Las pesadillas de la pelucona María Machado

Cada vez que veo a esta mujer arrojando llamas de odio por la boca cuando interviene en la AN queriendolo quemar todo con su flama incendiaria de burguesa barata, no hago otra cosa que sentir lastima por esta ociosa pelucona que no hace otra cosa que defecar su impotencia cuartelaria ante los ojos de todos los venezolanos.

Sus alocados sueños repletos de fantasíosas remembranzas del pasado de sus ancestros Guipuzcoanos le hacen ver a este gobierno como una pesadilla. Pesadilla que no le permite sentarse en el trono que le dejaron los españoles a la Familia Zuloaga perseca del seculorum. Nada más ver el rostro de esta pobre mujer me hace sentir compasión por ella. Una mujer como ella llena de veneno coralino debe ser digna de una misa oficiada por el Papa Francisco para que le diga en su cara a esta parásita del lujo, lo que dijo en la Plaza San Pedro la semana pasada: "Todos los cristianos corruptos debieran de se lanzados al mar con una soga y una piedra atada al cuello" para ver si se arrepiente de sus horribles pecados especulativos y permita aunque sea una vez en su vida que algun pobre de este mundo coma por ella.

Bueno, ahora soy yo el que está fantaseando ya que este crótalo con cuerpo de mujer donde pisa su ponzoña nada crece, todo muere. Porque ella y toda su familia han llenado de muerte las tierras venezolanas. Desde el siglo XVIII han saqueado todas nuestras riquezas tan solo para llenar sus arcas de un dinero manchado por la sangre sudada por nuestros trabajadores en las empresas de sus ancestros venales.

Sin embargo esta oprobiosa mujer tiene el descaro de decir que este gobierno es una pesadilla. Cuando la verdadera pesadilla para nosotros han sido ella su familia y todos los burgueses que han saqueado nuestra riquezas llenando de la más grosera miseria a nuestra patria y a nuestro pueblo.

Pesadilla es la trilogía del mal conformada por Ella, Borges y el inútil de Capriles. Trilogía que se ha entregado en cuerpo y alma a los malvados que quieren dominar al mundo. A los criminales de toda la vida. A los que ella les enseña sus impúdicas piernas para que les arrojen un poco más de sus los lavados dólares provenientes del narcotráfico.

Pesadilla, pesadilla eres tú pelucona sin escrúpulos. Pesadilla eres tú mujer sin principio pero con un solo final: el auto destierro dorado imperial, la cárcel o la soga que nombró el Papa. Ella sabe que ese es tu destino. Por so es que desahoga toda su frustración y su rabia contra todos nosotros. Su amargado rostro la delata. Las arrugas se le multiplican por el sudor bilioso que brota de su cuerpo. Esta Infame mujer (como le dijo Pedro Carreño) jamás podrá vivir en paz. Imposible que así sea. No puede vivir en paz alguien que tenga un corazón de concreto como el que tiene esta mujer.

Por eso la amargura la acompaña donde quiera que va y donde quiera que habla. El amor es su enemigo. El amor la abandonó y por eso no puede soñar nada bonito. No puede soñar algo que le permita despertar con alegría que le permita ser un nuevo y mejor ser humano aunque sea por un día. Por eso es que siento lástima por ella, porque la bondad se esfumó de su alma y porque no quiere entender que los Amos del Valle de su niñez son cosa del pasado.

Pobre mujer, ¿Será que alguién pueda tener piedad de ella?


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Nelson Jesús Lanz Fuentes


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