Hannah Arendt, filosofía al centro de la escena

Este año, y precisamente este mes, se cumple medio siglo del momento en que la muerte sorprendiera a la filósofa Hannah Arendt (1906-1975) en su apartamento de New York; contaba para entonces 69 años

El presente artículo pretende reivindicar y significar, más allá de las ocasionales efemérides, un reconocimiento en sentido histórico y filosófico de una pensadora original y genuina, como lo fue Hannah Arendt, cuyo aporte se expresa tanto en la acción como en la obra. En el presente artículo, cuya pretensión es mostrar algunas pinceladas de la perspectiva intelectual de la autora destacamos, principalmente, su visión del mundo que le toco vivir y la vigencia de su perspectiva política en la actual circunstancia de nuestro mundo contemporáneo.

Fue judía, alemana y estadounidense por nacionalización. En su derrotero vital fue: como intelectual formada en la filosofía; como ser en el mundo, militante por la causa judía y social. Como intelectual se definió partidaria de la "Teoría Crítica" cuestionando la filosofía, o mejor decir, los modos de hacer filosofía. Al final de su vida se reconcilia con ella, a pesar que nunca había dejado de ejercerla, en su obra inconclusa "La vida del espíritu" (1977 post mortem).

El mundo contemporáneo confirma las intuiciones que nos anuncia en su obra, en torno a la configuración de un mundo en mutación y sus implicaciones para el hombre. La realidad actual del mundo esta al borde de una tercera guerra mundial con empleo de armamento atómico. Arendt había planteado que el mundo moderno se iniciaba con el estallido de las primeras bombas atómicas.

Arendt, a pesar de su extensa obra y su intenso que-hacer político-filosófico, pensamos que no ha recibido el reconocimiento histórico suficiente que su obra y acción merecen. Su vida podemos, a fin de hacer comprensible su desarrollo y comprensión, a sabiendas que toda periodización es arbitraria, dividirla en tres períodos. Uno, la de la niñez, juventud y formación, que podemos cerrarlo en el año de 1933. Dos, la fase que vivió durante 18 años, como expatriada, paria, emigrante, de los cuales 8 años los paso en Europa y 10 años en EE.UU. Tercera, la etapa de ciudadana nacionalizada norteamericana, que durará 24 años que se inicia en 1951 hasta su muerte en 1975, período en el cual ocupa un importante espacio en la escritura de su obra.

La obra de Arendt es extensa, de la cual una importante parte ha sido publicadas en vida y otra post mortem. En la web pueden encontrase más de 15 obras publicadas, entre las cuales podemos señalar: Sobre la Revolución (1963 / Eichmann en Jerusalen 1963 / Hombres en tiempos de oscuridad (1968) / Sobre la violencia ( 1970) / La promesa de la política (2008 ) / Responsabilidad y Juicio 2003 / ¿Que es la política? ( 1997 ) / Libertad de ser libres (2018) / Escritos judíos (2009).

Las obras de Arendt tienen la impronta que fueron escritas al compás de los acontecimientos que emergieron durante el siglo XX, donde la autora estaba implicada, bien, directa o indirectamente. Sin embargo, podemos situar tres obras que consideramos son el eje o centro del desarrollo de su que-hacer filosófico-político y nos muestran la originalidad del pensamiento de la autora. Obras en torno al cual gravitan el resto de sus escritos

Estas obras son; Primero, Los Orígenes del totalitarismo (1950). Obra de carácter histórico sociológica donde da respuesta al fenómeno del poder y el totalitarismo que emerge en la primera mitad del siglo XX. La condición Humana (1958) que es fruto del buscar comprender la acción humana en los hechos que caracterizaron el fenómeno totalitario y sus consecuencias, y en ella el comportamiento contradictorio del hecho humano. La obra resulta ser una antropología filosófica. Tercero, La vida del espíritu (1977), obra incompleta y publicada post morten en 1977. En ella Arendt "retorna" a la filosofía en una especie de "confesión pública". Podemos considerarla una especie de cierre al proceso de su evolución filosófica, que concluye con una epistemología enmarcada en una Filosofía Política. Dicho de otra manera, donde la relación entre poder y orden social es construido desde la subjetividad humana, donde la las relaciones entre los individuos y el discurso configuran el espacio para el ejercicio de la política.

Es sorprendente los desarrollos científicos y tecnológicos alcanzados en apenas un poco mas de medio siglo (68 años). Arendt da cuenta de ello, de manera perspicaz, en el prologo de su obra La Condición Humana (1958). Habían transcurrido 13 años del final de la guerra y 15 de la formalización del la guerra fría, como configuración del nuevo mundo que había surgido. Para 1957 los rusos habían lanzado al espacio y puesto en órbita alrededor de la tierra el Sputnik1, evento con el cual se inicia la Era y Carrera Espacial. Frente a este hecho extraordinario alcanzado por el hombre, Arendt lo registra de la siguiente manera: "Este acontecimiento, que no le va a la zaga a ningún otro, ni siquiera a la descomposición del átomo, se hubiera recibido con absoluto júbilo de no haber sido por las incómodas circunstancias políticas y militares que concurrían en el". Dicho de otra manera, por la guerra fría entre las potencias enfrentadas con la competencia por el dominio y supremacía tecnológica de un bloque frente al otro.

