Al pueblo de Humocaro Alto, dedico

Argimiro, guerrillero de corazón y brazos

Cuando el poeta se deshabita y cruza el puente de la colectividad, no le quedan más que un carcaj de sueños infinitos, un destilado corazón para la eternidad y un libre palpitar con el que burlamos la muerte y la soledad. Ese espíritu deshabitado con el que se siembran los sueños, únicas bases para el amor al combate, ese mismo corazón  que alumbra como una lámpara los caminos intrincados y hasta la muerte y la soledad se vuelven aliadas para ese combate que necesariamente, el poeta mismo amasa para construir su espacio sólido de alegre primavera, más para una muchedumbre que si mismo y es esta gentil condición la que la vida le deparó al Poeta Guerrillero Argimiro Gabaldón, El Comandante Ulises o Carache, “con su corazón y brazos”, como le cantara nuestro Ali.

Cuántos textos de ira, arrebatos de impotencias y urgentes deseos escritos en misivas, poemas y ensayos nos dejó Chimiro, cuántos de ellos dejaría en el recodo de alguna quebrada, en lo recóndito de una montaña? Jamás lo sabremos, más sin embargo sabemos de su profunda pluma envuelta en pasión poética, de su arraigada y adolorida voz de juglarías que sembró para esta cosecha llamada Revolución y que se debe regar y cultivar en mejor jardín, consolidando una ideología verdaderamente revolucionaria, de lo contrario, este huerto de versos y asombros jamás llegaran a sentir esa fotosíntesis necesaria que definitivamente salvara la vida en este tan golpeado planeta.

Entre los múltiples versos que afortunadamente han paseado por nuestros ojos y manos, hacemos la parada en su “América en la Encrucijada, Canto a Fidel Castro”. Lamentablemente, la Revolución cubana tenía solo tres años cuando la bala infausta recorrió el cuerpo inerme del Camarada Argimiro. De ese triste y enemigo tiempo no hablaremos aquí, pero sépase que hay que hablarlo para izar en su amanecer, las banderas de la justicia. Este Canto a Fidel Castro, es un verdadero viaje sentimental a las venas corrientes de la América morena, un imaginario vuelo por entre pampas, ríos y montañas  de nuestro continente, aflorado con una canción que se desgarra la piel misma y denuncia los aquelarres, las noches de jabalíes, pesadas torturas ante las golondrinas, los rosales y la paz de los pueblos. Hay en el poema la sublime actitud del Guerrillero, del amante de la patria, la irreverencia absoluta del campesino.

Esta entrega amorosa, sentimental del poeta Gabaldón, la apreciamos en sus múltiples anécdotas contadas por sus camaradas de la montaña, recogidas por historiadores y cronistas. Del propio combatiente y cantor Pompilio Santeliz (quien se suma a la lucha armada un año antes del cruel episodio que diera muerte física al poeta), conocemos aquella en la que “en el vesperal de la vida cimarrona, le leyó con lágrimas en los ojos un poema  en su soledad a dos guerrilleros centrales, que tristes recordaban sus vidas urbanas. Por su integridad fue como si hubiéramos tenidos al Che en Venezuela y parte de nuestra tarea seria colocarlo entre los precursores de la Patria Grande”

Es sin duda, la reverberación humana de los años sesenta, un grito patriótico hecho poema, que se extiende cual diagnostico histórico de la lucha armada en latinoamérica. Su primer verso, nos adentra a un paisaje que lucha por su independencia, es un fragor casi litúrgico que nos exige la vida desde una portentosa voz clamando la unidad para el combate. Inicia su canto: “Desde el fondo de la patria/amargada tierra,/vegetal adolorido,/zumo de mil aspiraciones,/desengaños y desvelos;/desde el amor y la miseria,/ y el hambre y la ternura,/el odio y la desesperanza/que forman los estratos desgarrados de la vida”…

