No asistió a recibir su afortunado premio a Oslo -¿y eso? Cómo se le ocurre haber embarcado a medio mundo más una mujer y, no solo eso, sino también a los distinguidos premiadores, a quienes aseguró que estaría allá al pie del cañón "contra tirios y troyanos". Has malogrado -mujer líder- tu más apropiado momento de afamarte más de lo que pensabas y, en vuestra vida eso ocurre solo una vez, lo demás se va a sueños.
¿Acaso el presidente Trump tuvo algo qué ver con tu ida? No. ¿Acaso el presidente Maduro? Ah, ah.
¿Ninguno de los dos? O todo lo contrario.
¿Y entonces? ¿Qué te pasó? ¿Que bicho raro te picó para entumecer lealtades fanáticas?
Culipandeaste a última hora. Se te rompieron las ganas de afrontar una realidad por pedazos de más rencores que lo mismo te dan que existieran. Aún así botaste la bola y, mira que tu tiempo de famosa se acaba al irse al vacío la botella la del genio de tu suerte.
Juraste y juraste que no había motivo que te apartara del camino entre tantas barbaridades que has dicho por tu bienestar y dicha política, has mordido el anzuelo de tu presencia por el fantasma de tu indiferencia, lo que sería imposible de pensar, pero…
Aseguraste que ni el dictador Maduro ni su gobierno te impedirían asistir a allá.
Que decepción MCM. Tus fanáticos se quedaron allá esperándote por tu triunfal momento y, le aguaste la fiesta y, la champaña se quedó fría de remordimientos y, que viva la paz, sin ganas de brindar.
Tú, una mujer, soberbiamente elegante, perfumada de arrogancia nada juvenil, ni mucho menos genial. ¿Quizás mujer de otro mundo aferrada al desastre por venir?
¿Sería que El Mar Caribe se le atragantó en la garganta de MCM como una afrenta más de los tantos males por ella deseadas contra su país Venezuela? Ay Venezuela día tras día te rodean tus enemigos y, ella tan campante, vestida de luto hasta salir del régimen.
¿Acaso MCM recibió una contraoreden de último momento? No te vistas que tu no vas y, quédate en tu escondite y, punto? Pudiera ser que M.R la orientara y así satisfacía a su jefe. Qué "más vale pájaro en mano que 100 volando", y no olvidar que donde manda capitán los demás obedecen y, así no hay saco enrollado.
Y qué quedó: un velatorio salpicado de argucias o de marramucias, pero algo quedó, frío, frío.
El mundo en ascuas pues, MCM, se pintó de rojo de ausencia en Oslo, donde era esperada con expectación abismal nada fascista y, le dijo no al acto del recibimiento del premio nobel de la paz -réquiem de una esperanza- post mortem. Esperad que corran las horas que ella es tan libre que hay la posibilidad que se transforme en un fiordo vivencial y salga de la nada. Se es no se es, una variación a lo Shakespeare como diminuta luz al regocijo de esa es la cuestión.
¡Adiós María Pancha! Ay, María Panchita.
¿Le quedó grande el premio nobel de la paz a MCM? Eso parece. Y tan grande fue que no pudo abrir un boquete para poder asistir y, lo más seguro es que culpará al gobierno del dictador Maduro, su amigo de su alma aviesa.
Queda en espera a la buena voluntad del comité del nobel noruego que, el premio en metálico se lo transfieran a los pobres por ser los líderes de aguantar callados cuando el hambre empuja necesidades que pasan de largo en todas partes mientras, MCM y Trump, se hacen más ricos todos los días.
La incertidumbre invade a un grupo de fanáticos.
Y para el mundo queda el cuento: Hubo una vez que… y, no asistió. ¡Que desilusión! Lágrimas de cocodrilo invaden al mundo.