Por qué la discusión "Capitalismo versus Socialismo" es fútil

Hay que decirlo sin orgullo: la discusión entre partidarios del capitalismo y partidarios del socialismo a estas alturas es fútil. Simplemente, algunas cosas no se discuten, pues no son discutibles. No se discute, por ejemplo, de quién es el aire que respiramos en el planeta. El aire es de todos los que estamos en él. De la misma forma, la repartición de la riqueza, de los bienes materiales, los alimentos, los artículos básicos, todo —absolutamente todo— cuanto está en manos del ser humano ha de ser repartido equitativamente entre los miembros de la especie. Lo contrario implicaría que no nos importa la misma, a la cual todos pertenecemos en igual medida. No, eso no se discute, y lo obvio además se respeta.

¿Cómo es que estando TODOS en un mismo planeta unos cuantos puedan alegar ser dueños de aquello que es vital a todos?

Como diría Chávez: ¿CÓMO, DÓNDE y CUÁNDO?

Eso significaría, nada más y nada menos, que les pertenecemos... 

Pero ahí vamos... discutiendo, discutiendo... Aumentando la diatriba, prolongando la argumentación. Eso sí, muy diligentemente. Muy enfáticamente. ¿Pero hasta cuándo? Tal vez hasta que se haya agotado la vida de aquellos a quienes tratamos de defender, y que no tienen nada.

Pareciera que no creyéramos en nuestras propias convicciones; es decir, que tuviéramos que renforzarlas cada día con más y nuevos argumentos para defender lo que YA SABEMOS.

Y a pesar de que NUNCA convenceremos a NADIE con otra cosa que con la PRÁCTICA, volvemos una y otra vez como obsesivos CHINCHES sobre la teoría, los textos fundamentales, los hechos históricos, LAS REVOLUCIONES, LOS EJEMPLOS, y nada que concluimos en... comenzar lo que hay que comenzar...

¡Nada que cuajamos! Como si tuviéramos que probar aritméticamente que la tierra es redonda, ¡a pesar de tantas fotografías! O que la gente se muere si no come, ¡a pesar de tanta hambre!

La discusión... la discusión... La discusión, señores, no es un bien absoluto, ni siquiera una virtud en sí misma: puede ser también la perpetuación del status quo. De la esclavitud humana. Del hambre humana. De la miseria humana.

¡Las IDEAS no se COMEN!

A propósito, el socialismo NO es una idea: es el ÚNICO PAN.

Y así como no hay dos o tres planetas, tampoco hay dos o tres socialismos.

Pero hay quienes detentan lo que es de ¡MILLONES!, y la transferencia de tales bienes a la mayoría es cosa que se anuncia, se organiza. NO SE DISCUTE.

No se discute lo que ES de todos. Hay en el mundo unos pocos individuos que gozan de privilegios que consideran eternos. Estiman que sólo sus descendientes lejanos, a quienes también desprecian, tendrán que rendir cuentas. Han estado últimamente estafando a la humanidad a través de licitaciones estatales. Han vendido y comercializado lo que no les pertenece. Han llegado al punto de desfachatez en que el verdadero fondo hueco de sus alforjas ha quedado al descubierto. Mientras los Estados imperialistas se arrastran a socorrerlos echando mano de las arcas públicas.

Si el pobre paga con un cheque sin fondo, va de inmediato a la cárcel. Cuando el banquero hace lo mismo, el Estado va en busca del pobre para robarle lo que no tiene y crear esos fondos. Viene el Estado, compañeros, por lo que podríamos considerar "la última puñalada", pues luego de ésta no queda nada...

Pero todo ocurre a la sombra de lo que por parte de la banca privada no es más que un falso chantaje ("Si no me socorres, no importa, quiebro y todas las recetas de la industria nacional desaparecen") al Estado imperialista. Falso chantaje, digo, porque no son en realidad —el Estado y la banca privada— entidades distintas, sino una misma y sola corporación polyfacética. Afortunadamente, dicho chantaje es falso también por otras razones —menos conocidas por sus autores—, pues es dicha versátil corporación la que está condenada a desaparecer. Ineluctablemente.

Basta con saber que en este mundo no pueden haber 36 reglas de juego, sino UNA SOLA: se vive en igualdad de condiciones, compartiendo, o no se vive.

No queda NADA, pues, por decir. Mucho menos por repetir...



xavierpad@gmail.com



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Xavier Padilla


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