Henri Falcón: y los fouches de la revolución

“Es muy difícil someter a la obediencia a aquel que no busca mandar”

                                                                                  Jean Jacques Rousseau… 
 
 
Me consideró, “un patria o muerte” del proceso bolivariano bajo el liderazgo del Presidente Chávez, no desertaré, menos saltare la talanquera. Así me sigan dando coñazos, y ver como altos funcionarios siguen metiendo la pata y cometiendo errores  garrafales en sus gestiones de gobierno. Ya es momento de hacer un alto en el camino y entrar en una profunda reflexión de eso que se llama la “obediencia “. Estoy profundamente convencido, que transitamos  un camino hacia una transición, pero no se pueden hacer cambios que son por naturaleza exclusiva de una revolución con características de violenta, cuestión esta que no deseo y además  no conviene. Pero el pueblo venezolano  que está sufriendo desde hace 11 años las incapacidades de los burócratas que están al lado de Chávez se están cansando y merecen ser satisfechos en sus exigencias ya…. Obediencia sí, pero una “obediencia ciega”, no puede ser parte del socialismo que queremos llevar a cabo. La Opinión de Hugo  Chávez  de que el gobernador de Lara “saltó la talanquera” y desertó de las filas de “la revolución”, por no estar dispuesto a entrompar a la burguesía, con la que hizo acuerdos desde que era alcalde de Barquisimeto. Además la alta dirigencia del PSUV se ha encargado de repetir esta opinión,  y la adjetivación de “traidor” hasta la saturación. Nada nuevo, es el mismo trato al que desacate una orden, y en general toda figura pública del chavismo que se atreva a criticar las cagadas de altos funcionarios del gobierno, o a criticar el liderazgo del presidente Chávez cuando comete errores como humano que es.                                                               

Henri Falcón, no es el único gobernador, junto a los numerosos alcaldes del PSUV, que tienen relaciones y negocios con amplios sectores de la oligarquía nacional, de todas maneras estamos frente a un gobierno bolivariano que promueve una “alianza estratégica con la oligarquía  criolla”, según la declaración de Chávez en junio de 2008. A veces nos espeluscamos cuando  escuchamos al presidente Chávez  pronunciar que la revolución no pactará jamás con la oligarquía, en sus Ataques contra  Henry Falcón, cuando días atrás el Presidente decía que la transnacional petrolera  Chevron era un “aliada” del gobierno bolivariano, y que esperaba que la transnacional mediara ante el Presidente Obama, para entablar relaciones cordiales con el gobierno norteamericano. Esta contradicción del presidente Chávez empleando un verbo clasista para enfocar el debate acerca de lo que realmente significa el abandono de Henri Falcón a las filas del PSUV, en verdad a veces no la entendemos. El gobierno bolivariano demuestra  una extrema debilidad política a la hora de enfrentar en forma estratégica esta situación. Un gobierno que no  pueda debatir en forma  abierta esta “burusa” política con un gobernador como Henry Falcón esta entonces esclerosado, y por eso procede a enterrar la posibilidad del debate con una arremetida mediática de descalificaciones sin ningún sentido en la alta política.                           

Henri Falcón era un revolucionario a “según”, cuando militaba en el MVR. Muchos apoyaron a Falcón para su elección como alcalde, y luego como gobernador del Estado Lara, si sabían que, como muchos gobernadores y alcaldes del PSUV son unos fouches, si Falcón no tenía méritos revolucionarios, y que su gestión estaba signada a lograr acuerdos con el empresariado larense, y a llevar a cabo unas políticas sociales minusválidas, ejecutar algunas obras, en fin, administrar una parcela de poder dentro del Estado burgués.                                                                                                       

En lo que sí destacó Falcón, al parecer,  fue que su gestiones fueron más eficientes que la de muchos próceres de gobiernos municipales y regionales bolivarianos que hoy en forma cínica e hipócrita lo tildan de traidor cuando hacen lo mismo o peor, y se ganó una popularidad de la que carecen la mayoría de los alcaldes y gobernadores del PSUV que le jalan bolas al presidente Chávez.                                                                                                                                                                      

 

No creo que sea por diferencias ideológicas de fondo que Henry Falcón abandonó el PSUV, que es un partido que acepta como militantes a burgueses de uña en el rabo, y permite que se forme una “Fedecamaras Socialista”; una organización política que acepta de  todo: adecos, copeyanos, comunistas, estalinistas, etc.

En su carta abierta a Chávez, Falcón le planteó que la relación entre el Presidente y los gobernadores electos no puede ser en la que sólo se dicte y se reciban órdenes, sin que exista ningún tipo de cruces de ideas y criterios. La misma crítica fue extensiva al PSUV, partido en el cual está ausente el debate y cualquier señal de democracia interna. Más allá de las diferencias que nos separan del gobernador de Lara, tenemos que reconocer que lo dicho es inobjetable, y que además es un reflejo de las muchas inquietudes de la militancia en estos momentos.                                                                 

La única talanquera que salto Henri Falcón fue la de la “obediencia ciega” no abandono la revolución porque nunca militó en ella, y no estaba dispuesto a andar a la sombra de Chávez máximo líder del proceso bolivariano; y esto es  imperdonable para cierta dirigencia del PSUV. En la revolución a veces se tolera todo, a burgueses, como Falcón, a corruptos como Acosta Carles, Manuitt; mientras que se guarde la “ciega obediencia”. Lo único que convierte en "traidores" a estos funcionarios, es que se aparten de la ciega obediencia. Esto demuestra una debilidad ética del gobierno.                                                                                                                                                                   

La lealtad absoluta en una revolución debe ser hacia las luchas del pueblo por salarios justos, por salud, educación y vivienda, pues la verdadera talanquera no es la que inventaron los fouches que quedan todavía ocultos dentro de la revolución agazapados, sino la que divide a la sociedad entre explotadores y explotados. La derecha endógena, más allá de sus diferencias tácticas con Henri Falcón, todos se han colocado del lado de los explotadores, unos a nombre de las “alianzas estratégicas” y la concertación de clases, en fin. Unos ya fracasaron y otros están por fracasar. Ahora le toca al pueblo realizar una revolución verdadera.

Percasita11@yahoo.es 

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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

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