El perro Pipo, que había estado hablando con su amigo y vecino, el perrito Yey, por la reja del portón, corrió hasta donde estaba el periodista Juancho Marcano, quien miraba la belleza de flores de las matas de cala, producto de las lluvias caídas en la Tacarigua de Margarita.
El peludo esperó un momento y luego abordó a su amigo: ¿Juancho, por qué ustedes se alegran en diciembre?
El periodista antes de contestar, observó a su perro y luego señaló: "Pipo es una tradición que viene desde tiempos remotos y se ha venido transmitiendo de generación en generación y se ha convertido en toda una fiesta que la gente de una u otra manera celebra y se alegra".
- ¿Pero qué se celebran?
- Bueno, amigo, se celebra la navidad, pues en este tiempo nace el niño Dios y se espera que dentro del montón de regalos que trae a los niños, también traiga felicidad, amor y prosperidad. Igualmente las personas le gusta celebrar la llegada de un nuevo año, porque se cree que es un nuevo período y se deben cumplir las metas que no se cumplieron el año pasado y se vuelve a empezar o a retomar el camino para alcanzar las metas que no llegaron a su fin. Pero en definitiva todos esperan que el año que viene sea mejor que el que el termina y que todo sea paz y amor.
El can escuchó y pensó, y después volvió a interrogar: ¿Y los perritos no les toca nada de esa celebración y, sobre todo, a los de la calle?
- Sería lo ideal que la gente organizara también una cena de navidad a los perritos de la calle y juraran quererlos mucho más y aquellos que tengan la posibilidad de adoptar una de esas inocentes criaturas, lo hicieran, pues ustedes, Pipo, son fieles y leales y por eso dijo el médico y zoólogo austríaco Konrad Lorenz: "No hay fe que nunca haya sido traicionada, excepto la de un perro realmente fiel", dijo el periodista.
Pipo oyó la respuesta de Juancho y quedó conforme y no siguió con su curiosidad y el periodista siguió recorriendo el jardín, extasiado por las bellezas moradas que mostraban unas flores de orquídeas.