América en la Encrucijada, es un preámbulo a la vanguardia impecablemente escrito, repito, un arrebato de pasión patriótica, cuyo génesis se inserta en el primer año de esa tan convulsionada década de los sesenta, donde la América recibe una y mil vez más, las crueles puñaladas del capitalismo, ese desasosiego infernal del imperialismo. Su autor se suma entonces, como uno más de los innumerables valientes que tomaron el difícil camino del canto y la poesía combativa, que viene de igual forma a ilustrar esa cotidianidad rebelde que desarrollaron hombres y mujeres, entregados al monte, armados de honor, fortaleza e infinito valor humano. Pudiéramos acercarnos a un capitulo del Canto General nerudiano, a los testimonios aventureros de Roque Dalton, las angustiadas desventuras políticas en la poética española de Miguel Hernández, a las cándidas e indóciles palabras del Che Guevara y su poemario del Cuaderno Verde. 

Es un canto imperecedero que nos acompaña, nos alienta como fiel amanecer, pintándonos ese crisol cubano que brindaba ejemplo de libertad, de lealtad profunda, personificado en el Comandante Fidel Castro. Estamos ante un poema, que Argimiro Gabaldón teje con dulzura sin temor a toparse con las sombras de la historia, nos levanta de ese olvido involuntario que se impuso entre un racismo continental, nos muestra la fuerza popular que heredamos de Bolívar, San Martín, Tirantes, O`Higgins, Hidalgo y Morelos, Artigas y Mariño, Martí, Sandino, Prestes y Cárdenas, Arévalo y Gaitán, todos nombrados con urgencia, pero con un canto libre sin ataduras ni morisquetas literarias, se deja llevar en ese vuelo imaginario que lo pasea por las venas de la madre que amamanta a su hijo, por la voz del abuelo y su nieto, la voz del indio, el negro  y el blanco “confundidos en un solo grito de entusiasmo”.

Si me atrevo a escribir estas notas de América en la Encrucijada, créanme que lo hago porque soy otro soñador empedernido que cree en la lucha, venga como venga, por la libertad de nuestros pueblos, los vulnerados pueblos que hoy no son tan sumisos. Pero igual valga la cuña del combate, no sea que se nos infiltre el azufre y marchite esta esperanza que levantó nuestro Comandante Chávez, inspirado en los mismos guerrilleros de la independencia, es decir, en el mismo Argimiro Gabaldón. Y me voy en ese mismo viaje aéreo por la América infinita, la Cósmica, como dijera Vasconcelos en el México rebelde de principios del siglo XX, así entonces recreamos esta historia políticamente poética del Comandante Carache, retumbando su grito, grito de la América “encabritada”, que gentilmente nos entrega como canto debelador, crónico, triunfante.
Creo también que todo revolucionario, guerrillero oficiante del amor, es por naturaleza un ser que busca entender los cambios constantes de la vida, y se zambulle entre libros y viejos andantes, para profundizar los conocimientos, es un asiduo buscador de alegrías en libros, paisajes y tiempos.

Toda esta gama de saberes e inquietudes, fueron hurgados por el poeta guerrillero de Biscucuy, que de tal manera devino en sus versos con claro asombro y le cantó aquí a Guatamozín, con bellas metáforas que alejan ese aciago episodio del empalado. Nos dedica, Argimiro, su buen himno al negro de Buría, a la Araucanía, sencillamente a la Patria, en nombre del Comandante  Fidel Castro, “Capitán hermano”.

La poesía elegiaca, contiene un chispazo a pesar de todo, de amor y afinidad a la vida. En América en la Encrucijada, es esta característica la que va debajo, con un tono reconciliatorio, una búsqueda de los tiempos de la independencia, sin tocar las fibras de una tristeza, es fuerza más bien en su canto, lo que recoge Argimiro entre verso y verso, ilustrándonos con su fulgor, su anegada fortaleza, que para nada le aflige recordar los episodios vividos ante la malsana Seguridad Nacional, recordar los bastiones que eran para la lucha cada liceo en Caracas, el asesinato infiel de nuestro Camarada Gaitán. Es Fidel en todo lo nombrado, es Fidel en cada metáfora vivida, es Fidel en ese grito de Vuelvan Caras, es Fidel poema y canto mismo en las venas de la historia, es Fidel en la memoria izada de Argimiro.

