Critica-autocrítica y reorientación de la gestión de gobierno

El Comandante en Jefe de la Revolución Bolivariana, el camarada y Hno. Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, ha decidido convocar al pueblo patriótico a dar un debate trascendental para que, de manera crítica y autocrítica, el pueblo revolucionario se manifieste sobre los mecanismos para corregir y transformar la conducción del Gobierno Bolivariano. No se trata de criticar por criticar, sino de criticar y formular propuestas de corrección de los males detectados por el poder popular organizado, sus expresiones políticas: el PSUV y las fuerzas del Gran Polo Patriótico, y más allá, proponemos que hasta en los cuárteles se opine sobre las rectificaciones necesarias para reorientar la función de Gobierno, de manera que sea más eficiente, desburocratizado y redunde en un mayor beneficio para el pueblo en su conjunto. En términos Bolivarianos:

"El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política"
(Discurso de Angostura, Simón Bolívar, 1819).

Ese debe ser nuestro norte siempre y hoy, producto de las agresiones imperialistas, tales objetivos se han perdido y su búsqueda, debe ser lo que motive la gestión de gobierno presidencial, estadal y municipal, más allá, incluso, la gestión de cada servidor o servidora pública en todos sus niveles y dependencias.

Este llamado presidencial del Hno. Presidente Maduro, ha tenido eco hasta en los confines de la oficina oval en Washington, y el propio Donald Trump se ha visto motivado a llamar por teléfono a su psiquiatra particular, el Hno. Presidente de Rusia, Vladimir Putin, con quien en el diván le ha confesado los gravísimos problemas que ha creado en todo el planeta, debido a su equivocada visión unipolar que ha resucitado de la nada a la Doctrina Monroe, en los albores del siglo XXI. Con su psiquiatra, el paciente Trump, le ha manifestado no ser partidario de una intervención militar contra Venezuela, contradiciéndose en lo que ha sido una expresión –consuetudinaria- en sus declaraciones públicas con relación a Venezuela, al expresar que considera asumir todas las opciones, incluida la militar. La realidad es que ese pueblo Bolivariano, le ha asestado ya, innumerables derrotas en su obsesión de someter a Venezuela a sus dictámenes, al punto que solo le resta asumir como un hecho la intervención militar, y eso le llevaría a tener que asumir una guerra de dimensiones mundiales, que llevaría a múltiples potencias planetarias a intervenir en resguardo de sus intereses en la tierra de Bolívar y Chávez, con quien mantienen relaciones estratégicas de cooperación. Obviamente, los EEUU, hace años ya, que no están en condiciones de sostener y ganar una guerra de tales dimensiones, tomando en cuenta la experiencia reciente de su derrota en Siria. Como un hecho positivo de ese encuentro con su psiquiatra, el propio Trump en un tuiter declaró amablemente: "llevarse bien con Rusia y China y todo el mundo es una cosa buena, no una cosa mala", palabras que esperemos se expresen en la distensión necesaria para calmar la inquietud que se ha generado en todo el planeta, sobre las exacerbadas ambiciones y sus brutales métodos de consecución de sus objetivos políticos, comerciales y militares. Desde Venezuela, decimos, que ha valido la pena resistir y derrotar al imperio más bárbaro que ha existido en la historia de la Humanidad. No han sido poca cosa, estas grandes batallas que hemos librado por garantizar nuestra Soberanía e Independencia Nacional.

Pero, volvamos al tema central, y tengamos presente que si alguien fue crítico y autocrítico con su gobierno revolucionario, ese fue nuestro Comandante Infinito Hugo Chávez Frías. Nadie, se salvaba de sus latigazos ante la indolencia burocrática, incluido nuestro camarada Diosdado. Fidel, fue igual de crítico consigo mismo y la Revolución:

"Hay que ir a la crítica y a la autocrítica en el aula, en núcleo y después fuera del núcleo, en el municipio, y en el país. No tengo miedo de asumir las responsabilidades que haya que asumir. No podemos andar con blandenguería. Que me ataquen, que me critiquen. Sí, muchos deben estar un poco doliditos... Debemos atrevernos, debemos tener el valor de decir las verdades. No importa lo que digan los bandidos de afuera y los cables que vengan mañana o pasado comentando con ironía... Los que ríen último, ríen mejor. Y esto no es hablar mal de la Revolución. Esto es hablar muy bien de la Revolución, porque estamos hablando de una revolución que puede abordar estos problemas y puede agarrar al torito por los cuernos, mejor que un torero de Madrid. Nosotros debemos tener el valor de reconocer nuestros propios errores precisamente por eso, porque únicamente así se alcanza el objetivo que se pretende alcanzar"
(Fidel Castro – Biografía a dos voces, Ignacio Ramonet, 2006).

