La casada infiel

Y yo me la lleve al rio, creyendo que era mozuela, pero tenía marido. (Federico García Lorca) Debo aclarar en primer término que vuelvo por estos fueros en los cuales había prometido no caminar, pero como las promesas se hicieron para romperlas, aquí me tienen de nuevo, dispuesto a continuar con el algo que me apasiona, como lo es escribir. ¿Y porque comienzo mi artículo con un título tan machista como ese? Simplemente porque es uno de los pocos poemas que conozco de memoria y porque conociendo de primera mano que la infidelidad no es patrimonio exclusivo de ningún sexo, pero se da con mucha mayor frecuencia en nuestra área masculina, dejare de filosofar y entrare de lleno en la recta de enfrente.

¿Qué paso este 6D que ni las mentes más optimistas esperaban esa paliza? Lo mismo que le ocurre a la mujer engañada y con sed de venganza, decide cobrársela con el primero que se cruce en su camino y aún en la conciencia que sigue enamorada de su marido, siente que siendo infiel cobra la afrenta y ofensas infringidas. Quien crea que esa aplastante mayoría que voto por la oposición (me niego a comprar el cliché de el “cambio”) lo hizo prendado de las bondades de sus candidatos, le está dando una errada lectura a los acontecimientos, muchos sabemos que son y serán un fiasco por cuanto en un alto porcentaje son los mismos actores de esta sempiterna novela, los cuales tienen los años de la democracia siendo las mismas caras y los mismos disfraces. Por el porcentaje mínimo de nuevas caras, les otorgo el beneficio de la duda.

Es tanta la frustración ante las colas, el desabastecimiento, la inseguridad, los malos servicios por un lado, la opulencia grosera, los privilegios y la galopante corrupción de la otra parte, que hicieron a la mayoría de la población correr a los brazos de la única opción con posibilidades de triunfo y refugiarse en su regazo, a sabiendas que una gran mayoría analítica, voto por ellos con un pañuelo en la nariz, los eligió como su “peor es nada” y empezaron a retozar en la plena convicción que nunca será un amor duradero y tarde o temprano recibirán por caricias una felonía, por besos una traición y por abrazo una herida. Y valga otra estrofa de un poema que dice: como usted señora ya aprendió a ser infiel, a mí, así, de repente, me da pena por él. (Carta a Usted. José Ángel Buesa)

Sabemos que para bien o para mal, este pueblo se casó enamorado de un proyecto que va para 17 años, que en 20 conflictos sólo una vez anterior se habían separado de cuerpos, bueno esa y ahora esta, que parece la más grave, pero no creo que definitiva, la votaciones del domingo son a mi modo de ver “venganza y desquite” pero cuando bajen las pasiones, se enfrié el lecho y nos vistamos de nuevo, cuando veamos que esos viejos actores no tienen nada nuevo que ofrecer y los susurros trillados haga mella en sus oídos, las promesas de sueños imposibles se disuelvan en la bruma, le quedaran tres alternativas y ninguna es muy promisoria, volver con el marido infiel cargando con su culpa y sin moral para reclamar ni aceptar reclamos, quedarse con el amante a sabiendas que es peor o sentarse a la orilla del camino a morirse de despecho y tirar todo al abandono.

Por su parte a los amantes les queda pelear por el amor, arrancando con ventaja el marido al que conocen sus defectos, ante el nuevo que pasara muy poco tiempo antes que se descubra que la ropa, el carro y las tarjetas eran prestadas, que no será capaz de llenar la nevera y de paso se quiere mudar a la casa y quitarle a la mujer y los hijos las pocas comodidades que les habían quedado.



claudiozamora06@gmail.com



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