Gorrín y Leocenis

Estos dos personajes públicos son la prueba más fehaciente de la pérdida de espacio del sector opositor, el liderazgo de la derecha se fue por un barranco, aprovechándose estos señores para intentar conducir el descontento de una parte del país, labor por cierto algo difícil en los actuales momentos ante los cambios puestos en práctica por Nicolás maduro. Ya a la oposición por más que le cambien el nombre a la estructura organizativa, la gente no les cree. Lo que ha traído como consecuencia que el electorado mire hacia otros nombres, aunque en este caso el remedio puede ser peor que la enfermedad. Esos políticos de capricho o currículo, tienen poco éxito. Hacer carrera política viene en la sangre, se nace con eso, de no ser así por más que se estudie para politólogo o trabajes de secretario de un dirigente, no te convertirás en líder, y peor aun si piensas que lo heredas o te ceden un liderazgo. Raúl Gorrín es un capitalista de raíces humildes, no se conformó con hacer dinero en una tienda, sino que se graduó y ejerció como abogado, no se detuvo, compró una compañía de seguros convirtiéndola en una de las más importantes de Venezuela. Cuando parecía que estaba realizado y con los bolsillos llenos de dólares, compra Globovisión. Un día le pareció que todo eso era poco para su inteligencia levantándose con la ilusión de llegar a Miraflores. Con una campaña subliminal se dibuja como un gran empresario que trata muy bien a sus empleados. Nada de contacto con el pueblo, como si tuviera miedo de volver al barrio que lo vio nacer. Leocenis García, debe preocuparse por mejorar su imagen, en principio memorizando un discurso, no puede ser que lo único que recuerde es "qué es lo que quiere el negro" para luego comenzar a leer un papel, pareciéndose a Capriles en los primeros días de candidato. Debe darle vida y originalidad a los videos, los participantes parecen extras disfrazados de ciudadanos y hasta él mismo parece un pueblerino vestido como ejecutivo. Debe sacarse de la cabeza que por ser propietario de un semanario ya es presidente de Venezuela, no tiene estructuras, no sé si en su mente manejara el fenómeno aluvional, en donde la gente saldrá desesperada a votar por él. Lo más importante para no perder los pocos seguidores es controlar su carácter, ya eso de ser el súper peleón para ganarse el respeto de los demás no funciona en democracia, peor aún lo descalifica. Que se olvide de ese método por el cual mediante cartas va a llegar a la presidencia, más que videos debe prepararse para aspirar tan alta posición sin olvidar sus raíces. Quizás fue Renny Ottolina, trabajador de muchos quilates en la televisión, quien haya estado más cerca de alcanzar la silla de Miraflores, porque realmente cuando una persona se ubica en el escenario de hombre de medios, al votante se le hace muy difícil verlo en el rol de político.



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Andrés Marquez

Diputado Regional por el Estado Anzoátegui

 andreschinomarquez@gmail.com

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