Hugo Chávez: el hombre que nos enseñó que "está de moda" hacer el bien

 

A continuación la intervención de Luis Bonilla-Molina en el Primer Encuentro del Seminario Permanente sobre el Legado de Chávez, realizado en el Centro Internacional Miranda, CIM, el 14 de marzo.

El Centro Internacional Miranda es una institución que nace en la Revolución, es una institución pensada por el Comandante Presidente; fue diseñada en el año 2005 para que fuera, según la definición del propio punto de cuenta de aprobación, un espacio para la discusión y profundización de la Revolución Bolivariana. 

 

No voy a hablar con el lenguaje académico, sino con el lenguaje de un huérfano, porque así se siente mi espíritu en este momento. Como un huérfano de quien en un momento histórico nos convocó a combatir por el sueño de una patria justa, solidaria, sin pobres y sin excluidos. Ese hombre, que hoy no está físicamente con nosotros, pero que está en el cuerpo de este colectivo, de este país, no es otro que Hugo Rafael Chávez Frías.

Los pueblos son sabios y se expresan por diversas maneras. Yo vengo diciendo en los últimos días, en cada uno de los espacios que me ha correspondido hablar, lo hermosa y pertinente  que es la canción que sirvió de tema para la campaña del 7 de octubre. Les hablo de la canción de Hany Kauam, Los Cadillacs  -y más aún hermosa cantada también por Hugo Chávez cuando lo hizo en Maracaibo, estado Zulia-, porque esa canción dice cosas que sólo un político, un revolucionario como Hugo Chávez podía decir: "Está de moda hacer el bien", "No soy Dios para decir lo que debes hacer". Esta canción es un tema de campaña sui generis que por su enorme éxito nos habla de un pueblo altamente politizado desde las nociones de justicia, inclusión y solidaridad, que no son otra cosa, junto al anti capitalismo, que los fundamentos del socialismo del siglo XXI.

A través de la cultura y de esa canción tan extrañamente hermosa, se expresaba, se anticipaba de alguna manera el desafío de este momento. Un momento en el cuál debemos encontrar en la acción, el discurso y los análisis de Chávez las claves para continuar avanzando en los sueños, las utopías y las metas de la revolución que re-enamoró al mundo con el socialismo, la Revolución Bolivariana. 

Se mencionaba aquí la campaña del 7 de octubre de 2012; el cierre ese  4 de octubre cuando vimos al camarada Presidente bajo la lluvia, bailando con alegría y, sin ninguna duda, creo que sin saberlo, despidiéndose con mucho amor y ternura, como siempre fue,  de todos nosotros. Se despidió al ritmo de esa canción que dice “Si... podemos ayudar al mundo, cambiar la historia en un segundo, si ayudas te hará crecer”  Ese 4 de octubre, el Comandante Chávez, bailando, hablando, diciendo como siempre la verdad al pueblo que atento lo escuchaba, generó un fenómeno sin precedentes. Nosotros que somos muy indisciplinados como pueblo, que como venezolanos hemos hecho de la desobediencia revolucionaria una forma de ser, que como los peces vivos nos gusta nadar contra la corriente, que disfrutamos el oponernos a las instrucciones simplemente administrativas y que en los eventos políticos escuchamos, oímos a la par de hacer muchas otras cosas; que muchas veces apenas llegamos a una manifestación, comenzamos a irnos para las orillas, para la esquina, que escuchamos en vivo la mitad de lo que se está diciendo para luego ir a un lugar público o nuestras casas a seguir escuchando las intervenciones por radio o TV; ese pueblo captando la complejidad de la situación política tuvo ese día un comportamiento que aún retumba en nuestras mentes.  Ese día Chávez terminó de hablar y nadie se movía.  Todo el mundo siguió parado mirando, tocando y hablando con el compañero, con el camarada que tenía a su lado.  ¡Y estaba cayendo, como decimos los venezolanos: un palo de agua, un soberano palo de agua… y nadie se movía!   Y Chávez, decidió recorrer la marcha (debemos recordarlo), y fusionarse una vez más con ese pueblo lleno de amor por un líder que estaba dando el todo por el todo por la nueva independencia de la patria.  Chávez en la campaña del 7 de Octubre nos insistió hasta más no poder, en que Chávez somos todos y que la revolución es una enorme tarea colectiva, lo cual es una profunda enseñanza que estamos llamados hoy a reivindicar. La gran preocupación de Chávez que era ganar la batalla por la hegemonía político-cultural se re significó desde ese día y se profundizó desde el 8 de diciembre, a tal punto que hoy hasta la derecha quiere camuflarse de Patriota para poder hacer política en un país que comienza a ser en su praxis cotidiana profundamente solidario, justiciero, libertario, socialista.

