Amaranta: ¿qué harías tú con 1.600.000 euros?

Imagínate por unos segundos no -cantiflericos- como lo puedan pensar otras personas, sino tal cual, tu abierta razón de desembuchar tus ideas sobre lo que sucede en nuestro encantador país, que siendo presidenta de Venezuela por horas, no por semanas, en estos tiempos que no son de las vacas gordas y, más bien, más de los siete días de sometimiento de calamidades a que nos hemos acostumbrando los que nos quedamos que, los que se fueron no hacen falta y, esto tampoco tiene que ver con tu situación comunicacional que, ni me va ni me viene en tu privada vida política, aunque vivas preocupada por nosotros los olvidados por las malas políticas de sus gobernantes, te aplaudo.

Te hago la pregunta por estar fuera del país y no tengo un vecino a quien preguntarle y, que conste que estoy de pasada y, moriré allá como mueren los bolsas detrás de las ideas socialistas más lejos que el carajo sin acumular recompensas, pero, vainas por llegar a viejo solo, pero con mi carné de la Patria como mi ama de casa que va al mercado y me da de comer de lo que me pasan cuando, me pasan, pero eso no es lo importante. Sino que me digas oportunamente si yo tengo razón o no, porque si tenemos tantos problemas que resolver que, lo inmediato es lo de la cesta alimentaria del venezolano que todos los días se la suben y, lo que consigue no le alcanza para nada y los ves además, vistiendo mal, los mismos trapos, problemas con las medicinas y la atención médica y sopotocientas vainas más, además bloqueados por los amos del mundo, que ni un helado te puedas comer, mal transporte y caro, todos los servicios por el suelo, hambre y más hambre y el pobre tragando sardinas y arroz, carne no, pollo no, o sea las proteínas escasas, descuido personal, dentadura, y dale, y dale que sobra que, los etcéteras no me alcanzan, caro, carito todo y, jódase el que pueda y el que no, también.

Me pasé de la raya amarilla y me fui por la tangente de los enredos que parecieran que no que, más bien fuéramos un país feliz con la autoestima a millón en alguna parte menos en Venezuela, odiada por unos por Maduro y, querida por otros por Chávez y, por otros que en verdad nos quieren y otros, lo más seguro, joder por las buenas o por las malas y, otros haciendo las veces de más pendejos de lo que son que ni sienten ni padecen, pero gobiernan unos y otros como jalabolas del imperio o, patio trasero que es la misma vaina, pero Dios los junta y ellos hacen lo mejor que pueden como los arrastrados que son como demócratas suma cum laude no a la intemperie.

Amaranta: lo que quiero es que me dieras tu exclusiva opinión sin violar las reglas ortográficas ni testamentos displicentes de la orfebrería del consentir y, no me has dicho era, ¿qué vamos a hacer a Tokio con un equipo de béisbol? Acaso, ¿a buscar fama para los venezolanos y con eso llenaríamos el emporio de tanta barriga estragada de padecer las ambiguas ambiciones de ser fuertes? O nos conformaremos con modelos deportivos para quién y, ahora resulta que Maduro: ofreció esa cantidad de euros que son unos once mil ochocientos dieciséis millones setecientos veinte mil bolívares, la verdad es que no es gran vaina, pero alborota intrigas y destapa entuertos y, lo humano es que unos peloteros se van de tour por algunas naciones y después a China a buscar la etapa clasificatoria para Tokio 2020. ¿Pero eso es posible en un país que se queja de todo y, que no tiene divisas? Y, lo otro más oportuno y humanitario que pondría a Maduro a la cabeza no de un dictador, sino de un presidente preocupado por el mundo y, porque los Estados Unidos vivan mejor sin refugiados y más que todo alejado de venezolanos sinvergüenzas, es que, le regale esos euros a Trump para que finalice hacer su muro y, a lo mejor el santo de los temerarios mete su mano y Trump le abre las puertas de la hermandad y, Maduro feliz y contento con Trump muerto de risa y, Elliott Abrams rezando por él sin darle con la cruz.

Disculpa Amaranta por abusar de tu confianza, pero mejor, déjalo así que, eso no tiene importancia y, pasamos por alto mi abuso y nuestra amistad intacta sin baches de roces, ni de lo uno ni de lo otro que, nos sale competir en los juegos que sean y a llorar al Valle que, mejor es callar que en boca cerrada ni un mosquito, pero, lo que si te agradezco y, mira que, estoy entrenando: corriendo y haciendo abdominales y, nadando en lo hondo que, me dejes amarrada la yegua que en cuanto llegue voy para Guanipa, aunque tenga que brincar mucho monte: esa yegua no se escape que la monte que no habido yegua que no dome con luna o, sin luna y, el mapire de vez cuando sácalo al sol que ya el mal pasó.



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Esteban Rojas


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