Golpe de Abril: una década de historia patria

Aquellos tres días que estremecieron al país, forman parte de la historia patria contemporánea. Por eso lo correcto es recordarlos y registrarlos en la conciencia nacional con toda la carga de enseñanzas que nos legaron.
Hay tres elementos claves que rescatar del análisis histórico del suceso.
El primero es la confrontación de intereses; dos fuerzas actuantes chocaron de frente, cada una defendiendo unos intereses determinados. Los que dieron el golpe, irrumpieron contra un gobierno que apenas comenzaba a tomar medidas populares. Hasta la fecha no teníamos una obra de gobierno que mostrar más allá de los logros políticos de la nueva Constitución y las Leyes Habilitantes.

Es sintomático que el bloque opositor reunió al viejo sindicalismo decadente, a los políticos desplazados del poder, a militares derechistas traidores, al empresariado y particularmente los medios de comunicación, que jugaron un papel de vanguardia en el complot.

La pequeña burguesía y ese contrabando sociológico que llaman clase media, se cuadraron con la oligarquía, consecuencia lógica de su vocación de arribistas.
Sin embargo, el cerebro motor del golpe es externo. La CIA, el sionismo, la oligarquía colombiana y la derecha internacional son parte protagónica.

El pueblo trabajador se mantuvo firme, no en espera de humillantes premios materiales, sino en defensa de una esperanza que había prendido en los corazones humildes de las mayorías nacionales; y al salvar esa esperanza, sin calcularlo, estábamos resguardando la soberanía, la independencia, el Estado de Derecho y la democracia.

El segundo elemento fundamental es la metodología. La derecha planificó y ejecutó la conspiración a sabiendas de los graves daños que implicaba, muertos incluidos, cuando apostaron francotiradores para teñir de sangre su avaricia. La represión fue el lenguaje de soberbia de quienes se creían vencedores. Se dieron el lujo de violar la inmunidad diplomática de la Embajada de Cuba.

El pueblo bolivariano se lanzó a las calles casi intuitivamente. Los mecanismos de seguridad de Estado fracasaron absolutamente. Pero cuando el empuje viril del pueblo y los errores de los golpistas permitieron el retorno del líder, lo primero que hizo Chávez fue perdonar y llamar a la reflexión.

El tercer elemento estratégico del análisis son los resultados. El Presidente volvió a Miraflores y se restableció la Constitución Bolivariana, pero se impuso la impunidad de los delitos de lesa humanidad que cometieron los fascistas.

Tal fue la impunidad, que apenas unos meses después paralizaron la industria petrolera y la economía nacional, infestaron al país de desestabilización, tomaron las calles con desórdenes terroristas, importaron paramilitares para asesinar al Presidente, y hasta convocaron un referendo para sacar a Chávez.

El saldo popular es un sensible aumento de la conciencia revolucionaria, así como la profundización del carácter socialista de la revolución.

Si los días 11 y 12 de abril de 2002 constituyen la consumación de un golpe fascista, el 13 representa una revolución popular salvadora de la Patria.

Tesis y antítesis, dos fuerzas de intereses irreconciliables, que el 7 de Octubre venidero se volverán a ver las caras en el campo de batalla.

Yldefonso Finol

Con Chávez en ristre y venciendo, por la gloria vivida y las victorias por venir.


caciquenigale@yahoo.es


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Yldefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

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