Me opongo a la oposición

Me opongo a una oposición que juega a la inmolación colectiva, cuando desesperadamente intenta otorgarle el poder a quienes lo tuvieron por décadas y nos legaron un país destruido, y en el golpe de Estado de abril de 2002 usurparon ese poder, demostrando todo su fervor antidemocrático…

Me opongo a una oposición egoísta que es capaz de odiar todo lo que lleve el sello inmortal de Hugo Chávez o la Revolución. Tendrían que odiarlo todo, destruir los teleféricos, el viaducto, los puentes, los cabletrenes, los trolebuses, los trenes, los Pdvales, los Mercales, los vehículos, los tractores, los bancos, Conviasa, las radios y periódicos comunitarios, los CDI´s, los CAT´s, las SRI´s, la UBV y sus aldeas universitarias, las misiones, las viviendas, las areperas socialistas, los gimnasios públicos, los parques, el Cardiológico Infantil, los otros hospitales, la FILVEN, las orquestas, los satélites Bolívar y Miranda, VTV, TVES, TELESUR, los simoncitos y miles de otras obras, cosa que no permitiríamos. Y se encontrarán siempre con lo más difícil: acabar con nuestra conciencia colectiva…

Me opongo a una oposición egoísta que odió y odiará por siempre a un hombre profundamente humanista, inteligente, justo, extraordinario, brillante e incansable, que cambió la historia por el bien de todos y no sólo por el bien de sus seguidores…

Me opongo a una oposición que juega siempre a la “ruleta rusa” de darle poder a los representantes de las élites antes dominantes, quienes se burlan más de sus propios seguidores que de nosotros…

Me opongo a una oposición que destila odio en las redes sociales, en la televisión, en las marchas, en las urbanizaciones…

Me opongo a una oposición que nos ha llamado por más de una década ignorantes, y desconoce que en ese tiempo es mucho lo que se aprende mientras ellos odian. Es mucho más coherente e inteligente un “pata en el suelo” con su lenguaje llano, que un académico víctima de los mass media con su lenguaje adornado…

Me opongo a una oposición que se sirve de las obras de la Revolución y luego habla y actúa contra ellas. La misma oposición envenenada capaz de dejar morir un hijo antes de ir al Cardiológico Infantil Latinoamericano o dejarse atender por un médico cubano, feliz de que la asalten en las clínicas privadas y de que sus medios de comunicación la engañen…

Me opongo a la oposición que nos maldice y ahora nos dice fascistas, cuando tiene años recurriendo al fascismo para tomar el poder, mintiendo, conspirando, atacando embajadas, destruyendo, guarimbeando…

Me opongo a una oposición que, en su falta de reflexión y corta visión, cree que todos los que se ponen camisas rojas son revolucionarios y que de llegar al poder no tendrían que enfrentar los mismos problemas que nosotros enfrentamos…

Me opongo a una oposición que asegura que la Revolución no ha hecho nada para controlar la inseguridad. ¿Será que el SEBIN, la ONA, las misiones, la reestructuración penitenciaria, la LOPNA, la ley RESORTE, la PNB, la UNES, la disminución del desempleo, la atención de los niños de la calle, la Misión Negra Hipólita, el aumento de la matrícula universitaria, el desarme y el sistema de orquestas son nada para ellos..?

Me opongo a una oposición que desprecia nuestras raíces, nuestra diversidad, nuestra cultura…
Me opongo a una oposición que no se da cuenta que mientras la mayoría de los países del mundo enfrenta crisis económicas, recesión, despidos masivos, desempleo, etc., en el nuestro la inversión social cada vez es mayor…

Me opongo a una oposición que siempre rió cuando Chávez advertía sobre el constante peligro de la voracidad imperial, y sigue riendo. Creen que las bombas que hicieron arder a Libia, Irak, Afganistán, Vietnam o Gaza, eran selectivas. Creen aún fervientemente en sus dirigentes, quienes los utilizaron vilmente como blancos de francotiradores en Puente Llaguno; dirigentes que se mimetizan, que le ponen a su comando de campaña el nombre de Bolívar, pero en el golpe de abril quitaron su retrato y cambiaron el nombre de la República Bolivariana de Venezuela, mientras perseguían y atacaban con ferocidad…

