El Poder Popular ¿un concepto ilusorio?

La aparición y consolidación de grupos de presión (calificativo benévolo) dentro de la revolución bolivariana, es un fenómeno innegable, son ellos quienes pugnan por desplazar al movimiento popular, lo rodean, lo acosan, lo asfixian, y terminan por suplantarlo. Los liderazgos locales, surgidos al calor de las luchas en el seno mismo de las comunidades, parecen destinados a ser removidos por poderosos grupos de presión, cual vulgares fichas de un perverso juego de ajedrez político. El debilitamiento del movimiento popular en Carabobo ocasiona bochornosos episodios que se asemejan a un nuevo 19 de Abril con Emparan y todo, que deberían motivarnos a profundas reflexiones y revisiones. Esta citada minusvalía del movimiento popular, es aprovechada para poner en boca del máximo líder nombramientos que no surgen del consenso ni tienen arraigo popular.

La actitud más frecuente es rehusar plantear el problema, hacer como si no existiera, a quien trate de referirse a los hechos se le tachará de contrarrevolucionario, de desmovilizar la energía de las masas, de originar divisiones, de ser un aliado objetivo de la clase dominante y propiciar la perpetuación del enemigo en el poder local. Y, sin embargo… ¿No repitió Lenin una y otra vez que la actitud más contrarrevolucionaria es la que hace predominar el a priori dogmático sobre lo concreto?. Quien realmente hace fracasar la revolución es quien no propicia la crítica y la auto crítica e insiste en negar las innumerables contradicciones internas, lo demás es mediocre conformismo. 

¿A quién postula el movimiento popular?. Por otra parte, la toma de conciencia revolucionaria debe llevar al movimiento popular a encarar con valentía el mea culpa y la auto crítica. Es muy fácil abuchear las decisiones del comandante, y no faltará razón a quienes agiten el índice en rechazo a la “imposición” de candidatos. Pero que tal si el máximo líder nos interpelara pidiéndonos nombres para los cargos de elección popular, ¿A quién postulan las bases?. ¿No propicia este vacío las designaciones a dedo?. Es tiempo de reflexionar, alcanzar la mayoría de edad y consolidar los verdaderos liderazgos locales con trabajo a brazo partido al lado de las comunidades, líderes sociales que no se vendan al mejor postor. A decir de Soto Rojas, “la política es razón y fuerza”, esta vez en Carabobo al movimiento popular le sobra la razón, pero de nuevo le falta la fuerza. Mientras esto ocurra los “grupos de presión”, conformados por conjurados líderes negativos contra el poder popular, seguirán desviando la revolución hacia escenarios que les garanticen el disfrute de sus mezquinos intereses. La Cosiata del siglo XXI.

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Ismael Noé Valecillos


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