¡Llaman violento al Comandante Carache¡ violenta la vida de Argimiro?, quien deja todo por irse a conquistar la paz de los pueblos como sea, no puede ser sumiso, llámenlo como lo llamen. Dice el Camarada Orlando Araujo que “mucho antes de ser establecidas las fronteras geográficas de Venezuela y mucho antes de ser una república, ya la violencia había sido factor determinante de su historia. La trajo el conquistador español y la respondió el indio con justa causa y mayor nobleza, puestos que sus armas eran inferiores y lo que defendía era su propia tierra. Al guerrillero Guaicaipuro lo persiguió y aniquilo el ejercito real de Losada… Miguel es, en rigor, el negro primero… Nadie más violento que Bolívar, a quien José Domingo Díaz, en un respiro de los realistas, llamo asesino y terrorista con gran aceptación de ciertos honorables caraqueños. A Páez lo llamaron “azote”, cuando sustituyo a Boves en la conducción de las huestes llaneras, porque su violencia era la del pueblo y al más violento Ezequiel Zamora, lo frustró la violencia de una bala que va a recibir las bendiciones de Juan Vicente Gómez. Violento Argimiro Gabaldón? Violento el gobierno criminal de los adecos que quiso desaparecerlo, por amoroso, por libertario. Jamás pudieron lograrlo.

¡Seguiremos este canto, Comandante Carache,  digno del sol y victoria¡ amando la Patria “aunque sea amarga, como buche de coca”, viviendo de pie, gritando con tu Capitán en el canto a Fidel, hablando la lengua de tu pueblo, habitando el mismo hogar tibio de los constructores, para que América no sea en sí misma una encrucijada y se nos pierdan los sueños, como perdido ya tenemos al Comandante Chávez… la memoria es otra cosa y nos pertenece para siempre.

¡Ah mundo los Humocaros!
Donde se hizo leyenda
Argimiro Gabaldón
Con su corazón y brazos.
                                    Ali Primera.

¡ y con Julián Conrado te decimos, Amando Venceremos¡



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Neybis Bracho

Escritor, editor, actor y promotor cultural. Licenciado en Letras de la Universidad de Los Andes. Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural de la Universidad Simón Rodríguez. Investigador de la historia del arte contemporáneo latinoamericano y europeo. Colaborador de varias revistas culturales y políticas del país. Ha sido publicado en la Biblioteca Hispánica de España, así como en varias Antologías poéticas de Venezuela (Imaginar la Distancia, poesía larense del siglo XX de Yeo Cruz, II Antología de Poesía de la Asociación de Escritores del Estado Mérida 2006, Artesa Poética de La Patana, Mérida 2001, Antología Festival Mundial de Poesía, Venezuela 2011). Actualmente se desempeña como Docente de la Cátedra de Literatura e Historia de Venezuela en el L.B Julio Segundo Álvarez de Carora. OBRA LITERARIA: Ha publicado los poemarios Glaciales (Ediciones AEDAS 1997), Vergeles de Rosas (UCLA 1998), Clepsidras y Sombras (ULA 1999), Púlpito de Faunos (ULA 2002), Contra Silencio (Gobernación del Edo. Mérida Ediciones GITANJALI 2002), Vástago de Abril (Axawa Editores. Primera Edición 2003), Fuentes de Luces (Axawa Editores 2007. Publicación acompañada con un CD con la voz del poeta, en una selección de varios libros del autor) Oficio de Existir (Fondo Editorial CONCULTURA 2008), Memoria de Viajes (Axawa Editores 2009). Ceremonia de Fuego (Axawa Editores 2010). Cuaderno de Relámpagos (Axawa Editores-LibrOris 2011) América Espada (Axawa Editores 2012). Cuenta con una obra inédita entre las cuales se encuentran: ALI Guitarra Izada (Ensayo sobre la canción de Ali Primera), Hora Ceniza (Poesía), Versos de la Vieja Sombra (Poesía), Prosa sin Pasado (Poesía), De La Vieja Aldea (Crónicas, anécdotas y memorias de Calicanto). Artemidoro y Otros Cuentos (Narrativa).Versos Furtivos (Poesía), Versos Dispersos (Poesía).

 nevallejo@yahoo.com

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