Conquista del liderazgo

En los dos anteriores artículos hemos escrito sobre la necesidad de surgimiento de un nuevo liderazgo que permita reimpulsar al gobierno del Presidente Maduro y salvar la revolución… En primera instancia planteamos el retiro voluntario de la actual dirigencia psuvista, lo cual requeriría de un nivel de conciencia, desprendimiento y sacrificio personal, que no se ve por ningún lado. Luego, fuimos más allá, señalamos que los espacios en política no se entregan, no se ceden fácilmente, al contrario se buscan mantener a toda costa y el posicionamiento de ese nuevo liderazgo implica lucha, conquista y triunfo.

No negamos que la actual dirigencia ha buscado serle leal a Chávez y a su valioso legado pero no lo ha logrado. Ha fracasado y los resultados del 6D así lo demuestran. La gran mayoría de ellos no alcanzó sus posiciones de liderazgo por virtudes propias, muchos de ellos tienen como mayor mérito haber sido discípulos de Chávez en la Academia Militar, otros se mantienen desde la época de influencia de Luís Miquilena o por simples circunstancias de la política.

La política es dura. No es sentimental. Cuando se ha perdido la credibilidad del pueblo es casi imposible recuperarla. La actual dirigencia tiene como más probable destino llevarnos de derrota en derrota. Quizás cause malestar una afirmación tan tajante, de esta naturaleza, pero es una realidad de la política. Insistimos, no estamos diciendo que nos guste que sea así, sólo decimos que es una realidad.

La arremetida de la derecha internacional es evidente. Vemos los casos de Dilma y Lula, el triunfo de Macri, los ataques a los gobiernos de Evo y Rafael Correa, etc. Y el nuestro… En nuestro caso se han acumulado aceleradamente las contradicciones ideológicas, los errores políticos y, sobretodo, nos hemos alejado de la dimensión moral de la política. Esto último se evidencia no sólo por los altos niveles de corrupción sino también, y más grave aún, cuando se asumen cargos de dirección pública y política para los cuales no se está capacitado. Algo muy frecuente. Y esto es contrario a la ética revolucionaria.

Ese nuevo liderazgo que debe surgir, pareciera propio de una utopía, pero no lo es, es herencia de Chávez y se cuece sordamente en las bases.

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Reinaldo Quijada


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