Petrocaribe y la agenda social

El largo y tortuoso camino de la integración ha significado para los países latinoamericanos y del Caribe, un largo recorrido que se inicia desde los primeros momentos de la lucha por la independencia; recorrido este que no ha sido lineal ni claramente progresivo, sino por el contrario, ha sido lleno de laberintos, marcado por la grandes diferencias políticas e ideológicas, incentivados por las oligarquías de cada uno de estos países, que han desvirtuado y retrasado el tan ansiado proceso de integración latinoamericana.

La integración latinoamericana ha tenido en todo su devenir histórico diferentes concepciones relacionadas con los intereses fundamentalmente económico y comerciales, con la excepciones planteadas en el accionar del Libertador Simón Bolívar y a partir del año 1999 cuando la política internacional liderada por el comandante Hugo Chávez toma el sendero de establecer por primera vez una política libre y soberana al servicio de las necesidades y aspiraciones de los pueblos.

En ese sentido, es de destacar que la República Bolivariana de Venezuela viene asumiendo una política internacional firme con relación a la integración de nuestros pueblos para enfrentar el modelo globalizador del proyecto neoliberal, el cual redujo el proceso integrador al campo comercial con condiciones de desigualdad para los países del área, marginando deliberadamente las políticas sociales; Venezuela por el contrario, fiel al ideal Bolivariano viene fortaleciendo a través del modelo de democracia participativa y protagónica el rescate de valores humanos y espirituales estableciéndose como meta contribuir al desarrollo de una cooperación internacional solidaria, planteando como uno de sus objetivos el promover la integración latinoamericana y caribeña, para abordar con mayor eficacia las grandes desigualdades sociales y loa altos niveles de pobreza que afectan a los países de la región.

En ese contexto, dentro del nuevo despertar de la integración latinoamericana, que marca la génesis del Acuerdo de Cooperación Energética PETROCARIBE el 29 de junio de 2005, con la finalidad de contribuir con la transformación de las sociedades latinoamericanas y caribeñas, proponiendo la disminución de las desigualdades sociales y fomentando la calidad de vida y participación de los pueblos.

A diferencia de los anteriores acuerdos y proyectos de integración que se vienen dando desde el año 1954 hasta la presente fecha, el ALBA, PETROCARIBE, UNASUR, se deslindan y caracterizan por tener por primera vez metas claras y comprometidas con una agenda social en pro de la integración `pero teniendo como base el desarrollo de los pueblos, realizando un combate contra la pobreza y el logro de una distribución más equitativa del ingreso, los cuales constituyen los objetivos prioritarios de la agenda social de PETROCARIBE.

El antecedente de PETROCARIBE fue el funesto grupo de los tres, el llamado G3 conformado por México, Colombia y Venezuela, cuyo propósito fueron solo acuerdos de tipo comercial, sin beneficios comunes ni equitativo ni igualitario; el G3 resulto un proceso adverso y disperso de integración, tomando Venezuela su soberana decisión de retirarse del mismo por los acuerdos mantenidos por Colombia y México con el defenestrado ALCA.

Estos avances de nuevo tipo de integración, que el caso de PETROCARIBE tiene la responsabilidad histórica de coordinar la ejecución de proyectos sociales en los países miembros e impulsar la cooperación tecnológica, capacitación técnica y actividades relacionadas con el ahorro de energía eléctrica y la utilización de fuentes para impulsar el uso más limpio, racional y eficiente de las energías convencionales y renovables, sin duda que constituyen una alternativa viable que pone de relieve la estrecha relación que existe entre la política y los problemas sociales más allá de lo económico, haciendo ver en el concierto de las naciones la manera y la forma en que la República Bolivariana de Venezuela promueve con hechos y evidencias reales un nuevo orden de justicia social para que los países latinoamericanos y del Caribe tengan una voz única y fuerte para convertirse en un actor fundamental de sociedad internacional y de la política mundial, como manera de proteger sus propios intereses; de continuar por este beneficioso camino, sin duda que nuestros pueblos dejaran de ser un continente olvidado.

hriverat1@hotmail.com


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Heriberto Rivera


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