Lenin, exaltaba la crítica interna entre los cuadros bolcheviques:

"Un partido político no sería merecedor del respeto si no supiera dar a la enfermedad que padece su verdadero nombre, sentar un diagnóstico despiadado y buscar el medio de curarse"
(Obras Completas, t. 8, p. 323).

El ciudadano o ciudadana corriente, ejerce la crítica diariamente en el Metro, abasto, en la cola y en los diversos medios cibernéticos, radiales y hasta televisivos. Pero, hoy el Hno. Presidente Maduro, nos demanda ir más allá de la queja o lamento, nos reclama colocarnos a la altura de la época histórica y nuestra responsabilidad ante ella, lo que significa aportar soluciones factibles ante los problemas sociales y de todo tipo que nos agobian. Desde esa perspectiva, nos permitimos expresar una opinión más sobre nuestros grandes males, que debemos entre todos y todas, arrimar soluciones.

1. El principal mal que aqueja nuestra sociedad, y su funcionamiento, viene a ser la total impunidad en que se desenvuelve la sociedad venezolana. Impunidad, que ha derivado en un estado de anarquía casi que total. Los venezolanos y venezolanos, conformamos un pueblo "anárquico" por naturaleza propia y el Padre Libertador Simón Bolívar, siempre alertaba: "Nuestro principal problema es la anarquía de nuestro políticos, de nuestro ejército, de nuestra iglesia, de nuestros comerciantes y hasta de nuestro pueblo… Cada quién cree tener la solución, cada quién quiere ser un líder y desde el primer momento, cada quién enfrenta al contrario; es decir, cada quién quiere hacer una cosa distinta y adopta posiciones antípodas sin causa aparente y sin importar la voluntad de la mayoría". Bolívar, mejor que nadie, comprendió lo difícil que era gobernar un pueblo "anárquico" por naturaleza. De aquellos tiempos venimos, y es curioso, debido a esa naturaleza que nos caracteriza como pueblo de las dificultades, fue que ante la imposición imperialista del "caos controlado", este pueblo se ha movido como pez en el agua frente a la guerra económica, y demás guerras de todo tipo: eléctrica, agua, telecomunicaciones, gas, transporte, en fin, no ha habido ningún espacio de la sociedad en que el imperialismo no haya actuado en función de procurar su desesperanza, obstinación y descontento. Ha sido el desorden, quien se ha impuesto como método de vida en sociedad. Y, vaya que obstina y desencantan el caos y la anarquía. Este pueblo, reclama a su Gobierno, colocar orden en la casa de todos y todas. Que la Ley, impere por sobre el desorden y el bochinche permanente. Ese es, un reclamo general de nuestro pueblo a los órganos del poder constituido para que no tenga el pueblo que hacer justicia por sus propias manos. ¡Basta ya de tanta impunidad! ¿Qué hacer? Es más que perentorio una avanzada Reforma del Poder Judicial, en todos sus niveles. En la misma línea, urge un reseteo y actualización del Código Penal, el de Comercio, la Ley Contra la Corrupción y demás leyes que regulan la vida de nuestra sociedad. Dar un viraje total a la penalización de los delitos cometidos en la República, por ejemplo: un asesinato es inaudito que se castigue con una pena risible de solo 15 ó 20 años. Un delito de corrupción, con tan solo 4 años o una violación. Nuevos delitos que han surgido, como la especulación y el bachaqueo, no se sancionan a pesar que sus efectos perversos dañan toda la sociedad. De la impunidad de los delitos, hemos derivado en su generalización. Reclamamos un Estado fuerte, pero no fuerte por sus abusos, sino fuerte por la estricta aplicación de la Ley. "Para que un pueblo sea libre debe tener un gobierno fuerte que posea medios suficientes para librarlo de la anarquía popular y del abuso de los grandes, del contrapeso de estos dos cuerpos resulta el equilibrio social, la libertad de todos y la estabilidad del gobierno". Decía el Padre Libertador, Simón Bolívar.

