Parte I

En defensa del proceso revolucionario en Venezuela

Apuntes para la elaboración de una estrategia revolucionaria, bolivariana y socialista en tiempos de traición.

“El Capital” es uno de los libros
que cambian la vida de los seres humanos
si tan sólo se lograría motivarlos a leerlo.

George Bernard Shaw

Esto es una síntesis del taller 'introducción a la economía política marxista y su significado para la praxis y teoría revolucionaria', dictado por Jutta Schmitt y Franz Lee en el marco de las actividades desarrolladas por la Universidad Socialista del Pueblo, Mérida, en colaboración con la dirección estadal de Moral y Luces bajo dirección de Gilberto Perdomo, Jefe de la Zona Educativa N°14. El curso se llevó a cabo en cuatro sesiones entre el 14 de Febrero y el 06 de Marzo de 2008. En esta síntesis se resume exclusivamente lo referente a la economía política marxista; el curso está además documentado en grabaciones de audio digitalizadas, disponibles en la sede de Moral y Luces, Mérida. En la preparación del curso y en la redacción posterior de este texto han servido de guía, tres escritos claves de Carlos Marx como lo son el primer tomo de El Capital, el primer tomo de Teorías sobre la plusvalía, y La Ideología Alemana; así como la Introducción al Marxismo, de Ernest Mandel.

¿Por qué los bolivarianos, revolucionarios y socialistas que estamos comprometidos con el proceso de transformación en Venezuela, América Latina y el mundo, debemos ocuparnos de la economía política marxista? Estamos convencidos de que hoy más que nunca habrá que volver la mirada sobre esta, ya que si de construir el socialismo se trata, hay que conocer qué es y cómo funciona el capitalismo para poder negarlo y superarlo en todos sus aspectos, sobre todo en lo que concierne a su base económica, esto es, la explotación del hombre por el hombre y de la naturaleza por la sociedad. No nos cansamos en reiterar que el odio hacia Marx, expresado por los miembros de las decadentes clases burguesas dominantes a escala mundial, no se debe tanto a que Marx sea 'el teórico del socialismo', sino y en primer lugar al hecho de que Marx fue el historiador y teórico economista por excelencia, del capitalismo. Con ello, nos ha dejado los instrumentos teóricos fundamentales para comprender el capitalismo no sólo correspondiente a la época en la que Marx lo analizara, esto es, como capitalismo industrial, liberal-competitivo, sino también el capitalismo monopolista, el imperialismo, el capitalismo tardío y la globalización.

No estamos negando la necesidad imperante de actualizar constantemente el pensamiento marxista en función de mantenerlo vivo como aquél lo que es en esencia: Un instrumento dialéctico, teórico-práxico no sólo para interpretar el mundo de maneras diferentes, sino para cambiarlo.

Premisas y conceptos básicos

Cosmovisión idealista vs. Cosmovisión materialista-histórica

Lo que pensamos y lo que hacemos en nuestras vidas lo pensamos y lo hacemos por lo general con base en unas premisas previas que nos han sido inculcadas por nuestro entorno social en forma de una determinada visión del mundo o cosmovisión, a menudos sin que tengamos conciencia de ello. Esta cosmovisión la asumimos como una especie de 'razonamiento natural' y muchos de nosotros nunca llegamos a cuestionarla o por lo menos, dudar de ella. Tanto es así que la vasta mayoría de los pueblos del mundo, incluyendo a nuestros compatriotas venezolanos, revolucionarios, bolivarianos y socialistas, manejan en el fondo de su razonamiento esta cosmovisión de corte idealista, en la que un 'gran dios', un 'gran hombre', una 'gran idea' o una 'gran raza' hacen la historia, más no el 'pequeño' hombre ni mucho menos la 'pequeña' mujer, ni tampoco el trabajador ni el productor del campo, quiere decir, la gente común y corriente. Esta concepción de la historia contribuye, sin duda, a fomentar el pasivismo, el fatalismo, la aceptación ciega del estatus quo y la resignación ante aquellos factores históricos que sí están determinando el destino de la humanidad y que requieren de una actuación consciente y decidida de los verdaderos protagonistas de la historia, si la especie humana quiere sobrevivir a este nuevo siglo XXI.

