La reflexión política, el pensamiento, siempre ha estado por encima de lo jurídico y la económico

1. Aunque se me imponen y me obligan a obedecer, mi odio a las leyes, a las constituciones y mandamientos que siempre han hecho a su antojo los que dominan, siempre he hecho públicos que no los necesito porque me ha bastado con mis lecturas para saber dónde me muevo. Sin embargo, esas cosas jurídicas son las que se imponen en todo el país sin la mínima reflexión si hacen mal o bien a los seres humanos. Esas pinches leyes que rigen desde hace muchas décadas son las que dominan en la llamada justicia actual. No hay político que para justificar cualquier fechoría que debe explicar con detalle, como si fuera mandato divino- que no acuda a la frase –que "todo está de acuerdo a la Constitución" y, como se dice: "ésta se estira y afloja según conveniencia", cualquier interpretación es buena.

2. En el llamado "respeto a la Constitución" se entretienen los políticos en vez de reflexionar con la mayor profundidad y convencer acerca de lo que conviene o no a la mayoría de la población en cada memento. ¿Por qué, por ejemplo, no demostrar que los miles de millones del presupuesto público, que gasta el INE y los partidos políticos, debe recortarse a la mitad, por lo menos obligando a ese instituto a cesar a todos sus consejeros e inmediatamente sortear –entre la gente más honesta, capaz, sin militancia en partido alguno y creando una estricta vigilancia que los obligue a trabajar en serio- para sustituirlos en menos de 15 días? El INE, antes IFE, demostró en su historia que siempre estuvo al servicio de los dos o tres partidos que en su momento demostraron tener más votos. Discutían los asuntos en cada caso, favoreciendo las líneas de sus partidos.

3. Los partidos electorales en México jamás tienen contacto con sus decenas de miles de afiliados; Incluso jamás se contabiliza los datos reales de afiliados. En los hechos son inexistentes porque nunca pagan cuotas, jamás reciben educación política y si alguna vez se informan es por la TV. Ellos en lugar de pagar cuotas por militancia, aprovechan las campañas políticas, las visitas domiciliarias, los actos públicos, para recibir regalos con lo que se compran los votos. Los partidos sólo son 50 o 100 sujetos que cambian candidaturas y cargos en cada elección. Incluso no se informa en ellos de los subsidios gubernamentales que reciben, tampoco de las ayudas de los empresarios. El gobierno debería retirarles la mitad de los miles de millones que reciben; pero obviamente el gobierno no se decide porque los partidos son parte del "juego democrático".

4. Otro asunto que se exige en la población es la eliminación de los legisladores (diputados y senadores) plurinominales que agigantan los gastos del llamado parlamento. Se piensa que en lugar de 500 diputados sólo deben haber 300 y en lugar de cuatro senadores por estado sólo debe haber dos. Metan en la discusión las formas, la técnica organizativa, pero en la legislatura el problema no es llenar de legisladores, sino colocar a la gente honesta, inteligente, que sepa pensar y expresar sus ideas. Cada sexenio o trienio, por lo menos la mitad de los llamados parlamentarios sólo sirven para votar por el partido que le ordena; jamás abren la boca porque sus partidos nunca han organizado lo que nosotros llamamos "escuelas de cuadros"; muchos prefieren organizar bailes, fiestas, borracheras, para garantizar amistad, apoyo y votos.

5. El presidente López Obrador no se ha cansado de decir que combate la corrupción, pero parece que ésta ha crecido. La corrupción se acabará con acciones nunca con palabras. Estos días han crecido las protestas y reclamos porque han pasado ocho años sin resolver el problema de los 43 estudiantes de Ayotzinapa; gran parte de México culpa al ejército señalando que en los cuatro años de presidente anterior (Peña) y en los cuatro de AMLO se ha prohibido investigar al ejército. La realidad es que no son los soldados sino sus jefes los que ordenaron la acción. Esto también es corrupción, es encubrir una realidad que salta a la vista. Parece que todos los discursos, las mañaneras, desaparecen, se convierten en demagogia cuando se hace lo contrario de lo que se dice. Creemos que la llamada oposición es basura asquerosa, ¿en eso acabará López Obrador? (2/XI/22)



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Pedro Echeverría


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