Calarse lo malo para evitar algo peor

El relato que sigue a continuación fue vivido personalmente y responde a vivencias directas:

En un Estado de Venezuela – fácilmente puede ser cualquier estado de nuestro país – existe una casa grande y bonita con muchos salones y amplios espacios. Tal casa ha sido utilizada desde varios años como la biblioteca de la comunidad. Se caracterizaba por ser amplia, luminosa, limpia y ordenada pero con una marcada escasez de visitantes que hacía que los salones destinados para la lectura fueran tan silenciosos y solitarios que si se caía un lápiz hacía un eco tan grande que parecía que se hubiera caído una caja completa. Con todo, así se mantuvo funcionando buen tiempo y fueron muchos quienes pudieron aprovechar la tranquilidad de sus espacios para hacerse de varias horas de provechosa lectura de los muy variados títulos de libros que había disponible.

Pues bien, resulta que en unas de esas elecciones para la gobernación del Estado, que estaba en manos de la derecha, fue ganada por el chavismo y rápidamente se comenzaron a notar cambios en todas partes. Por supuesto, la casa de la biblioteca no podía ser la excepción: A las pocas semanas en uno de sus salones instalaron un Infocentro y un centro de copiado con impresiones económicas, se amplió el horario de funcionamiento de los espacios de la biblioteca para dar talleres, charlas, cine foros y actividades infantiles. De estar todo el tiempo los salones casi vacíos pasó a ser común y frecuente ver las salas llenas de estudiantes y, curiosamente, los niños cuando querían hacer algo divertido les decían a sus padres "Vamos a la biblioteca" porque sabían que allí estarían haciendo títeres, manualidades, pintadedos o cualquier actividad extraescolar en las que les gustaba participar. Una cartelera colgada en la entrada indicaba las actividades planificadas para la semana y, Consejos Comunales, Mesas Técnicas de Agua, Misiones o cualquier organización del Poder Popular tenía disponible en las noches una sala para reunirse si necesitaban algún espacio donde discutir algo.

En general, en esos meses hubo una especie de efervescencia en la comunidad que se integró en torno a las actividades que se realizaban en los espacios de la biblioteca y viceversa, nunca antes se sintió que la biblioteca formara tanta parte de la vida de la comunidad. Pero pasó el tiempo y con los meses y los años hubo nuevamente elecciones y esta vez ganó la derecha y por supuesto, los cambios no se hicieron esperar: Inmediatamente llegada nuevamente la derecha a la Gobernación del Estado, no se sabe con qué excusas se cerró el Infocentro y el centro de copiado, se redujo el horario de la biblioteca y con ello todas las actividades que se hacían en sus espacios y, obviamente, ni hablar de reuniones de cualquier tipo de organización comunitaria en sus instalaciones. Nuevamente los espacios de la biblioteca volvieron a ser los mismos desolados de siempre en los que reinaba el silencio y uno que otro usuario que se aventuraba a pasar allí algunas horas en los salones muy limpios y ordenados, pero vacíos.

Al reflexionar sobre esta experiencia surge el dilema entonces acerca de qué puede resultar mejor: Si calarse lo malo para evitar algo peor o si lo mejor es tratar de que las cosas mejoren cuando no se están haciendo bien. Cuando ganaron los rojos o los de la izquierda o lo que hayan sido, la comunidad pudo cobrar vida en torno a un espacio por largo tiempo sub utilizado o sub aprovechado. Pero como los rojos en ese momento no lo hicieron bien, se les aplicó el voto castigo aún a costa de correr el riesgo de que se perdieran muchos logros, como en efecto sucedió. ¿Entonces lo más sensato era dejar que se siguieran haciendo las cosas malas pero con tal de salvar los pocos o muchos espacios ganados y permitir que siguieran mandando los de la izquierda?

Absolutamente no. Creemos que las elecciones son una extraordinaria oportunidad de aplicar el voto castigo a todos aquellos funcionarios que haciéndose llamar revolucionarios chavistas no están haciendo bien su trabajo. No debe existir el miedo de que lo que venga será peor. Allí es donde tiene que estar la fortaleza del poder comunal para que si quienes vengan quieren cambiar las cosas se encuentren con la barrera de un pueblo organizado que no precisamente por temor tiene que seguir calándosela de quienes amparados en supuestas prácticas revolucionarias los chantajean con el cuento de que podría ser peor si ellos no están. Sean de derecha o sean de izquierda si no lo están haciendo bien hay que sacarlos con el voto castigo, es la forma de que el pueblo avance sin dejar de defender sus logros y sus espacios sin temor a sucumbir ante chantajes acomodaticios de quienes todavía creen que no existe la suficiente conciencia política en los venezolanos como para poderlos dejar seguir haciendo lo que les da la gana.

Mientras tanto, los espacios de la biblioteca siguen allí esperando a toda esa gente que una vez le dio vida y alegría.



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Marcos Henriquez

Licenciado en Historia. Investigador y docente universitario.

 henriquezm1970@gmail.com

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