Chávez era un político profundamente humano, el infiltrado que teníamos en el gobierno.  Por eso hoy nos sentimos huérfanos, porque perdimos al infiltrado que teníamos en el gobierno. Y ahora, todos aquellos que por avatares de la revolución tengamos alguna responsabilidad, tenemos que ser eso, los infiltrados en el gobierno para realizar la tarea que él nos asignara a todos cuando le dijo a Nicolás Maduro: "Usted es el sucesor, junto al Pueblo, mandando con el Pueblo y para el Pueblo".

Cuando decimos que tenemos que ser todos Chávez, nos referimos necesariamente a recuperar ese espíritu colectivo del infiltrado revolucionario  que era él en cada una de las tareas de gobierno y del partido, siendo el más revolucionario que correspondía a cada momento, más allá de las ataduras de la conveniencia burocrática.

Y aunque es verdad que fueron militares fundamentalmente los que irrumpieron el 4 de Febrero, pero hicieron esfuerzos los militares por que los civiles los apoyáramos en ese momento. Lo que ocurrió es que a muchos este llamado nos causaba la natural desconfianza, generada por el aprendizaje del Manual de la Izquierda rígida, que decía que la Revolución debería ser contra los militares, con un partido revolucionario profundamente fuerte, socialista; y de pronto se nos comenzaron a acercar a cada quien un militar o algunos militares a decirnos que había que hacer una revolución; militares que muchos no conocíamos y por supuesto que hubo mucho temor.  Pero las rebeliones, tanto del 4 de Febrero como del  27 de Noviembre de 1992, vistas con sentido histórico son la continuidad del 27 de Febrero de 1989 y por ende expresión cualitativa del inicio de la unión cívico militar que  caracteriza a la revolución Bolivariana.. Dialéctica para la comprensión de cómo se conforma y cimienta esa unidad cívico militar.

Y ahí la primera gran lección. A pesar de que el mundo político civil no se integró totalmente, sino muy parcialmente a las rebeliones del 92, Chávez entendió las causas y también la necesidad de buscar caminos ciertos para empalmar con las mayorías populares, lo cual no había logrado la izquierda venezolana. Chávez una vez que pasa a ser prisionero por rebelión militar, se abrió a escuchar al Pueblo y a nutrirse de ese Pueblo que llevaba en su memoria colectiva la fuerza del huracán revolucionario reprimido por décadas, por siglos. Chávez nos enseñó que no basta saber cada lección del manual izquierdista, si no aprendemos del pueblo revolucionario y nos hacemos parte consciente de su torrente transformador es imposible hacer una revolución.  Menos arrogancia política y mayor dosis de humildad revolucionaria.

