Mientras la pandilla Trump (en realidad no es un gobierno, sino una turba de facinerosos que apenas les falta cargar una cabilla en la mano) se ocupa de tres problemas a la vez: Rubio con su odio a América Latina, Trump con su empeño en Groenlandia y terminar con el tema Ucrania y Musk con desintegrar al Estado para rearmarlo a su imagen y semejanza, parte del grupo Brics se ocupa de impedir el derrocamiento de Ibrahim Traore, gobernante de Burkina Faso, el presidente más joven del mundo, en una jugada que podría redefinir el equilibrio del mundo.
Veamos, los africanos llevan el miedo y la sumisión en la genética, porque por 500 años han sido víctimas de los imperios más aterradores y asesinos que vio la humanidad. No olvidemos que el rey de Bélgica, Leopoldo, les amputaba las manos y los pies a los hijos de los esclavos para castigar a los padres. Ese micropaís que cabe diez veces en el Congo, sometió a esa nación por 52 años, cometió las mayores atrocidades, incluyendo los zoológicos en Bélgica hace apenas 70 años, donde exhibían a los niños negros como animales.
Ese terror que fue igual en toda África y que cometieron todos los imperios por igual, llegó hasta los tuétanos de los africanos, es decir, hasta el ADN, que los llevó a la resignación y a la sumisión, hasta los años 60, cuando comenzaron los movimientos independentistas en todo ese gigantesco continente, liderados por Patricio Lumumba (Congo), quien sembró las primeras semillas de la libertad, y proyectó el desarrollo de los movimientos de liberación.
Siendo primer ministro fue asesinado por un comando de la CIA y el MI6. Pero la semilla germinó en una cantidad de líderes que fueron dando forma a una batalla por la liberación de África. Thomas Sankara gobernaba Burkina Faso, cuando fue asesinado a los 38 años de edad. 30 años después, uno de los seguidores de sus enseñanzas, Ibrahim Traore, está dando una batalla para mantenerse al frente de Burkina Faso. La campaña contra él con las acusaciones de dictador, corrupto y paremos de contar, es indetenible. De hecho, en el país de enfrente ya le pusieron a un general gringo y negro para amedrentarlo.
Hay elementos que indican que el pueblo africano está sacando de sus genes ese miedo al terror y comienza a asumir el deseo de conducir su propio destino. Es una batalla compleja, pero todo indica que el equilibrio geopolítico viene por esa vía. Esperemos.
Rafael Rodríguez Olmos
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