La burla a los trabajadores de la Alcaldía de Maracaibo

      La declinación del alcalde interino Daniel Ponne a su aspiración como candidato a repetir en la Alcaldía de Maracaibo a favor de Evelín Trejo, pone de manifiesto, primero, la manera como este tipo de políticos se lavan las manos ante los compromisos que adquiere la municipalidad con sus comunidades y, segundo, no les incumben los trabajadores y menos los que en su caso despidió por pertenecer a la administración anterior y nunca les canceló sus prestaciones sociales.

      No quiero ser repetitivo en mis artículos, pero es que ante semejante situación de indolencia e injusticia no puedo dejar de insistir en un dirigente  como Ponne, del que estoy seguro que jamás hubiese coronado el poder municipal, si no es porque Manuel Rosales tras ser acusado de enriquecimiento ilícito huyo a Perú y, en tal sentido, como presidente de la Cámara Municipal le correspondió asumir.

      El burgomaestre interino estaba consciente de las deudas laborales y las condiciones en que se encontraba la Alcaldía, pero eran tantas las ganas de ser la primera autoridad municipal que nada le importó, sólo que luego de posesionarse vinieron las excusas: La administración anterior me dejó una nómina abultada, el Gobierno bolivariano no me baja lo recursos, en fin...

      Lo sensato hubiese sido que dijera: no puedo asumir porque esa Alcaldía está quebrada, pero no podemos pecar de ingenuo: así es la ambición en la política, el único objetivo es el poder y disfrutar en función de sus intereses particulares lo que este trae consigo. Las necesidades del pueblo son secundarias.

      Ahora Ponne declina a favor de Trejo y ustedes, amigos lectores ¿creen que cancelará las deudas laborales antes de irse? Que va. Eso le queda al nuevo alcalde, que igualmente está consciente de la situación de la Alcaldía de Maracaibo, sin embargo, en la candidatura prometerá villas y castillos, pero la experiencia indica que la historia volverá a repetirse: los trabajadores seguirán sus reclamos y no habrá dinero para cancelarles, porque siempre existirán otras prioridades.

      Los políticos subestiman al pueblo, lo engañan, se aprovechan de la buena fe de la  gente humilde y después que asumen se llena de argumentos en su contra.

      Luego se ausentan con el objetivo de borrar sus andanzas, pretendiendo que la gente las olvide. Eso les funcionó durante mucho tiempo, pero recuerden que Venezuela vive circunstancias en las que se tiene prohibido olvidar.

      No me cabe duda, de que las personas, principalmente las más necesitadas, recordarán toda la vida a los estafadores de esperanzas y sabrán lo qué deben hacer al frente de la maquinita de votación. 

 Periodista

albemor60@hotmail.com



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Alberto Morán*


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