Reforma constitucional y los símbolos que comunican poder para la libertdad o la opresión (IV)

*Es hora que la República Bolivariana de Venezuela incorpore, en su Carta Magna, la declaración que el espacio venezolano es un territorio libre y contrario de epónimos, topónimos, estatuas, monumentos a conquistadores o colonialistas, fascista y de cualquier cognomento de persona que haya sido dictador en el ejercicio de un cargo público y no electo por votación libre, secreta y directa por el pueblo.*

*FUNDAMENTOS Y MOTIVOS*

El pueblo venezolano tiene una cultura de libertad y de libertadores. Ha consagrado sus luchas por los derechos de igualdad, justicia y solidaridad universal, por el fortalecimiento de su soberanía e independencia, por lograr la paz y el respeto a los derechos humanos, en la búsqueda de construir un país de iguales, sin discriminaciones, ni imposiciones racistas; en el logro y en correspondencia de esos grandes objetivos y principios constitucionales, necesariamente, debe separarse de todo culto estatuario o monumental que simbolice conquista, colonialismo, fascismo o dictadura.

La estatuaria venezolana, sus símbolos, epónimos, topónimos y cognomentos, son parte de nuestra herencia, acervo y patrimonio cultural y están sometidos a los principios constitucionales y legales que norman la vida de la República, son fuente de inspiración pedagógica que sirva para enseñar y educar en la debida protección y reforzamiento de los derechos humanos y de los valores de la paz, y no menoscaben, disminuyan el derecho de igualdad y libertad, las luchas y resistencia de nuestros ancestros, presente en cada indígena sobreviviente al holocausto sufrido en manos de los conquistadores europeos. Hoy día, los responsables del crimen humano y cultural son venerados mediante el culto de la exaltación con estatuas, monumentos, epónimos y topónimos, cuyo efecto es reforzar la autoridad y el dominio del poder político, religioso y militar, quedando legitimado, validado el accionar del invasor ante la historia y la cultura de un pueblo libre como el venezolano.

No se puede idolatrar, ni rendir reconocimiento, ni pleitesía o culto a individuos, cuyas acciones conquistadoras, colonialistas, fascistas o dictatoriales signifiquen o hayan significado la muerte de seres humanos, el exterminio de culturas y de pueblos, el genocidio, la tortura, el ultraje y los atentados a la libertad y a la democracia.

Las estatuas y los monumentos no puede ser obra de la imposición de la geopolítica internacional, ni de factores de intereses extranjeros, buen número de ellos, en Venezuela y otros países, ocurrió de esa manera, cuando España, a finales del siglo XIX y principio del siglo XX, requería consolidar su presencia en América, iniciándose en todo el continente una hispanofilia por doquier, mediante estatuas, plazas, monumentos, epónimos, topónimos, orónimos con nombres de conquistadores y colonizadores, de sus símbolos e íconos, como repuesta a la presencia y a la política de expansión de los EE.UU. y a su proclamada doctrina Monroe, hecho este continuado en el periodo de la "democracia" representativa, con el añadido de designar calles, avenidas, instituciones y parroquias con los cognomentos de presidentes y gobernantes de la dictadura sufrida por el pueblo venezolano.

España, para el logro de sus fines geopolítico, contó con la complicidad y el consentimiento de gobernantes locales, de dictaduras y de gobiernos que representaron el pensamiento conservador o positivista y su política cultural que justificaba la dominación y explotación de los pueblos, "comunicando e imponiendo su poder a través de los símbolos" como bien afirmaba el doctor y profesor Mario Sanoja.

"Los topónimos o nombres de los lugares, representan un valor cultural para dar a conocer y respetar el patrimonio, promover el diálogo intercultural y asegurar la sustentabilidad de los territorios". Así bien lo afirmó el doctor y escritor Luis Britto García.

No se puede aceptar que los cognomentos acribillen, en el presente, el sentimiento nacional de apego a nuestros valores, el amor a nuestras tierras, las luchas y resistencias ancestrales, validando y justificando el sistema imperial conquistador y colonizador, realzando, engrandeciendo y enalteciendo a los protagonistas responsables del holocausto de nuestra américa, cuya presencia sigue significando dominación colonial, autoritarismo, sometimiento, tortura, muerte, poder omnímodo, absoluto y todopoderoso.

Necesario someternos a nuestra herencia cultural de resistencia indígena, al pensamiento libertario de Simón Bolívar, Simón Rodríguez, Hugo Rafael Chávez Frías, y a los actuales principios y normas constitucionales y legales, a la exposición de motivos y al preámbulo de nuestra Carta Mayor, que nos declaran como pueblo fomentador de una educación para la paz y respetuoso de los derechos humanos, sin discriminación ni subordinación alguna, que consolide los valores de libertad e independencia, la paz, la justicia, la solidaridad y el bien común como derechos irrenunciables y como una manera de sancionar los delitos imprescriptibles de lesa humanidad y graves violaciones a los derechos humanos y a los crímenes cometidos durante la conquista, para que no queden impune y se impida la simbología de la discriminación racista que representan, es necesario abrogar, extinguir la estatuaria monumental colonialista y los cognomentos que realzan a sus protagonistas.

Es vital iniciar, en esta nueva etapa de refundación de la República, la construcción, restauración y reconstrucción, del patrimonio cultural tangible e intangible y la memoria histórica de la nación bajo el principio de igualdad de las culturas y el deber de honrar y defender la patria, sus símbolos y valores culturales, resguardando y protegiendo su soberanía y la nacionalidad ante cualquier evento y accionar, símbolos e iconos, difusión de ideas y manifestación cultural, que como la estatuaria y monumentos colonialistas, menoscaban ese deber vinculante y obligante para cada uno de los venezolanos.

Es hora, como lo prevé el numeral sexto de la línea de trabajo del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, de "avanzar en la independencia integral y en la descolonización de Venezuela, construir la independencia cultural que rompa con la ideología colonial", y de concretar el Plan de la Patria en cuanto a "afirmar la identidad, la soberanía cognitiva y la conciencia histórica cultural del pueblo venezolano".

La estatuaria monumental, los epónimos y topónimos constituyen una conexión profunda con un pueblo por la simbología que representan, no es lo mismo plaza Francisco de Miranda que plaza Cristóbal Colón, paseo de la resistencia indígena que paseo Colón; Cerro Meregoto que Cerro El Emplao; Bergantín Simón Bolívar o Leander que las tres Carabela: La Niña, La Pinta y La Santa María, Avenida Gran Cacique Guaicaipuro que Avenida Francisco Fajardo; Ciudad Rafael Urdaneta que Ciudad Ojeda. Uno representa la libertad, la soberanía, la lucha por los más altos valores y la cultura de un pueblo; el otro, representa la destrucción de un sistema de convivencia, de una cultura y la muerte de millones de seres humanos.

¡¡HONOR A QUIEN HONOR MERECE!!

Por todo ello proponemos que, en la REFORMA CONSTITUCIONAL, SE DECLARE A LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA COMO UN ESPACIO Y TERRITORIO LIBRE Y CONTRARIO DE SÍMBOLOS, EPÓNIMOS COLONIALISTAS, FASCISTA Y DICTATORIAL y se piense, con posterioridad, en sancionar una Ley que prohíba tales cognomentos e íconos de cualquier origen y época, pues no hay diferencia entre el actuar de Cristóbal Colón, Juan Rodríguez Suárez y su cofradía y las actuaciones de Juan Vicente Gómez, Hitler, Mussolini, Hirohito, Pinochet, Videla, entre otros.



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Eduardo Orta Hernández


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