Y ahí está la segunda gran lección a la Izquierda. Nosotros tenemos algunas malas costumbres que se expresan en distintos planos.  Uno de ellos cuando decimos que vamos a construir unidad   Cuando nos vamos a juntar con otro, que en esencia es otro de nosotros mismos con miradas diversas sobre la coyuntura y el futuro, lejos de escucharlo primero nos encerramos el día anterior o los días que preceden a la reunión unitaria a construir eso que llamamos un "programa único": ó “programa mínimo” para unirnos. Y ese programa mínimo a veces resultan ser hojas y hojas que pasamos una tras otras en el encuentro, leyéndolas detalladamente, con puntos y señales, para decirle al otro las condiciones sobre las cuales debemos unirnos. Pues Chávez no hizo eso. Al contrario, Chávez se nos acercó a cada uno de nosotros con una vieja libretica, con un lapicero y a decir "¿Cómo ustedes creen que debe ser esa Patria justa, solidaria, distinta, sin pobres, sin excluidos?". Y con ese lapicito comenzó a anotar y a construir eso que nosotros, desde el intelecto de la izquierda, llamábamos "programa mínimo". Y atento, con la humildad de un profeta nos escuchaba atentos, imagino que para ir enlazando, entretejiendo como buen estratega sus visiones del futuro con las de cada grupo, cada colectivo, cada individuo.  Labor paciente y ejemplarizante. Y el secreto de este accionar no podía ser otro que el resultado final.  Luego al escuchar a Chávez arengando al salir de la cárcel, en sus mítines abstencionistas y sobre todo en su primera campaña electoral y todo su ejercicio como Presidente, cada uno nos sentimos reflejados; sentíamos que, de cada 100 palabras que pronunciaba, por lo menos una había sido construida en esa reunión, en esa discusión que habíamos tenido con él.  Diálogo, debate, escuchar al otro ante la cultura de torre de babel que ha caracterizado a la izquierda en nuestro país y buena parte del continente, constituye una lección de Chávez sin precedente para ésta revolución, las que se desarrollan en otras latitudes y las que comenzarán.

El tercer aporte que Chávez hizo a la política está asociada a la razón de ser del acto político en si mismo.  Nosotros pareciéramos que habíamos aceptado con resignación que la derecha -pero también la izquierda- cuando ganaba alguna posición de gobierno, una alcaldía, una gobernación, o la presidencia, comenzaba a deslastrarse de algunos que le éramos incómodos.  Éramos útiles para el momento del voto pero luego desechables. Pero Chávez llegó al poder e hizo lo contrario a la costumbre,  fue coherente entre verbo y acción; no se deslastró de ninguno de nosotros, al contrario, al día siguiente de haber triunfado comenzó a llamarnos a cada uno, a decirnos "Recuerden que la tarea es compartida. Recuerden que la Revolución la tenemos que hacer todos". Incluso aquellos que habían estado en silencio pero que él sabía que estaban en la lista de los convocados -sin que el mismo convocado supiera que era parte de los conjurados- rápidamente, en esos primeros meses de gobierno de 1999, alguien le llegaba a su casa a tocarle la puerta y a decirle "Usted tiene que sumarse a esta tarea, usted sabe de esto".  Sumar a todos los buenos a riesgo de equivocarse en algunos casos y estar siempre dispuesto a convocar nuevas voluntades, ese es otro de los aportes de Chávez. Para Chávez todos éramos necesarios y a cada quien nos colocaba una tarea a la medida de nuestras potencialidades para poder armar el rompecabezas de un país en revolución.

