Ocho años comiendo hierba

Gamelote es en Venezuela una burla a la verborrea de quien se empeña en argumentar con un montón de palabras, cada vez que se pone a cualquier cosa, especialmente en política. A quienes se expresan con mucho ruido y pocas nueces, los que aclarando oscurecen o repiten gastados conceptos para reforzar sus intentos de convencer, por habladores de pura paaaa…rafernalia sus interlocutores los evitan rechazándolos por charlatanes y diciéndoles “cooooooo…ye… tu si hablas paja…”.

Eso le está pasando a quienes después de la derrota que el pueblo les propinó en Abril 2002, no han podido asimilar la paliza y se escudan, se enconchan, se disfrazan, se ensotanan o se arropan con trajes civiles y gorras deportivas de militares retirados, para ensombrecer el proceso revolucionario, llegando al colmo de aplaudir cuando Venezuela es derrotada, o hacerse los locos frente a los triunfos de nuestros compatriotas, definitivamente mezquinos y antipatria con todo lo que sea bueno.

Tienen miedo de admitir lo positivo para darle alabanzas a la revolución, prefieren seguir comiendo hierba, es decir, saboreando el gamelote de sus repeticiones pesimistas, antes que admitir la importancia de Venezuela, pese al desprestigio sembrado internacionalmente por la influencia del capitalismo salvaje estadounidense, esclavos al estilo Uribe y García infortunadamente presidentes de dos pueblos bolivarianos, el marioneta del Barack Obama, el ex-jefe de estado español As…nar y sus ayudanmtes lacayos acá, empeñados en comprar y deformar mediante la prensa, mintiendo acerca de Venezuela y su proceso de cambios. Notorio es el caso de Obama, quien a estas alturas no habrá leído ni un capitulo de “LAS VENAS ABIERTAS DE AMERICA LATINA”, libro de Eduardo Galeano que le obsequió Hugo Chávez, porque Obama prefiere ocuparse de mandar más soldados a la muerte en Irán y Afganistán, darle puntapiés a sus promesas electorales de retirar soldados de zonas invadidas, o la vergüenza de las torturas en Guantánamo, para terninar aprobando que la política republicana o demócrata que (es la misma miasma… como decía el humorista venezolano Joselo), pueda privatizar campañas electorales, pagadas por compañías privadas que ponen los reales a condición de cobrar después y en proporciones multimillardarias, si sus protegidos llegan al poder desde el Presidente para abajo, siempre con la coba del libre mercado y la inversión social.

En Venezuela a los derrotados de Abril 2002, los “preñados de buenas intenciones”, se les hace difícil entender el nuevo status político, que en el mundo representa la revolución venezolana, bolivariana y socialista del Siglo XXI.


luissanchezibarra@hotmail.com


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Luis Sánchez Ibarra


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