maduro, no como una fruta caída por la fuerza de gravedad y la débil unión que pudiera unirla al racimo, sino como un árbol caído y apropiado para volverlo leña. Pero olvida los principios. No es Maduro. Ni siquiera el Psuv, sino las viejas banderas de lucha que no han perdido vigencia, a él inspiraron y a otros tantos viejos desconocidos como nosotros, por estar todavía lúcidos, a lo largo del continente nuestro, mantenemos levantadas

¿Qué le pasó o pasa a Mujica? ¿Su viejo concepto latinoamericanista y hasta antiimperialista se le vino al suelo o se le fue a los terrenos del olvido por las impertinencia diplomáticas de Maduro o procederes comerciales inadecuados, según la explicación de un amigo? ¿Es eso muestra de grandeza? ¿Acaso cree de verdad que el gobierno uruguayo ha actuado como debería ser, si nos apegamos no al Frente Amplio, sino las antiguas creencias del Pepe? ¿No está ahora también Mujica defendiendo la diplomacia uruguaya, de la misma manera que lo hizo al principio con Almagro? ¿Acaso no aparece Mujica otra vez sacando la cara por el actual Secretario General de la OEA?

Maduro, significa ahora muchas cosas, hasta una excusa para pasarse al bando del imperialismo. ¡Qué salto de talanquera tan escandaloso!

Espero no haya alguien se le ocurra el disparate de encontrar en estas notas coincidencia con Maduro o muestra alguna de adulancia. En ese caso reléase de nuevo y bien el texto.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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