Me opongo a una oposición que es incapaz de entender o al menos preguntarse por qué tantos intelectuales a nivel nacional e internacional apoyan nuestra Revolución…

Me opongo a una oposición que en más de una década de construcción se ha manifestado como colectivo sólo en la destrucción. Paro petrolero, sabotaje eléctrico, desabastecimiento, calumnias, mentiras…

Me opongo a una oposición que lanza la piedra y esconde la mano. Encendió el desastre del golpe de Estado en abril de 2002, y luego se escondió en su casa y calló ante las injusticias…
Me opongo, a pesar de todo, a cerrar la puerta y no discutir ideas con el sector racional de la oposición, cuyas críticas, criterios y acciones aportan o podrían aportar mucho al mejoramiento de nuestro país, dentro de las normas del respeto mutuo…

Me opongo a una oposición cuyos líderes se dicen demócratas, pero no aceptan la derrota en el sistema electoral más transparente del mundo, aunque eso cueste vidas humanas…
Me opongo a una oposición que por ignorancia aún ve en los EEUU un modelo de democracia, y aplaude sus procederes. ¿Pensarían igual si fuesen libios, haitianos, iraquíes, vietnamitas o afganos?...

Me opongo a una oposición cuyos líderes y representantes ansían arrodillarnos a los gringos, y posan felices con el criminal Bush o establecen vínculos disfrazados con el FBI, la USAID, la NED, IRI, agencias israelíes…

Me opongo a la oposición que dice abiertamente estar en contra de la integración latinoamericana, dando muestras de su ignorancia geopolítica…

Me opongo a la oposición xenófoba y racista, que se opone abiertamente a la solidaridad entre países. Cree que un convenio de VENTA de petróleo a Cuba y asistencia recíproca con MILES de médicos, entrenadores, profesores, fisioterapeutas, etc., es mal negocio, desde su perspectiva de comerciantes. No dicen nada sobre las ventas de crudo a EEUU, que son mucho mayores, ni el saqueo que este país imperial condujo por décadas a través de la antigua PDVSA, el engaño de la Orimulsión, las regalías miserables que pagaban, INTESA…

Me opongo a una oposición que gana votos a punta de miedo, de mentiras, de manipulación, de sabotaje. Un día después de la derrota electoral para reformar la Constitución (2007) volvió la leche, la harina, el aceite, etc. a los estantes de los mercados. Recuerdo claramente la campaña sucia en radio, telefonía móvil, prensa escrita, televisión e internet. Ahora, en 2013, utiliza los mismos recursos ilegales: sabotaje, desestabilización, mentiras, calumnias. Sólo por ejemplificar, apenas militarizaron las subestaciones eléctricas, se acabó el relajo de los apagones en Aragua…

Me opongo a una oposición que cree que la harina realmente desaparece por culpa directa del gobierno, pero no se pregunta por qué la cerveza nunca falta en las licorerías, aunque se producen las dos en la misma planta…

Me opongo a una oposición que juega a conducirnos a una guerra civil interminable, para la cual debe ser que ellos están preparados. Una oposición que parece ignorar lo que ocurrió con Allende, y sus consecuencias, con Gaitán, y sus consecuencias, con Gadafi, y sus consecuencias, con tantos otros, y sus consecuencias…

Me opongo con inteligencia a los errores del gobierno que son los errores de todos y me apuro en seguir siendo parte de la solución y no del problema, entendiendo que los cambios trascendentales requieren tiempo y la participación de TODOS, y que, como venezolano, no debo fijar una posición política sólo considerando mi individualidad…

ME OPONGO A LOS QUE HACEN OPOSICIÓN OPONIÉNDOSE A TODO EN ABIERTA OPOSICIÓN A LA RAZÓN.



*Docente, UCV-Maracay, aerg58@gmail.com.



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