La economía política marxista parte, no de una premisa idealista de la historia en la que una 'fuerza superior' determina el destino de la humanidad, sino de un simple hecho histórico-concreto, comprobable a lo largo y ancho de la historia humana: El ser humano mismo hace la historia en cuanto que es él mismo quien produce su vida material. En esta producción y reproducción material-natural de la vida humana no existe interferencia de 'fuerza superior' alguna que no sea la de la misma materia cósmica que se contempla a sí misma por medio del ojo y cerebro humano, como dijo Federico Engels en su Dialéctica de la Naturaleza. Es así como la economía política marxista es una ciencia con base en la cosmovisión del materialismo dialéctico-histórico que explica la historia de la humanidad a partir de sus propias fuerzas materiales contradictorias que la mueven, y no con base en una fuerza 'sobrenatural' que predetermina su curso y enlace.

La economía política marxista, partiendo del hecho que los seres humanos mismos producen su vida material y con ello su historia, tiene como objeto de estudio las relaciones entre personas y entre clases sociales que son unas relaciones sociales atadas a cosas, unas relaciones sociales que aparecen como cosas. Por ser su objeto de investigación las relaciones entre personas y clases sociales, la economía política marxista es una ciencia social.

Trabajo

El que el ser humano produzca su vida material él mismo para satisfacer sus necesidades vitales como alimento, vestimenta y vivienda, es considerado 'el primer hecho histórico” por Carlos Marx. Para el ser humano la producción material de su vida es la condición sine qua non de su vida misma. La producción material de su vida no es otra cosa que la articulación o expresión de su vida como tal. Es, pues, su vida activa o actividad vital que tiene como finalidad la auto-conservación. La economía política marxista nos enseña que esta actividad vital con finalidad de auto-conservación, no es otra cosa que el trabajo.

Marx denomina el trabajo el 'metabolismo' del ser humano con la naturaleza y lo señala como la condición primordial, eterna y natural del ser humano. Entendido de esta manera, el trabajo es el factor común de todas las formaciones sociales en la historia humana. En términos concretos, Marx considera el trabajo como un hecho fisiológico, como una función del organismo humano que se expresa en el movimiento de las fuerzas naturales del hombre. Resuelto en sus elementos más rudimentarios, el trabajo, en palabras de Marx, es "gasto productivo de cerebro, músculo, nervio, mano, etc." (1) Un simple proceso de trabajo, concebido en términos igualmente concretos, contiene los siguientes elementos: La intención y anticipación de hacer algo, la actividad como tal, el instrumento del trabajo y el objeto. Marx observa en el primer tomo de El Capital que:

Lo que distingue de antemano al peor de los maestros de construcción de la mejor de las abejas, es que haya construido la celdilla en su cabeza antes de construirla en cera. Al final del proceso de trabajo sale un resultado que ya ha sido presente desde un principio en la imaginación del productor, a manera de idea.

De esta manera, querer transformar un objeto natural para adecuarlo al uso con fines de satisfacer una necesidad humana, involucra al cerebro humano por medio de la anticipación e intención de hacer algo. La propia actividad de transformación del objeto involucra, además del cerebro, los nervios, músculos, manos, etc. en cuanto que se incide en el objeto de manera directa con la mano y/o de manera indirecta mediante un instrumento de trabajo. El resultado de esta actividad es el objeto transformado, apto para el uso humano; es el producto del trabajo, el trabajo objetivado en el producto, el trabajo enajenado. La apropiación o 'reapropiación' del trabajo enajenado, objetivado en el producto, consiste simplemente en el uso y disfrute del objeto transformado, esto es, en la satisfacción de una necesidad humana.

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José Antonio Velásquez Montaño


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