¿Epa Aveledo y la Jacobson qué?

¿Epa Aveledo y la Jacobson qué? En realidad, Aveledo, como jefe de la MUD, no encontraba como darle una patada con traspiés a la mesa del diálogo en busca de la paz entre los venezolanos y, mandarla para la porra y, la orden al fin llegó desde Washington: no más mesa, diálogo flojo, no, no perder más tiempo, no eso no, pararse de allí y, dejar a Nicolás hablando solo que, a él gustarle el dale que dale.

Y, de Aveledo no sabemos si suspiró o, se abanicó con rapidez el aire alrededor del momento con ambas manos, pero sí sabemos que se alegró por la risa de sumisión placentera que le invadió su rostro y, además, con una perspicacia de político avezado de bajo nivel con bastante aprontes de irregularidades de rencillas y, bajezas inoportunas en contra de Chávez y, ahora de Maduro, le satisfizo el apremio y con devoción cobarde arrugó sus labios. Y, después con un asomo de diferencias no aceptadas ni compartidas que sazonados de principios insípidos con resoplo de desconfianza bien guardado dentro de sí finalmente dijo, gracias señora Ja-cob-son por su oportuna y, digna intervención de sacarnos de ese embrollo de trepidez en que estábamos a causa de Unasur y del Vaticano en que nos metimos por su culpa.

Situación que además era bastante incómoda en la que, Nicolás, les pidió repetidamente la reunión y los metió en ella y, no sabían o, no querían actuar sino tenían nada que dar con responsabilidad que saliera del maremágnum que es la MUD. Lo cierto es y, Aveledo, lo reconoce es que la Jacobson políticamente hablando es una señora americana sumamente inteligente que olfateo con tacto sensorial que no habría un buen fin en la mesa del diálogo y seguir con ella, era seguir perdiendo el tiempo con decires y respuestas de dasahogo que razón tenía Antonio Ledezma de no aceptar sentarse en esa mesa que como politólogo no deja de recordar que: El amor y el interés se fueron al campo un día, y más pudo el interés que el amor que te tenía y, eso Antonio, bueno que, ellos son gobierno y la MUD oposición. Por lo tanto no hay matrimonio de acuerdo que dé paz.

Y, Aveledo, recuerda y, mira que lo recuerda con paciencia que estaban varados de sutilezas ligeras, de que sí de que no, que se puede, que si los presos, que si los políticos fuera del país que, no se veía un asomo de complacencia hacia ellos que dijera o se extrajera que lo que ellos pedían a vox pópuli sería concedido y, como tenía que ser de inmediato y, como Nicolás les aceptó todo lo solicitado para poder reunirse mas no había algo, algún indicio que confirmara la voluntad del Gobierno de darle lo pedido por ellos sin importarles por bien o, por mal y en contra de qué.

Además, Diosdado no deja de incomodarlos que cuando no es en la AN es en VTV los lunes al final de la noche y, a veces también Maduro le recuesta un tate quieto de sensatez con sus regañitos y pide más que una viejita en una plaza como sí en la MUD hicieran milagros y, la verdad es que no que eso le sale al actual cardenal venezolano que va vía de santo. Se acabó la mesa del diálogo o, mejor dicho la acabó la Jacobson y, la MUD quedó para recibir órdenes y, Aveledo no encuentra cómo agradecérselo que si a ver vamos era lo que él quería y, como buen querendón va a morir en paz, aunque lo entierren vivo y, como dice, el dicho, donde manda capitán no manda marinero -¿verdad Aveledo? Y, la fiesta en Miami ya comenzó, porque el final se acerca, lo qué no sabemos de quién y qué festejan tampoco, porque los que están allá seguirán siendo apátridas. Y, Aveledo está también feliz que no le cabe un hipo de inconformidad.



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Esteban Rojas


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