Soliloquio de un adeco en desgracia

“¿Dónde está mi glorioso partido y eso de adelante a luchar milicianos...? Y qué se hizo mi atractiva tarjeta blanca arriba del tarjetón donde sobresalían las dos grandes letras y en el centro una antorcha, que más bien parecía una barquilla, como decía a mi hijo cada vez que yo llevaba la tarjeta de votación para enseñar a votar a mis viejos.

Es triste, compañeros, que después de muchos años de ver nuestra tarjeta blanca en el tarjetón, ahora no aparezca, cuando en realidad nosotros aprendimos a votar con ella y escuchar las palabras de nuestro líderes y sobre aquella frase que dijo el padre de nuestra organización, Rómulo Betancourt: “Adeco es adeco hasta que se muere”. Y de paso qué diría quien fuera para nosotros el padre de la democracia, de todo esto que nos está pasando hoy, donde por primera vez, después de aquella tarjeta negra, no aparece nuestra tarjeta blanca. Seguro estamos que ya habría hecho uso de su verborrea y se hubiese quejado por tal situación.

Pero lo más lamentable de todo esto es que se pretende que uno vote por un candidato que Henry Ramos Rallup llamó lechuguino y petimetre, que tal vez por la misma razón dicho aspirante a la presidencia no nos quiere ver ni en pintura y por eso lo que quiere son nuestros votos, pero que tengamos el cuidado de no acercarnos a él, porque lo rayamos. ¡Qué descaro de ese muchacho! Ni que fuéramos tontos, cuando en realidad nuestra actuación en la política de antes era la que imponía el camino y el norte y hasta fijábamos la estrategia para ganar elecciones con nuestra maquinaria para cargar gente de todo tipo y hasta hacíamos que los muertos votaran.

Por eso, en vista de todo esto, es bien sabido que adeco no vota por otro candidato sino por un propio y ahora menos va a votar cuando no aparece nuestra tarjeta blanca. Aunque pensándolo bien y oídas las palabras de opositores inteligentes y conscientes en contra del paquetazo que va imponer el lechuguino, lo que soy yo voy a votar por el actual presidente pues tanto mi familia y yo nos beneficiamos de sus políticas sociales y uno por lo menos debo ser agradecido y de paso nos va a doler mucho si alguien llegara a quitarnos esas ayudas”.


emalaverg@gmail.com/ @Malavermillo



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Emigdio Malaver G.

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

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