¡Benditas crisis!… ¡Malditas soluciones!

Si las crisis –especialmente económicas- son enfermedades que van en la entraña del capitalismo sin las cuales no puede vivir y no pueden ser sanadas, de manera definitiva, dejando intacta esa misma entraña, lo lógico es bendecirlas para que el mundo se vea en la necesidad de que el gran cirujano (el proletariado sin fronteras) que las puede extirpar para siempre y que sobre el cadáver del cuerpo muerto nazca y viva un organismo nuevo, simplemente, se decida hacerlo en el gran quirófano de la lucha de clases: la política.

La crisis, tan pronto revientan o hacen explosión, despiertan la pugnacidad por determinar quién o quiénes son los culpables de las mismas. Más de uno se echan plomo acusándose –unos a los otros- de ser los verdaderos culpables de la crisis en un determinado momento en que se produce olvidándose –no pocas veces los unos y los otros-, muchas veces, que un régimen de producción y reproducción, sustentado en la explotación de una clase por otra, llega a unn tiempo en que se alimenta, precisamente, de crisis, porque es lo único que le hace buscar paleativos o parches para que o se le vean tam profundas sus heridas.

Las crisis –sean del orden que sea- cuentan con el recurso de lo paleativo. Le cosen una herida para frenar el sangramiento pero se le abren otra, a veces, de mayor alcance y peligro de concluir en gangrena por la infección, debido a que el propio capitalismo no cuenta con el antibiótico que la sane de raíz. Si algún ejemplo nos ilustra sobre disputas de culpabilidad de una crisis y de la imposibilidad de curarle las causas es la que vive Grecia –como nación- y el pueblo griego como el primer y único sufrido.

La hipocresía, la burla y el oportunismo –convertidos en ansia de obtener jugosos intereses- suelen mezclarse en los buscadores de solucionar crisis económicas haciendo que sean los pueblos los que paguen los platos rotos en las orgías de los grande amos del capital. Hacen reuiones cuantas veces sea necesario para tratar de demostrar que son los más interesados en encontrar una solución a lacrisispara que el statuo quo siga intacto y no se cuelen esas ideasmalignas que alborotan espíritus y hacen que las bocas de pueblos griten: revolución. Lamentablemente, los pueblos –separados por fronteras nacionales- continúan viéndose como distintos, con intereses económico-sociales diferentes sin que todavía sepercaten que el sueño de redención social es idéntico para uno como para los otros. El nacionalismo es la peor de todas las enfermedades del espíritu que existe en el mundo actual, porque ciega, sectariza, dogmatiza y crea resignación ante un régimen de producción que cada día incrementa la miseria y el dolor para los muchos mientras más concentra la riqueza y el privilegio en poder de unos pocos. El pueblo alemán, por ejemplo, está hastiado que el Estado alemán siga financiando aaciones con muchas deudas y o pocos están solicitando que el euro semonte su morral al hombre y se vaya para el carajo, a joder en otro lugar y vuelva el marco a dar la cara por las necesidades del pueblo alemán.

Lo que sucede es que la crisis financiera griega y extendida a otras naciones de Europa pone en riesgo la unión europea y al mismísimo euro. La preocupación no es para menos y, especialmente, en los estamentos demayor concentración del poder económico. Así lo exige el mercado. Grecia no es más que una cenicienta y su importancia tenida y venida desde la Antigüedad ya no surte efectos consoladores. Cuando hay hambre y no se encuentra en el mercado mercancías para alimentarse ni dinero para adquirirlas, la filosofía no es medicina para nigún estómago vacío. Actualmente, en Grecia, la aporía es mucho más compleja y contradictoria que en la Antigüedad. Los muchos Zenón de Elea actuales pasan tantas y más necesidades que los de ayer. Si Demócrito, Epicuro y Lucrecio estuviesen vivos les resultaría imposible llegar al estado de ataraxia bajo la dominación de la perversa y atroz economía de la globalización capitalista. Mientras tanto, desde la parte norte de América, el imperialismo estadounidense enciende velas y reza para que la Unión Europea se venga pique y puede él tender sus tentáculos abarcandomuchomás delo que puede un puño,porque sabe que allí está el grandioso “socialismo” chino quele saca la pata del barro.

