Un familiar cercano a Trump, su sobrina Marilyn Trump, psicóloga clínica entrevistada en el reciente "Hay Festival of Literature & Arts", declaró que este individuo, al ser presidente de una superpotencia, es un peligro para la humanidad. Luego de muchos años conociéndolo y sufriéndolo, lo catalogó como un narcisista impulsivo y, sobre todo, peligrosamente funcional. Nos dice la sobrina que a él, desde pequeño, le enseñaron la forma única de tener éxito: golpear de primero y no procurar ser aceptado sino temido.
No tiene que sorprendernos estas revelaciones sobre su lado oscuro, él se ha encargado, con esfuerzos propios, de dejar a la vista cuentos oscuridades. Cada vez que tiene un micrófono cerca comienza a insultar y amenazar a quienes consideran sus enemigos y de paso, advertirles a los amigos que se anden derechito con la obediencia, si no, recibirán carajazos.
El gringo ha reivindicado, junto al judío Netanyahu -aunque cada uno por su lado- el tutelaje sobre los europeos. Son ahora los nuevos emperadores de Occidente, sus padrotes. Desde fuera de Europa, ya en absoluta y acelerada decadencia, el gobierno. Ese Estado, instalado en Bruselas, no elegido por nadie pero, además sodomizado, sólo busca mantener asegurado, a pesar del maltrato, sus amplios salarios. De ellos no vale la pena seguir hablando.
Pero, volviendo a estos dos matones mencionados, la cosa es más grave, se han convertido a las organizaciones multilaterales, construidas luego de la 2ª guerra mundial, en inútiles foros para la habladera de pendejadas bien remuneradas. Así vemos a esa gente, en medio de confusas relaciones personales, dándoles la espalda al horror que está ocurriendo en Palestina. Esto supera cualquier capacidad de asombro.
Lo que hoy sucede es muy diferente a aquella última guerra, donde se produjo, sin duda, muchos millones de víctimas por el enfrentamiento de decenas de ejércitos enfrentados en múltiples escenarios bélicos. Allí, oculta tras el humo de los bombardeos, la perversidad nazi encargó a sus verdugos, la desaparición silenciosa de cuanto judío encontrará en su sangriento andar. En la Palestina de hoy, a la vista de todos, unos callándolo otros aupándolo, se ha asesinado, de seguro más de cien mil palestinos, de cualquier sexo y edad con el propósito de convertir ese histórico territorio semita en la nueva patria de judíos nacidos, por más de cien generaciones, en diversos países de Europa.