Hoy 23 de enero el país conmemora, o mejor dicho celebra, la caída de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, quien por más de un quinquenio gobernó al país con mano férrea, dejando luto y dolor en mucho hogares venezolanos, hasta que un sector de la Fuerza Armada Nacional, con apoyo del pueblo, decidió tomar las calles para poner fin a esa dictadura, que en contraposición dejó una importante estabilidad económica y reconocidas obras a lo largo y ancho de toda la nación.
Este importante episodio histórico, que de inmediato le dió paso a la democracia en Venezuela, pero que el pueblo luego se sintió traicionado con el llamado "Pacto de Punto fijo", integrado por los partidos políticos AD, Copey y URD, nos retro trae a un personaje yaracuyano, nacido en Guama, con los calzones bien puesto, llamado Alfonso José Silva López, mejor conocido entre familiares y amigos, como "Joseito".
Antes debemos describir que "Joselito", además de ser un trabajador responsable y excelente padre, fue también una persona humilde y solidaria, pero sobre todo un amigo incondicional, que procuró a lo largo de los años de su vida disfrutar del tiempo con sus familiares y amigos, así fuese jugando bolas criollas, como era una de sus pasiones.
Por cierto, visitaba con frecuencia, acompañado de su hermano mayor, llamado Mechín, el patio de bolas conocido como "La Tambora", ubicado en la entrada de la Urb. San José, aquí en la ciudad de San Felipe, capital de Yaracuy.
"Joseito" además y debo decirlo, fue una persona comprometida con la lectura.
En su casa de habitación, se le veía siempre en el patio de una pequeña granja, a diario sentado en una cómoda "perezosa" leyendo la prensa, entre ellos los diarios preferidos, El Nacional y El Universal.
A pesar que "Joselito", quien de paso fue mi cuñado, solo logró graduarse de bachiller, por cuanto debió incursionar en el trabajo desde muy joven, fue un excelente intérprete de la política venezolana, formulando acertados planteamientos y críticas, en reuniones amistosas con familiares y amigos, asistidos, desde luego, de un buen sancocho y una parrilla que preparaba mi hermana Graciela (+), con las correspondientes espumantes bien frías.
Vale destacar primeramente que "Joseito", con su ímpetu de joven y aventurero, a mediados de 1955 viajó, en plan de trabajo, al estado Bolívar, con la idea de explotar una mina virgen de oro que recibió como regalo, pero al poco tiempo desistió de este propósito, por lo peligroso que representaba, y por ello regresa a Yaracuy.
Luego de cierto tiempo logra ingresar a trabajar al Poder Judicial, lo que le permite ir escalando posiciones, hasta llegar a ser director de varias cárceles del país, entre ellas de la Penitenciaría General de Venezuela, ubicada en el estado Guárico.
También pasa a dirigir la Cárcel de Barinas, la de San Fernando de Apure y por último la Cárcel de Monagas, en Maturin.
En este último recinto carcelario estuvo recluido el dictador Pérez Jiménez, quien había sido derrocado, precisamente un día como hoy, por el pueblo venezolano, en 1958.
Como se recordará, el general Pérez Jiménez una vez que fue derrocado partió hacia República Dominicana, en un avión militar que recibió el nombre de "La Vaca Sagrada". Incluso se asegura que dejó una maleta repleta de dólares, producto de su fuga apresurada.
Pérez Jiménez luego buscó asilo en Estados Unidos, pero fue poco después extraditado, bajo la presidencia de Jhon F. Kennedy, de regreso a Venezuela, para que enfrentará juicio, por peculado y malversación de fondos.
Fue así como el dictador fue condenado en 1963 a más de 4 años de cárcel.
En conversaciones previas que tuvo con su padre, Alfonso hijo, ingeniero agroindustrial y profesor universitario, refiere que una vez que el dictador fue detenido le tocó a "Joseito", en su condición de director de la Cárcel de Maturin, recibirlo para su debida reclusión y así hacer cumplir el dictamen del tribunal que le impuso la condena.
"Hablando con mi papá sobre el pasado me refirió que el calabozo que se escogió para Pérez Jiménez contaba con todas las comodidades, incluyendo una sala de baño con un jacuzzi, que por primera vez llegó a conocer.
Pérez Jiménez permaneció recluido en esta cárcel, bajo la responsabilidad de Silva López, hasta 1968, por cuanto después se le otorgó la salida del país, para ir a radicarse en España.
El dictador más nunca regresó a Venezuela, sin embargo en unas elecciones presidenciales posteriores hubo un partido político que lo postuló, pero nunca vino a cumplir con la campaña.
Pérez Jiménez falleció el 20 de septiembre de 200, en España, a la edad de 87 años.
En una oportunidad, desde su residencia, el dictador concedió una entrevista, mediante la cual recordó lo exitosa que fue su gestión, nombrando al mismo tiempo las obras que dejó su gobierno.
Silva López, con el transcurrir del tiempo, pasó luego a trabajar en el Instituto Nacional de Obras Sanitarias, es decir en el afamado INOS, que se encargaba, antes de llegar la Revolución Bolivariana, de la planificación y suministro de agua potable para todo el país.
También refiere Alfonso hijo que su papá permaneció durante 25 años laborando en el referido instituto, en la planta "La Mariposa", ubicada en la zona alta de Caracas.
Igualmente regentó, por varios años, las cantinas del Iuty y del Colegio "Los Angeles", en dónde recibió muestras de cariño y amistad de alumnos y profesores.
Hoy, al cumplirse 66 años de la caída de la dictadura de Pérez Jiménez, le hemos querido dedicar el presente escrito a "Joseito", quien falleció en la ciudad de San Felipe, el día 8 de enero de 2010, a la edad de 72 años, producto de un cáncer de colon.