Todos los países, pobres y ricos, se endeudancon la desventaja de que losprimeros son terriblemente presionados para que paguen sus compromisos. Y lo peor es que los llamados planes de austeridad son decididos en las instituciones que hacen los préstamos y no en las casas de gobiernos de los países endeudados. En el caso de Grecia, por ejemplo, el Estado griego derrochó un dinero que no tenía. Pedía prestado y gastaba asus anchas. Ahora sabe a ciencia cierta que no tiene fórmula alguna de pagar. El monto de su deuda sobrepasa los trescientos cincuenta mil millones de dólares, muy por encima de su PIB (Producto Interno Bruto). Pero en Grecia, como en todaslas naciones delmundo, existe proletariado, existen comunistas, existen los que realmente creen que es imprescindiblederrotar al capitalismo para poderconstruir el socialismo, y eso preocupa a los magnates del capitalismo porque de las crisis económicas pueden producirse rebeliones que pongan, por lo menos, en jaque el status quo.

Hay que encontrar un paleativo a la crisis financiera griega. La Unión Europea se mueve en ese sentido. Los Estados de Alemania y Francia son los más interesados en que el Estado griego pague, precisamente, porque la mayor parte de la deuda griega es con instituciones de esas dos naciones. El Estado griego tiene que aceptar el paquete de medidas económicas que se le imponga desde las oficinas de los prestamistas. Los exquisitos pasapalos son para dueños de instituciones económicas y no para guardianes y porteros.

¿Qué exigen los prestamistas?

Las crisis económicas son benditas cuando se transforman en crisis política y ésta exige una definición ideológica radicalcomo cuando un proletariado y su vanguardia clasista asumen la coquista del poder político para iniciar un proceso de verdadera transformación económicosocial y no andar en esas güevonadas de perder todo el tiempo en interpretar el mundo. Si no es así, malditas son siempre las soluciones capitalistas a sus crisis.

Todos los paquetes de solucioes a crisis capitalistas, exigidos por las instituciones de capital financiero y Estados capitalistas, plantean casi en todas partes los mismos elementos o las mismas fórmulas “mágicas” y “divinas” para que la mayoría de la población pase hambre y sobre ésta la minoría goce un bolón y parte de la otra.

Bueno, aquí está la receta: se sabe que para curar las crisis económicas del capitalismo dejándole intactos tosos sus componentes y pilares no existe piedra filosofal alguna ni licor elixir capaz de mantener embriago al hambiento sin que todo el tiempo no pueda darse cuenta de las causas de su hambruna. Por eso el paquete tiene que ser elaborado por el prestamista y no por el que se endeuda. Aquí va la papaya: recorte de presupuesto sin importar que rubros se afecten; reducir las prestaciones sociales de los trabajadores confiando en que la mayoría mueran y no las cobren; elevar la edad para las jubilaciones ligando que las personas fallezcan antes de la fecha de cumplimiento del tiempo para otorgárselas; disminuir los salarios tratando que los trabajadores se convenzan que deben incrementar sus horas de trabajo sin remuneración como sacrificio heroico para salvar a la patria; aumentar el IVA aunque eso entre en terrible contradicción con el desmejoramiento de los salarios y de las condiciones de vida de las personas; privatización de los esenciales servicios públicos que son de obligatoriedad del Estado mantenerlos gratuitos como la educación y la salud; privatización de las fundamentales fuentes de materias primas… y otras medidas que lesionan, desde todo punto de vista, los intereses de un país. ¿Qué alguien diga cómo puede salir una nación de una crisis capitalista creando reales beneficios materiales y espirituales para toda su sociedas? Ni Mandrake el Mago sabe algo al respecto.

¿Alguna institución prestamista, aunque sea por demagogia, consulta al pueblo sobre los paquetes para superar crisis económicas y cuánto debe sacrificarse para que las oligarquías se enriquezcan de las mismas y la mayoría sienta incrementar su pobreza y sufrimiento?



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Freddy Yépez


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