Binóculo N° 418

¿Tenía razón Malthus?

Al final, pareciera que las teorías de Thomas Malthus (1766-1834), el sabio clérigo anglicano y erudito inglés, se convierten en una predicción, cuando se observan los planteamientos de los líderes mundiales en cuanto al supuesto problema de la demografía, la alimentación y cómo afrontarla.

En su brillante obra "Ensayos sobre el principio de la población", quien uno de los primeros demógrafos del mundo, hizo estudios extraordinarios sobre el crecimiento de la población, que estaban estrechamente relacionados con el nacimiento de la Revolución Industrial. Sin embargo, este investigador, basó sus estudios en la observación de la sociedad europea, más la inglesa incluso, sin utilizar (porque fueron instrumentos descubiertos por Marx posteriormente) dos elementos claves para cualquier análisis y cualquier investigación: La dialéctica y el materialismo histórico. Y es un hecho que sin el uso de éstos, cualquier análisis estará errado. Siempre estará errado.

En una de sus consideraciones, Malthus explica: "Mas en el hombre los efectos de este obstáculo (límites naturales de espacio y alimento) son muy complicados; guiados por el mismo instinto, le detiene la voz de la razón que le inspira el temor de ver a sus hijos con necesidades que no podrá satisfacer. Si cede a este justo temor es muchas veces por virtud. Si por el contrario le arrastra su instinto, la población crece más que los medios de subsistencia".

Más adelante, asevera: "Cuando no lo impide ningún obstáculo, la población se va doblando cada veinticinco años, creciendo de período en período, en una progresión geométrica. Los medios de subsistencia, en las circunstancias más favorables, no se aumentan sino en una progresión aritmética".

Es decir, que, para el teórico inglés, la contradicción no era entre explotadores y explotados, sino el aumento de la población y las políticas generadas por los Estados para mantener a una población que no era productiva. Por ningún lado menciona la propiedad de la tierra, una de las mayores perversiones de la sociedad capitalista, el derecho como arma de los propietarios de los medios de producción para acabar "legalmente" con los derechos de los trabajadores, y, ahora, en el mundo moderno, la concentración de bienes en manos de empresas trasnacionales que lo poseen todo. Caso Monsanto, propietaria del 80% de los alimentos del mundo.

Y además, Malthus, entre sus terribles conclusiones, menciona tres:

1.- La población está limitada necesariamente por los medios de subsistencia.
2.- La población crece invariablemente siempre que crecen los medios de subsistencia, a menos que lo impidan obstáculos poderosos y manifiestos.
3.- La fuerza superior de crecimiento de la población no puede ser frenada sin producir miseria.

Cuando leí a Malthus, hace demasiados años, no solo me impresionó mucho, sino que me dije muchas veces y así lo dije en exposiciones durante mis estudios universitarios, que el hombre estaba realmente equivocado. Y lo atribuía, obviamente, a la ausencia de objetividad histórica y la no consideración de otros factores que influían en los hechos.

Pero, a propósito de la pandemia, y de lo que el capitalismo llama "Crisis económica mundial", pareciera que las teorías de Malthus, al final son las que se van a imponer. Sobretodo cuando vemos las afirmaciones de algunos líderes mundiales.

Por ejemplo, Henry Kissinger, ex asesor de la Casa Blanca en materia de genocidio, escribió: "Sí, mucha gente va a morir cuando se establezca el Nuevo Orden Mundial, pero será un mundo mejor para los que sobrevivan".

Ni hablar de Ted Turner, propietario de un imperio mediático, entre los que se cuenta CNN: "Necesitamos reducir la población a dos mil millones y tener una política de un niño por familia por 100 años".

Más aterrorizantes son las declaraciones de Bill Gates, el propietario de Microsoft y todo el imperio tecnológico, quien refirió: "Tenemos superpoblación. El mundo tiene 6.800 millones (esto fue declarado hace dos años). Eso se dirige a unos 9 mil millones. Ahora, si hacemos un gran trabajo con vacunas, atención médica y servicios de salud productiva, podríamos reducir en quizás, un 10 o 15%".

Y qué decir de David Rockefeller, poderoso multimillonario, dueño de emporios petroleros: "Estamos al borde de una transformación social. Todo lo que necesitamos es una crisis y las naciones captarán el Nuevo orden Mundial".

Quizás recuerden a Taro Aso, responsable del área económica japonesa en el 2013, quien pidió a los ancianos de su país que "se den prisa en morir" para que de esta manera el Estado no tenga que pagar su atención médica

O la terrible y todopoderosa Christine Legarde, representante de los organismos mundiales de la economía, cuando dijo: "Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo. ¡Y ya!"

En todo caso, no hay nada que esté cambiando la percepción de que todo conduce a la eliminación de un número importante de la población. Son declaraciones de los líderes mundiales cada vez más convencidos de que esa es la salida, porque de hecho es cada vez más distante un camino al socialismo, o que en algún país del orbe aparezca un proceso revolucionario. Creo que el último intento a nivel mundial, fue el lideró Hugo Chávez en Latinoamérica a finales del siglo pasado y comienzos de éste, el cual terminó en fracaso, entre las embestidas del imperio y las mezquindades de la izquierda regional.

Inevitablemente, la brecha entre ricos y pobres es cada vez mayor. La brecha entre países ricos y países pobres, produce pánico. La brecha de la diferencia tecnológica, es hoy, al menos 200% mayor que hace 20 años, y la dependencia tecnológica debe haberse elevado a más de un 70%. Definitivamente el mundo de la nanotecnología, los nuevos materiales y la telecomunicación, marcaron la diferencia y evidencian lo que será el Nuevo orden Mundial del que hablan estos personajes. Un mundo en el que pocas naciones serán los buitres, y muchas naciones seremos la carroña.

Caminito de hormigas…

El video del alcalde de Yaracuy, poniendo marcas en las puertas de las casas de personas con Covid, no solo evidencia su ignorancia política, sino su carencia absoluta de formación revolucionaria. Un marxista es incapaz de semejante barbarismo. Imaginen el festín de la canalla mediática. Qué diría Gramsci, quien vivió exactamente eso durante el fascismo italiano. O los judíos en la Alemania Nazi.



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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