2. La economía, se ha convertido en un campo de batalla en que el Gobierno Bolivariano no ha cesado en sus derrotas. Pocas o ninguna victoria puede mostrar con orgullo ante sus adversarios de la burguesía comercial-importadora, que fija los precios de los productos en el mercado interno. V. Ilich Lenin, resumía en el siguiente epigrama: "La Política es la expresión concentrada de la Economía", reconociendo en la Política, la totalidad de lo social, que excede el plano consciente y rebaza la superestructura, encontrándose ya presente en la llamada estructura o base económica de toda sociedad. En el siguiente pasaje de la Miseria de la Filosofía (1847), K. Marx, nos explica ese tránsito dialéctico de la economía a la política: "Si el primer fin de la resistencia se reducía a la defensa del salario, después, a medida que los capitalistas se asocian a su vez movidos por la idea de la represión, y las coaliciones, en un principio aisladas, forman grupos, la defensa por los obreros de sus asociaciones frente al capital, siempre unido, acaba siendo para ellos más necesario que la defensa del salario. Hasta tal punto esto es cierto que los economistas ingleses no salían de su asombro al ver que los obreros sacrificaban una buena parte del salario a favor de asociaciones que, a juicio de estos economistas, se habían fundado exclusivamente para luchar en pro del salario. En esta lucha –verdadera guerra civil- se van uniendo y desarrollando todos los elementos para la batalla futura. Al llegar a este punto, la coalición toma carácter político. //Las condiciones económicas transformaron primero a la masa de la población del país en trabajadores. La dominación del capital ha creado a esta masa una situación común, intereses comunes. Así, pues, esta masa es ya una clase con respecto al capital, pero aún no es una clase para sí. Los intereses que defiende se convierten en intereses de clase. Pero la lucha de clase contra clase es una lucha política". Al igual que los obreros, señalados por Marx, la burguesía y el imperialismo, comprendieron que, a partir de la economía podrían obtener objetivos netamente políticos, a decir del imperialismo; y políticos-económicos, a decir de la burguesía local. Al convertir a la economía venezolana en un campo de batalla política, se pretende propiciar el descontento de la clase trabajadora, que al ver sus salarios minimizados por la devaluación monetaria, y la constante subida de todos los precios, ésta se abalance contra los presuntos expropiadores de su ingreso diario, en este caso desde la perspectiva del imperialismo y su burguesía local: el Gobierno Bolivariano. En palabras de Marx: "La historia de esta explotación de los trabajadores ha sido grabada en los anales de la humanidad con trazos de sangre y fuego".

La Revolución Bolivariana, su Gobierno y dirección revolucionaria, han sido acertados en desmontar esta tentativa de colocar la responsabilidad de los problemas económicos –exclusivamente- del lado del Gobierno Bolivariano, ocultando –mediáticamente- la capacidad del imperialismo de influenciar una economía altamente dependiente de la moneda imperial y un modelo rentista, que ha entrado en etapa de colapso al serle restringida su principal fuente de aliento: los dólares provenientes de la exportación petrolera. En contraposición, ha sido poco eficiente en ejecutar fórmulas de solución a los problemas derivados de la constante devaluación monetaria, inducida desde el exterior, y su consecuente efecto sobre todos los precios de los bienes y servicios que se mercadean internamente. No ha sido acertado, el Hno. Presidente Nicolás Maduro, en la designación de los cuadros políticos que deben atender esta gravísima agresión imperialista. Un criminólogo para atender los graves económicos, que no ha podido meter en la cárcel a uno solo de los delincuentes que cada día agreden al pueblo con la especulación, y ni hablar de bachaqueros. En casa de herrero, cuchillo de palo. La ausencia de una Política Económica Revolucionaria, nos ha conducido a un punto de no retorno en que los problemas económicos, se resuelven desde el punto de vista de la perspectiva económica o sencillamente, continuarán acentuándose. Países hermanos, que han transitado por los caminos de las sanciones o agresiones imperialistas, han podido neutralizar esas amenazas, robusteciendo sus economías, como es el caso de Irán, incluso, Rusia. Pero, en el caso nuestro, nada que neutralizamos y robustecemos la economía nacional, como síntoma de que no estamos haciendo las cosas bien, en lo económico. El país reclama, soluciones estructurales y revolucionarias. Atrevidas, sí. Es hora de desentrañar al dólar como moneda dominante de nuestra economía. Sus efectos de hiperinflación, y mayor dependencia económica, subyugan a nuestra población a seguir transitando caminos de precariedad en sus ingresos.

Urge, una política monetaria liberadora de nuestra economía del yugo imperial estadounidense. Urge también, abrir espacios a una nueva corriente económica que ha resurgido con mucha fuerza entre nuestros pensadores revolucionarios. ¡Desconfiar, es perderse! Bien merece, que camaradas como Gavazut, Curcio, Boza, Salas, Piña, por solo nombrar unos pocos, que me vienen a la mente en este momento, pero que son muchísimos más, los que han dado creación a un nuevo pensamiento económico revolucionario, auténticamente venezolano, bolivariano se les permita abordar esta problemática. Es hora de abrirles camino para que nuevas fórmulas de solución puedan entrar en vigencia contra los graves problemas económicos que nos afectan, y que reclaman del Gobierno Bolivariano, fórmulas de solución pasadas de urgentes. Convocarlos a un congresillo económico ampliado con relevantes pensadores del campo revolucionario, sin sectarismos con las fuerzas patrióticas aliadas, como Luis Britto García y Julio Escalona, camaradas con amplia experiencia en el tema de la especulación como Eduardo Samán, y a partir del mismo que surja propuestas para lo inmediato, un programa mínimo de recuperación y estabilización económica.

En estas dos propuestas, centralizo lo que deben ser nuestras principales propuestas al llamado hecho por el Hno. Presidente Nicolás Maduro. ¡Por Ahora!

Caracas, 04-05-2019



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Henry Escalante


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