¿Queremos o no queremos esta Revolución?

¿Por qué tantos errores juntos?

El día 11 de abril una multitudinaria marcha de la oposición desviaba su curso y se enfilaba hacia Miraflores, la historia del proceso bolivariano tomaría un curso muy predecible para algunos, e inesperado para otros.

Un fatídico golpe de estado cambiaría el carácter democrático de la naciente Republica Bolivariana de Venezuela, de su Revolución. Las traiciones marcaron la indecencia entreguista de muchos militares y civiles que amparados en la mentira, cubrían de sangre nuestra ciudad capital.

Recordar esos días es necesario para entender los errores cometidos que aun no se han superado, y comprender las oportunidades perdidas que pudieran poner en peligro en los actuales momentos a nuestra Revolución.

El Marxismo nos enseñó que toda revolución lleva implícita la lucha de clases, el cambio de un sistema político por otro, con los derivados cambios en la economía, los modos y medios de producción. Las revoluciones pacíficas (se pueden contar con los dedos), han fracasado en el mundo contemporáneo por su carácter reformista. Las revoluciones implican cambios radicales en las estructuras del poder político, económico y social, de lo contrario, no es una revolución.

El carácter atípico del proceso político venezolano está enmarcado en una desgastada estructura política que nos gobernó por mas de 40 años, llevando a la gran mayoría de los venezolanos a una vida de exclusiones y miseria, sin oportunidades y carente de bienestar social.

El no contar con una plataforma ideológica que permita condicionar el desarrollo político de este proceso, la ha debilitado enormemente, aunado a niveles de conciencia (carentes de compromiso y de fidelidad) que están sujetos al individualismo de muchos actores del proceso, que, lejos de contribuir a su consolidación, lo sumergen cada día en el abismo.

La impunidad y la corrupción juegan un papel fundamental en el deterioro de la conceptualización de nuestra Revolución y la ahogan en la impotencia, frustración y decepción de la forma como es percibida en su proceso de aceptación por la gran mayoría de los venezolanos.

¿Cómo no recordar esa maravillosa noche en que nuestro Presidente se dirigió a la nación tras ser rescatado de su cautiverio por la voluntad del pueblo? las palabras pronunciadas por él fueron estremecedoras! La redención no se hizo esperar. Surgen preguntas que al calor de la reflexión me vienen a la mente: ¿Por qué el presidente tuvo que pedir perdón?
¿Por qué tanta impunidad?
¿Por qué no se profundizaron los cambios que permitieran afianzar este proceso?
¿Por qué no se ha trabajado en el desarrollo ideológico de este proceso?
¿Por qué no existe una estructura política partidista que se ocupe de la formación integral de los cuadros políticos?

Las respuestas no las tengo, lo que sí tengo completamente claro es que, producto de esas debilidades, la oposición nos propinó un nuevo golpe ese año con el paro petrolero, nos ha llevado al paro electoral, en fin, nos ha vapuleado como le ha dado la gana, no ha tenido compasión en sus ataques, arremete sin misericordia y la impunidad sigue, como reina principal, del acontecer político, claro y poniendo siempre la otra mejilla, para que gocen dándonos carajazos como les da la gana.

¿Cuántos culpables de los hechos de abril hay enjuiciados y sentenciados?
Solo había uno y se fugó.
El discurso, de que nuestra Revolución es pacifica y democrática debe ya pasar a un segundo plano, más aun cuando todos sabemos que la oposición no es democrática. ¿Hay que ser democrático con quien es fascista?
¿Hay que ser democrático con aquellos que en la sombra, trabajan para darle una herida de muerte a la Revolución?
Se han cometido muchos errores, y pareciera no hay voluntad en corregirlos.

De lo único que podemos estar seguros, es que si logran esta vez sus objetivos con un nuevo golpe, la represión será brutal, los asesinatos serán incontables, las cárceles serán pequeñas para tanta brutalidad que cometerán los “DEMOCRATICOS”, la venganza política será el eje que motive sus vidas. Mientras eso no ocurra, los que estamos en la acera de la Revolución seguiremos viendo como muchos se empeñan (infiltrados en nuestras filas) en quitarnos los sueños. Continuar a través de la escritura, denunciar, alertar y crear patrones de discusión, hoy los medios alternativos nos dan esa oportunidad, oportunidad que se nos niega en otros ámbitos del acontecer político.

¿Por qué tantos errores juntos?
¿Qué esta pasando?
¿Por qué tanto conformismo y desidia?
¿Qué se espera para pasar a la ofensiva?

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chamosaurio@gmail.com


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Ricardo Abud

Estudios de Pre, Post-Grado. URSS. Ing. Agrónomo, Universidad Patricio Lumumba, Moscú. Estudios en Union County College, NJ, USA.

 chamosaurio@gmail.com

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