¿Vuelven las guarimbas?

Bajo ninguna circunstancia se debe permitir la destrucción de esta y cualquier otra ciudad y menos emprender medidas que en la búsqueda de la solución a los problemas, se le ocasionen perjuicios a terceras personas como es el caso de las protestas que se dan actualmente en las principales avenidas o sectores de Maracaibo y del Zulia.

Muchos pasamos por la indignación de tener que soportar una tranca, saltar una acera, pedir el servicio de una grúa para remolcar el carro con el motor recalentado o exponernos a tragar humo en esos embotellamientos que causan las manifestaciones con quema de cauchos.

Sin embargo, cuando uno analiza la situación desde otro punto de vista, a veces hasta justifica a esos vecinos que agobiados por la pobreza y cansados de recibir desplantes y portazos en la cara de los organismos encargados de solventar la situación, tomen desesperados las calles para protestar las necesidades que sabemos son múltiples en los barrios de nuestra región.

El problema, a mí juicio, se presenta cuando se observan manifestaciones en la que más que buscar la presencia de organismos para remediar la situación, lo que se pretende es crear crisis, fomentar caos y exacerbar los ánimos de la ciudadanía, de ese hombre o esa mujer que vienen del trabajo o van a clases, o que por alguna otra circunstancia se encuentra en la calle y es víctima de tales desórdenes. Ahora, cuando uno ve esta situación no puede dejar de preguntarse: ¿Será que la oposición vuelve con las guarimbas? Grave error, pero bueno, eso no extraña, porque los adversarios del proceso que lidera el presidente Hugo Chávez no hacen más que cometer desaciertos en su desespero por atacar la revolución.

Lo digo con conocimiento de causa. Recientemente choferes y vecinos tomaron las vías que conducen a Jesús Enrique Lossada, precisamente el día que en la Concepción, capital de ese municipio, se efectuaba una concentración roja rojita.

Todavía hasta aquí, damos el beneficio de la duda, se trata de mera casualidad, pero a los taxistas que se quejaban por mal estado de las calles, se les habilitó la maquinaria y se les pavimentó, sólo que no se conformaron. Continuaron su actitud hostil.

Ya de noche, abandonaron las entradas principales y continuaron hacia el centro de la Concepción, para intentar interrumpir la marea roja en una actitud que lejos de ser una acción vecinal, no fue más que un sabotaje propio de las guarimbas puestas en práctica por la oposición en los procesos comiciales cuando ya se ve perdida.

albemor60@hotmail.com


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Alberto Morán


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