La “Fiesta de la Democracia” de Miguel Henrique Otero

“Fiesta de la democracia porque aquí ni antes, ni ahora, ni mañana excluimos a nadie”, una de las frases del discurso de Miguelito en su perorata del pasado viernes ante un escenario conformado por la más variopinta militancia opositora. Nunca fue tan bien y acertado puesto un apelativo: ¡Bobolongo! Ese Teodoro, la verdad es que se la comió. Algunas veces pensé que Alberto Nolia era muy duro con el heredero del autor de Casas Muertas, pero hay que aceptar la realidad tal cual es, como dicen los españoles: “el tipo es tonto o se la mama”.

Cómo se entiende que este señor diga semejante tontería si nomás “antielito” clausuró las columnas de Earle Herrera, Luis Britto García, Roberto Hernández Montoya, Roberto Malaver, y algunos más, por el sólo hecho de mantener éstos una posición digna, decorosa e independiente. O sea que, según él, “no excluimos a nadie”, sólo a los que no acatan la línea “democrática” de mi periódico. Y menos esos jodedores irreverentes que siguen creando con una facilidad pasmosa, al contrario del soso del Zapata que su creatividad se ha venido reduciendo a unas calaveras o a unas patas de sapo que es lo único que su odio le permite idear, por cierto Bobo… perdón!, Miguelito dijo en su discurso del decadente caricaturista: “Un pilar de esta casa, el mejor ejemplo de nuestro anhelo por ser cada día mejores”, verga!, con pilares como ése se derrumba hasta una casa de bahareque.

Pero lo más curioso de esta “Fiesta de la Democracia” fue la reseña misma, además de las fotos de algunos convidados al sarao, veamos:

“Rossana Álvarez, una chica de 20 años de edad, acudió por primera vez. “Me dejaron pasar de lo más chévere, sin pedirme entrada. Yo vengo el próximo año”, comentó, mientras hacía cola en uno de los kioscos que ofrecían comida: pizza, tequeños, piezas de pollo, sushi, helados y hasta frutas.” O sea, la gente hizo su colita de lo más cool y no como “el mismo lumpen de siempre, convertidos en sempiternos pasajeros de autobuses, con un bollo de pan y una carterita de ron”…

Sigue informando la reseña: “Ni un solo representante del Gobierno hizo su aparición.” No entiendo, ¿la fiesta no es de la oposición? ¿a qué carajo tiene que ir el Gobierno a ese aniversario adeco o copeyano?, fíjense nomás quienes estaban en el acto: Manuel Rosales, Marisabel Rodríguez, Claudio Fermín, Liliana Hernández, Stalin González, David Uzcátegui, Alfredo Romero, Antonio Ledezma, Emilio Graterón, Ramón Muchacho, Enrique Capriles Radonsky, Andrés Velásquez, Carlos Ocariz, Julio Castillo y William Ojeda, entre otros. Na’menos, la crema y nata de los lacayos de los “Amos del Valle”, además como comité de recepción por si algún “chavista” desprevenido se le ocurriese ir, estaban unas damas muy educadas ellas dispuestas a saludarlo con un buen “pancartazo” en el cogote a menos que los “inocentes comisarios” hubiesen sido puestos en libertad antes de la celebración de este raspa canillas.

Usted como lector avezado, si al igual que yo, se le ocurre leer con un pañuelo en la nariz, habrá observado en la página dos del cuerpo “ciudadano” de El Nacional del día sábado dos de agosto que, las fotos del “perraje” (léase, trabajadores, empleados u obreros) están en blanco y negro, esto como parte del “reconocimiento por su sacrificio durante 5, 15, 20, 25, 30 y 35 años”, allí resalta en una foto con una sonrisa enigmática como la de la Mona Lisa el famoso Maquiavelo de El Nacional, Simón Alberto Consalvi.

En la página tres además de la reseña del exultante discurso de Miguelito, ya hay mejor color y además un contraste azul en cuyo marco se entregan premios a Gerentes Eficientes, Caricaturistas especializados en Chávez, lectores que envían cartas contra Chávez, Corresponsales con Master en Chávez, Reporteros que no pueden vivir sin Chávez, Fotógrafa que no puede fotografiar a Chávez y Coordinadores y Editores que no coordinan ni editan sin Chávez. Por cierto en algunas fotos de esa página aparece entregando premios un personaje llamado Luis Serra Carmona, este pajarito me suena, tendré que consultar con el Oráculo (léase Alberto Nolia) porque por más que exprimo la testa no me acuerdo en qué chanchullo de la cuarta participó este bichito.

Y nos vamos a las páginas cuatro, cinco, seis y siete, a FULL COLOR y a cargo del inefable Osmel Sousa, ¡aquí ni un pendejo por ningún lado! Abre Miguelito con la momia golpista de Miquilena, la desarrugadita Marianela Salazar con el banquero Aníbal Latuff (pendejá de apellido), Mary y Patrick Duddy (dueños de la fiesta y de los invitados), Beatriz de Majo (la descendiente de alemanes), Manuel Sucre saludando al Filósofo del Zulia y William Ojeda extasiado con éste, Graterolacho (sapo de mente y cuerpo) junto a rodillita de chivo Corina, Liliana Hernández al lado de Stalin González buscándole la caída a Graterón, Omaira Sayago con el inhabilitado Radonsky, Antonieta Mendoza de López la madre del chanchullero y el chanchullo, Antonio Ledezma y Rodolfo Smith con sus caras de perdedores, Carlos Ocariz y Julito Borges con sus caras de ganadores (a los dos anteriores) y finalmente el flamante Yongo con su cara de estúpido con Marisabel Rodríguez.

Lo último reseñado, es el vivo retrato de la decadencia de lo que queda del último vestigio de la cuarta república, siento un gran placer al darme cuenta que esa podredumbre por lógica de vida debe extinguirse y cuando eso suceda todos nosotros juntos al pueblo unido celebraremos una verdadera “Fiesta de la Democracia”.

msilva69@cantv.net



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Manolo Silva

Comunicador comunitario

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