Lo peor que pudo pasarle a esa oposición rabiosa que no encuentra en que palo ahorcarse, es tener que lidiar con un experimentado oficial que si sabe donde le aprieta el zapato. Como Ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres ha sabido quebrarle el espinazo a quienes castrados de patriotismo promueven el golpe continuado siguiendo instrucciones del imperialismo norteamericano. También con fino olfato, coraje y profesionalismo supo darle en la madre a los facinerosos del abominable atentado contra la Embajada de España y el Consulado de Colombia en febrero del 2003. Y como no pierde tiempo y sabe dónde hay que reforzar la seguridad y defensa de la nación, este Mayor General del Ejército fue clave en el desmantelamiento del grupo de paramilitares que planeaban asesinar al Presidente Chávez. Como se recordara fue en la hacienda Daktari, Municipio Baruta, que los cuerpos de inteligencia del gobierno lograron capturar a más de 140 mercenarios colombianos, camuflajiados con uniformes militares y que planeaban acciones fascistas para derrocar al gobierno que el pueblo venezolano se dio en elecciones libres y trasparentes.
Y porque Rodríguez Torres no tiene de tonto un pelo, ni está cogido a lazos, él sabe perfectamente que con el dialogo no será posible hacer entrar en razón a los agentes de la macabra conspiración apátrida, cuyo objetivo ulterior no es otro que desnacionalizar nuestra industria petrolera, bocado apetecible de esas trasnacionales que siempre estuvieron mal acostumbradas a saquear nuestros recursos naturales, aprovechándose de la complicidad de gobiernos títeres que mancharon nuestra historia a lo largo del siglo pasado. ¿Acaso los fraudulentos actos como la nacionalización de la chatarra petrolera y la leonina entrega de la Faja del Orinoco aduciendo entonces que era bitumen, no son más que suficientes para entender que se oculta realmente detrás del complot terrorista?
Sin desmerecer el valioso rol de quienes acompañan a Nicolás Maduro en la conducción del Estado en medio de esta desagradable tempestad provocada por factores exógenos encompinchados con la vieja política, el nombre de Rodríguez Torres se crece por su elevada valentía y probada eficacia en la lucha contra el terrorismo. Ello explica porque ahora los caga tintas tarifados por la derecha, estén enfilando sus baterías con toda su furia contra un venezolano integral que piensa y actúa en defensa de las instituciones democracia. Qué lastima que otros del entorno palaciego no se atrevan a imitar los buenos ejemplos de Rodríguez Torres, quien a todas luces está contribuyendo con la estabilización de la revolución, hoy amenazada por aventureros, terroristas y colonizadores de nuevo cuño.
Ojalas que en el seno de la oposición sus actores peleen bien el ojo, y entiendan definitivamente que disparan fuera de foco; que el verdadero enemigo lo tienen frente a sus propias narices, adentro de la MUD. ¿Acaso son tan incautos que no se dan cuenta que Ramón Guillermo Aveledo, alias pisa pasito, ya no disimula que busca colarse por los palitos en la presidencial del 2019? Hasta cualquier gafo percibe que el flamante Secretario Ejecutivo de ese menestrón político, decidió hacer como los beduinos que se paran frente a la tienda viendo pasar los cadáveres. Ya Cayó Leopoldo, Capriles y María Corina Machado, ¿Quién será el próximo? Se fijan porque suele decirse que nadie sabe para quien trabaja. ¿Entendiste eso Antonio Ledezma?
Palabras menos palabras más, concluyamos que si los fascistas solo sembraron vientos con sus actos terroristas, entonces que recojan sus tempestades. Por ello, en lo sucesivo el dialogo debe hacerse con quienes tienen talante democrático, y no con esos desaforados terroristas, a quienes por su mala conducta le sale plan y pá el cuartel.
