Libia: el eterno ciclo de la estupidez rebelde con apoyo extranjero

Es un colmo de la estupidez. ¿Hasta cuando algunos pueblos seguirán viviendo de la ingenuidad? Tal pareciera que el humano da para todo, para manipularle, engañarle, usarle, incluso en contra de sí mismo, con el colmo de hacerle creer que es para su beneficio. Es insólito. Hoy los rebeldes libios son entrenados por los EEUU y Europa en contra de Gaddafi, el régimen político de su país, que es Libia, país petrolero, también con un extraordinario recurso hídrico debajo de sus ardientes arenas desérticas. (¡Casualidad, eh!).

No atinan a ver el juego, el fiasco, la trampa, el infierno futuro de su eventual triunfo con apoyo extranjero (o no quieren verlo). No ven más allá de sus narices cortas, quizás ansiosas de poder, o seguramente sinceras ─¿por qué no?─ en sus reivindicaciones... Pero apoyados por extranjeros, sedientos del oro de sus tierras, cosa que lanza al pantano todo. ¡Vaya, ¿es que es difícil notarlo vía lógica?! ¿O lo notan y continúan con la farsa, en contra de su propio país y de ellos mismos en sus principios nacionalistas, diciendo a diario que luchan por la “democracia”, el “futuro” y los “derechos humanos”, como les dicen digan, cuando lo que logran a la final es dividir su patria en sendo trozos de tierras, petroleras y no-petroleras?

¡No jodan, carajo! Tienen que saberlo, verlo. Es inútil la finta. De que lo saben, lo saben. Porque el asunto se presenta a los ojos de modo descomunal, en eterno ciclo, histórico. Estos rebeldes actúan a conciencia, y tienen que saber que, de llegar al poder, serán marionetas después a las que se les cobrará el favor de habérseles permitido arribar. Que tendrán que pagar, con petróleo, con su país sumido en guerra, con tropas extranjeras en su seno, con transformar a su nación en un protectorado. Saben que de llegar al poder contarán con un breve tiempo para hacerse con una fortuna personal (como es el destino de todo gobierno postizo, mercenario, “prestado”), robar, medrar de la cosa pública, antes de que los imperiales cambien de opinión y los saquen de nuevo de su país, y continúe así el ciclo infinito de la manipulación de los pueblos.

La historia es Mubarack, Hussein, Noriega y tantos otros. No vale de mucho que por momentos los rebeldes se figuren que se dejan engañar para después desprenderse de sus actuales aliados extranjeros y darles el plantón, una vez en el poder. Que después serán “patriotas”. Es cosa imposible. Es una tremenda estupidez si se piensa que los otros ya han prevenido tan brillante idea, desde un principio y desde siempre. Es, finalmente, la infinita historia del manipulado que se consuela con sublevarse después y figurarse que tendrá patria, hasta que sus una vez amigos le armen otros rebeldes en contra. Demás está decir que, hasta donde se preste, este es un mensaje a la oposición política venezolana.

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Oscar J. Camero

Escritor e investigador. Estudió Literatura en la UCV. Activista de izquierda. Apasionado por la filosofía, fotografía, viajes, ciudad, salud, música llanera y la investigación documental.

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