Bueno, y la verdad es que la Sayona se ha quedado sola solita, y tan íngrima, que ahora la van a llamar La Solimaniática (nada que ver con Solimán). Otros han decidido llamarla llamar La Llorona, porque para eso ha quedado, para quejarse de su soledad, que no ve a nadie durante años (dice), que no sale de su profundo encuevamiento, que ha perdido hasta el sabor del cariño y del sueño. Llorona, cuyos estridentes gemidos traspasan océanos y tienen proyecciones épicas en todos los poderosos medios de Occidente. Llorona que por cada lágrima que suelta recibe premios y galardones de la emputecida Europa. Una Llorona que cada vez menos espanta (que se auto-espanta ella cada vez que se al espejo), quien dice vivir en la clandestinidad, aunque todo el mundo sabe desde donde gimotea, maldice y se arrebata contra medio mundo.
Esos sí, la gente desearía verla por un huequito, verla maldecir, verla chillar y soltar mares de lágrimas; verla quejarse con odio indecible contra el viejito malévolo y sinvergüenza de Edmundo González. Verla echando sapos y culebras contra Leopoldo López, Julio Borges y Antronio Ledezma. Contra el propio Trump y el Marco Rubio, que la han dejado sola. Verla por un huequito en ese deambular de alma en pena, cada vez menos creída, cada vez más abandonada por los suyos, ella quien enloqueció a su madre con sus lamentos e histerias, y ésta salió despavorida, cogiendo un avión para Colombia
Porque resulta, que para don Alonso Mojoneiro, hacer oposición en Venezuela debe ser promover guarimbas, llamar a golpes de estado, mentir como un bellaco. Hacer llamados a los gringos para que nos invadan, vivir armando patrañas e infundios (mojoneando) sobre violaciones a los derechos humanos en nuestro país para que luego nos condena la cursi CPI y después nos den el tiro en la nuca. Pedir que nos bloqueen y sancionen no con mil como ya existen, sino con quinientas mil. Eso sí es hacer oposición de veras, no esas cagadas de reclamos y protestas que montan Henrique Capriles, don José Bernabé Gutiérrez, Stalin González, Manuel Rosales, Antonio Ecarri, Timoteo Zambrano, el Burro Martínez. Por eso, don Alonso Mojoneiro (Moleiro), sostiene: "La nueva oposición en Venezuela viene decidida por el chavismo, y el Gobierno de Maduro privilegia sus relaciones con políticos dispuestos a reconocer su autoridad". Carajo, qué llorona más etílica.
El guion que sostiene don Alonso Mojoneiro (Moleiro) es el de siempre, el mismo sobre la eterna Sayona: "Las últimas elecciones a alcaldes en Venezuela, contaron con poca participación y con la ABSTENCIÓN MAYORITARIA DE LA OPOSICIÓN TRADICIONAL…". Pero si Mojoneiro ya no cree en el CNE, ¿para qué hablar de participación mayoritaria o minoritaria?, y si además vive sosteniendo que esto es una dictadura, ¿para qué mencionar que existe una oposición buena y otra mala? Dice Mojoneiro que estas elecciones le sirvieron AL PRESIDENTE NICOLÁS MADURO (¿PRESIDENTE?) para abrir paso "al nacimiento de una nueva oposición en Venezuela, una más a medida de sus intereses. Porque le arde a mojoneiro que Maduro haya dicho que "tiene la obligación de gobernar bien para contar con la mano extendida del Gobierno respetando la Constitución y las leyes. Es hora de pasar la página de tantos capítulos horribles".
Muy ardido se encuentra don Alonso Mojoneiro (Moleiro) por las palabras de Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional ("Y EL OPERADOR POLÍTICO POR EXCELENCIA DEL PALACIO DE MIRAFLORES"): "Ha nacido una nueva interlocución en este país, con una nueva oposición, que es la que tiene los votos, porque los otros son unos fantasmas. Este domingo ha muerto Primero Justicia, Voluntad Popular, la Plataforma Unitaria". Y es cierto, Mojoneiro, es decir, la Sayona ha quedado íngrima y sola en su infinita y demencial llorona.