La reflexión de Arendt deja de lado este ángulo del problema y se centra en las implicaciones del desarrollo científico-tecnológico para la condición humana. El primer aspecto que destaca y que constituye el eje de la reflexión es que el hombre había superado entonces el límite que la tierra imponía sobre su ser. Se había liberado de la "cárcel terrena", para decirlo en términos metafóricos. Este hecho ocurría por primera vez en la historia del hombre. Hasta ese momento nadie en la historia de la humanidad había concebido la tierra como cárcel del cuerpo humano. Lo que si encontramos en la historia es la formulación de los cristianos en torno a concebir la tierra como un valle de lagrimas. Platón concebía el cuerpo como cárcel del alma.

Arendt se pregunta, en tanto que las implicaciones de este hecho, si la Modernidad (Descartes) destituyo a Dios como padre de los hombres en el cielo, ¿Será que también, con un repudio más ominoso con la tierra que fue considerada como la madre de todas las criaturas?

Consideremos el hecho que esta reflexión la hace la autora enmarcada en plena confrontación de la guerra fría caracterizada por un estado de competencia, tanto política como científica-tecnológica e ideológica por el control del mundo. La autora reflexiona más allá de los logros científicos-tecnológicos; es decir, pone su mirada en el impacto que ello produce en la condición humana: Pone su mirada en el hombre que ha vivido anclado a la Tierra y comienza a desprenderse de ella. Nos dice la autora: El mismo deseo de escapar de la prisión de la Tierra se manifiesta en el intento de crear vida en el tubo de ensayo. Insiste la autora en la percepción del hecho humano, afirmando que es una manifestación del deseo de escapar de la condición humana.

Este desarrollo reclamaba una especie de control, de límite, dada las implicaciones para la vida y de cuya reflexión no se estaba dando al ritmo del desarrollo de los acontecimientos y sus impactos en la vida humana. La autora planteaba que "no había razón para dudar de nuestra capacidad para lograr el cambio"; al mismo tiempo que levantaba la alerta: "Tampoco existe existe para poner en duda nuestra actual capacidad de destruir toda la vida orgánica de la tierra. De esta reflexión hace ya 67 años, es decir, estamos hablando del comienzo de la Era Espacial si tomamos como referencia nuestra actualidad respecto a nuestra cotidianidad contemporánea, donde, por un lado se se habla de la basura espacial creada por el hombre y por el otro, que estamos viviendo en zozobra ante una potencial guerra con armas nucleares.

Arendt plateó, en términos de opciones, de alternativas a la cuestión de responsabilidad del destino humano, dada las implicaciones del desarrollo técnico-científico que impacta de manera radical la Condición Humana que: "tal cuestión no puede decidirse por medios científicos y, por lo tanto, no cabe dejarlo a la decisión de los científicos o políticos profesionales". Planteamiento que tiene que ver con su perspectiva política-filosófica.

Otro aspecto vinculado al mismo Universo del proceso de cambio, producto de la tecnología, y en torno al cual nos alertaba la autora, está el referido a la automatización. Anunciaba la autora, "en pocas décadas vaciaran las fábricas y la libertad a las fabricas de la más antigua y natural carga, la del trabajo y la servidumbre a la necesidad". De ello ni que hablar. Dado nuestra realidad del profundo impacto en el mundo del trabajo donde prácticamente desapareció el entramado político social del cual el movimiento obrero y sus organizaciones hacían parte. La informalidad y la inmediatez configura un mundo de trabajo "sin trabajadores" que es el que se pretende instituir. Cuestión, que por supuesto impele a la reflexión y a levantar nuevas banderas por parte de la gente que trabaja y sus organizaciones.

El lenguaje y los giros que toma en el mundo de la ciencia y la tecnología es una cuestión nuclear que determina radicalmente la trasformación del hecho humano. La cuestión que esta en juego no es otra que el lenguaje, la comunicación y el pensamiento humano. La verdad de las ciencia moderna, y por tanto la verdad científica desplegada en el mundo se expresa en lenguaje matemático, en formulas. Hoy es cotidiano escuchar hablar de algoritmos y demás expresiones de la jerga tecnológica, cuyo sentido y significación muchos no entienden. La distancia, la brecha entre discurso y pensamiento esta mediada por un vacío de comprensión. Ello implica que nosotros, seres "seres atados a la tierra" nos convertimos en impotentes esclavos, no sólo de las maquinas sino también de nuestro propio Know-how, de nuestra experiencia acumulada en el que-hacer frente a la vida. Vamos, pues, camino a constituirnos en criaturas irreflexivas a merced de aparatos técnicamente constituidos que remplazan nuestras mentes.

Las lineas precedentes, cuya lectura refieren al prólogo del libro La condición Humana (1958), señalan la pertinencia de esta visión de la realidad de la autora, de hace más de medio siglo, frene a la actual situación de nuestra contemporaneidad. Dicho de otra manera, muestra la vigencia de su perspectiva de reflexión y pensamiento en la difícil y compleja realidad actual del mundo.

Dado que la pretensión del presente artículo es dar una visión de la filósofa en el 50 aniversario de su partida, nos hemos circunscrito a mostrar la lectura que hiciera del mundo y la coyuntura que le toco vivir. Corresponde a otros artículos reflexionar en torno a las perspectiva de salida frente a la realidad que vivió enmarcada dentro de su Filosofía Política y que se despliega en su extraordinaria obra.

Sirvan, pues, esta líneas en homenaje a Hannah Arendt y su perspectiva filosófica, así como esperar que puedan contribuir a la difusión de su obra y su filosofar, además de servir como invitación a descubrir la actualidad de su pensamiento.



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Luis E. Villegas N.


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