Otro aporte a Chávez que debemos defender es el asociado a la cultura del debate, la crítica y la autocrítica revolucionaria.   Impulsado por él, proveniente de una institución jerárquica hace del aporte algo más que sustantivo..  Vengo diciendo en los foros en los que participo en los últimos años, que nosotros como país político a diferencia de la izquierda del resto del continente -o de buena parte del continente: Uruguay, Argentina, México- no vivimos con fuerza los debates, las discusiones propias de la Primera Internacional, de la Segunda Internacional, ni siquiera de la Tercera Internacional, sino que los partidos modernos venezolanos de derecha y de izquierda, se construyeron al calor de ese terrible desastre para la humanidad que es conocido como el stalinismo. Nosotros no vivimos y por ende no tenemos en el ADN de los partidos políticos modernos venezolanos el gen libertario del anarquismo, su desenfado para discutir todo, ni los respetuosos pero no por ello menos intensos debates que dieron origen a la segunda internacional, los decisivos debates que originaron la tercera o la cuarta internacional. Incluso buena parte de la izquierda nacional ha estado ausente de los debates del Foro Social Mundial. Eso en buena medida nos castró para los debates.  Es decir, nuestro ideal de libertad, cuando construíamos los partidos modernos, era el socialismo que estaba siendo construido de manera autoritaria por la creciente hegemonía del stalinismo, y eso nos dejó algunas malas mañas. Malas costumbres que se expresan en ese temor a la crítica, no es bueno decir eso ahora, eso rompe la unidad, eso favorece al imperialismo, a la derecha, a los enemigos. Lo cual es totalmente falso.  El debate, la crítica pública y la autentica autocrítica (no la de los juicios de Moscú) eran parte inherente de la cultura de ser socialista hasta el ascenso al poder de Joseph Stalin. Ello nos obliga a revisar algunas cosas. Revisemos los documentos de Iskra, el periódico de la Revolución Bolchevique, y veamos cómo en ese periódico el buró político y el comité central, Kamenev, Zinoviev, Trotsky, Lenin, entre otros, todos escribían, uno contradiciendo al otro y criticando al otro, pero diciendo "hay que hacer la tarea en conjunto". Y así hicieron la Revolución Bolchevique, peleando las ideas. Y así construyeron los soviets. Peleando las ideas abiertamente.  Los documentos e Iskra con ese nivel de debate y polémica eran los boletines que circulaban en el Partido, en cada una de las células y a nadie se le ocurría decir que debatir hacía daño a la revolución.  Así se construyó la primera y más hermosa revolución socialista de la humanidad, la de los soviets. Las distintas posiciones y los militantes discutían al calor [de la coyuntura], porque estaban construyendo una revolución. No había censura alguna. En cada célula del Partido se discutían, se debatía las posiciones de cada uno de los líderes históricos de la Revolución. Hasta que vino ese desastre que es el stalinismo, que dijo que criticar nos hacía daño, nos dividía y le hacía un "flaco servicio al enemigo". Y de ahí viene esa costumbre de acusarnos, a cualquiera que critiquemos, de "agente de la CIA", de "enemigo", de "divisionista".  Y Chávez hablo de la crítica pública como esencia de la revolución Bolivariana iniciando la tarea de corregir ese daño de origen a los partidos modernos venezolanos.  Seamos consecuentes con ese legado de Chávez.  Incluso el humilde ejemplo que significó la relación que Chávez tuvo con el Centro Internacional Miranda constituye una ventana de aprendizaje para la revolución.  Nosotros desde el CIM libramos varios debates pero uno de especial divulgación mediática con el camarada Hugo Rafael Chávez Frías como lo fue sobre el tema del hiperliderazgo.  Y ¿qué hizo Chávez? no cerró el Centro Internacional Miranda. A pesar de las incomprensiones de un primer momento Chávez no nos destituyó a ninguno de los que estábamos en el Centro Internacional Miranda. Chávez no pidió a nadie que nos persiguiera, al contrario, nos protegió de aquellos que pedían cerrar el Centro Internacional Miranda, que pedían que nos expulsaran de la Revolución. Porque Chávez entendía con claridad que construir la Revolución Bolivariana implicaba, también, darle un aporte al legado del socialismo. Y era construirlo en democracia, y democracia significa debate, significa confrontación de ideas y significa crítica y autocrítica revolucionaria.

Hoy que está de moda el Golpe de Timón y el Segundo Plan Socialista, yo les llamo a ustedes, compañeros, camaradas, amigos, que no dejemos de leer el documento más importante que acompañó a esos dos otros instrumentos, que fue la metodología para levantar el Segundo Plan Socialista, hecho a máquina de escribir porque Chávez no escribía en computadora. Lo hizo en su maquinita de escribir con sus dos dedos, la metodología para construir el Segundo Plan Socialista. Ese quizás es el último documento hecho de puño y letra del Comandante Chávez ¿Y ahí qué dice Chávez? Dice "Hay que escuchar a todos. La voz de todos es importante. Nadie puede considerarse excluido de opinar. La autocrítica y la crítica pública revolucionaria son parte inherente de la Revolución Bolivariana y de la construcción del Segundo Plan Socialista". No aceptemos leer sólo El Gran Viraje y el Segundo Plan Socialista sin leer la metodología con la cual él planteó que se deberían construir las políticas públicas en este país, en octubre, después de ganar la Victoria Perfecta, la victoria del 7 de octubre.

Finalmente considero que lo que ha ocurrido en estos últimos meses y días, es de una significación que nosotros -quizás por estar en el día a día- no la entendemos en toda su dimensión. Nos falta un poco de distancia, quizás, para poder valorar cosas. Y está referido al tema de la hegemonía. Chávez en julio de 2012 planteó que teníamos un gobierno revolucionario, independiente políticamente, pero que teníamos que construir independencia económica. Eso lo planteó Chávez en julio de 2012, pero además planteó que la gran pelea era por la hegemonía, es decir, cuando las ideas socialistas ya sean aceptadas por las grandes mayorías de venezolanos, y decía que esa era la meta que él sentía inconclusa, que sentía que aún no habíamos logrado, a pesar de que estábamos construyendo el Poder Popular, que estábamos garantizando matrícula a todos los niños y jóvenes, aún teníamos ese gran desafío.

Pues bien, Chávez -considero que desde la enfermedad, desde que se fue aquel 8 de diciembre, y aunque nos negábamos a creerlo, sabíamos que algo muy grave estaba pasando y todo el pueblo venezolano lo sabía- logró en ese período, desde el 8 de diciembre hasta el 5 de marzo, ganar esa gran pelea por la hegemonía. Hoy hasta los adecos recalcitrantes dicen que este país es socialista y que la oposición, para lograr tener una opción de poder, tiene que entender las claves del socialismo o están perdidos. Eso no es otra cosa que la victoria de la hegemonía del pensamiento socialista ganado pulso a pulso por el propio Hugo Rafael Chávez Frías y un pueblo que ha hecho suyo el ideal de construcción de una Patria Socialista.

En la primera conversa que sostuve con Chávez –y disculpen que personalice- me dijo una frase -palabras más, palabras menos- que yo creo que debe ser el norte de muchas de las cosas que hagamos. Él nos decía en esa conversa "Ser auténtico construye confianza", es decir, la única forma de saber hasta dónde tú me puedes acompañar o hasta dónde yo te puedo acompañar, es que digas todo cuando discutamos o cuando debatamos. Pues bien, los que aquí estamos consideramos que desde el conocimiento, la ciencia rebelde y el pensamiento crítico podemos dar un pequeño aporte a la profundización de la revolución.  Y lo estamos diciendo a viva voz. Camarada Maduro, cuente con nosotros para la tarea de profundizar la revolución, la construcción del socialismo y la independencia de la patria. En esa perspectiva quiero cerrar con esto diciendo qué tremenda tarea la que tiene el camarada y hermano Nicolás Maduro, porque él heredó la posibilidad de conducir todo este Proceso entendiendo las claves del mismo, algunas de las cuales hemos hablado en este evento.  Es un enorme desafío para el cuál le expresamos nuestra disposición a ayudar con humildad y firmeza.

Camarada Nicolás lo vamos a apoyar para que sea nuestro Presidente.  Estamos seguros que con la lealtad del pueblo al mandato de su líder histórico vamos a obtener la Victoria Perfecta el 14 de abril del año 2013.  Cuente usted con nosotros, desde el humilde aporte del pensamiento crítico dentro de la revolución Bolivariana. Presidente Nicolás como nuestros ancestros le decimos usted es uno de nuestros hermanos, todos somos Chávez. Hermanito seguro estamos que usted como lo hizo Chávez sabrá que todos somos necesarios en esa idea de una gran nación de todos y para todos, és el espíritu del Socialismo Libertario, del Socialismo Bolivariano. Cuente con nosotros, con nuestros aciertos e incomprensiones,  con nuestras potencialidades y limitaciones, hermano Nicolás Maduro, desde el pensamiento crítico, para seguir avanzando en la construcción del Socialismo Bolivariano.



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Luis Bonilla Molina

Docente- Investigador miembro del PEII Venezuela. Presidente de la Sociedad Venezolana de Educación Comparada (SVEC). Directivo de la Sociedad Iberoamericana de Educación Comparada (SIBEC). Miembro del Consejo Mundial de Sociedades de Educación Comparada, instancia consultiva de la UNESCO. Coordinador Internacional de la Red Global/Glocal por la calidad educativa. Autor de artículos en una veintena de páginas web a nivel internacional.

 luisbo@gmail.com      @Luis_Bonilla_M

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