El tira y encoge de Trump, un día sí, el otro día no

Para nadie es un secreto cuáles son las características del presidente de EE. UU., Donald Trump; no hay que ser un genio de la humanidad para darse cuenta. Es un hombre con muchos desequilibrios mentales, ambicioso, arrogante, prepotente, racista, al que no le importa para nada la humanidad y, sobre todo, muy ambiguo.

Ahora, este presidente, obligado por las empresas petroleras y la crisis que ya existe en su país, ha tenido que dar marcha atrás y otorgar nuevamente el permiso para que la empresa petrolera Chevron reanude sus operaciones en nuestro país. La decisión antes tomada por Trump fue simple y llanamente para hacer presión al gobierno venezolano porque, supuestamente para ellos y para una "oposición" apátrida que dice ser "venezolana", el gobierno que preside Nicolás Maduro es una amenaza para Latinoamérica. Esta decisión, para el concepto de muchos de nosotros, es completamente errónea. Primero, porque el gobierno de Venezuela no es ninguna amenaza para Latinoamérica; al contrario, Estados Unidos sí es una amenaza no solo para este continente, sino para nuestro planeta.

Para muchos expertos petroleros y personas de negocios en el mundo, el presidente Trump se estaba dando un tiro en el pie, ya que en estos momentos Estados Unidos está atravesando una de las peores crisis de desindustrialización. La mayoría de sus grandes industrias se han mudado a Asia, específicamente a China, Corea del Sur, Vietnam, Taiwán e Indonesia. Y con la decisión de obligar a la empresa Chevron a cerrar el convenio que había adquirido con Venezuela, junto con el aumento de aranceles a otros países, estas decisiones estaban agudizando la crisis interna que tiene este país. Esta decisión de revocar el contrato de la empresa Chevron acá en Venezuela había puesto de cabeza a los empresarios petroleros texanos, ya que ellos argumentaban que la decisión tomada por Donald Trump era contraproducente y que esto generaría un efecto búmeran para su gobierno, puesto que Estados Unidos en este momento tiene un déficit de crudo de aproximadamente cuatro millones de barriles diarios.

Esto traería como consecuencia que el galón de combustible en los Estados Unidos estaba llegando a costar ocho dólares el galón y, en términos generales, se estaba disparando la inflación en este país. Pero esto no es todo: las pérdidas de las empresas petroleras texanas y, específicamente, de Chevron, empresa que tiene casi cien años operando en Venezuela, son milmillonarias. Es por eso que estas empresas comenzaron una guerra interna en los Estados Unidos con el presidente Donald Trump, ya que estas decisiones, tomadas según estos empresarios por el "hombre del pelo zanahoria", tenían mucho que ver con la mano de Exxon Mobil y unos "mercenarios" venezolanos que se dicen llamar opositores, quienes les ofrecen el petróleo prácticamente regalado y la entrega completa del Esequibo a estas transnacionales. Es por eso que estos inefables se oponen a que Estados Unidos continúe comprando petróleo venezolano.

Estas empresas han conspirado una y mil veces para derrocar al gobierno venezolano, en componenda con la oposición "vende patria" que existe acá en Venezuela. Y con estos pusilánimes en el gobierno, les sería más fácil apoderarse de nuestro petróleo y así también poder explotar los yacimientos petroleros que existen en nuestro Esequibo; o sea, adueñarse de nuestro petróleo tal como lo hacían en la Cuarta República, que los presidentes de turno acá en Venezuela durante esas décadas le regalaban el barril de petróleo a un precio de seis dólares americanos, dejando al país en la bancarrota, lleno de deudas, miseria, con un índice de pobreza que llegaba al setenta por ciento, sin bloqueos de ningún tipo, permitiendo que una casta de gerentes de alto rango de la empresa PDVSA y políticos se enriquecieran a costa del petróleo que nos pertenece a todos los venezolanos. No conformes con todos los negocios oscuros que tenían con estas petroleras, cargaban cinco buques y por el contador pasaban dos; los otros tres iban al bolsillo de estos sátrapas. ¡Ojo, con esto no quiero decir que muchos de ahora no se hayan enriquecido a costa de nuestro petróleo...!

A todas estas, Alejandro Terán, presidente de la Asociación Latinoamericana de Empresarios del Petróleo de Texas, empresario petrolero texano, salió a la luz pública y dijo que ellos no podrían permitir la anulación de ese contrato, ya que Venezuela en muy poco tiempo se va a convertir en el principal proveedor de petróleo para los Estados Unidos de acuerdo al crecimiento vertiginoso de su producción. Esto se debe a que en el último mes esta empresa, conjuntamente con PDVSA, había logrado producir más de setecientos cincuenta mil barriles diarios, de los cuales la empresa Chevron había incrementado su producción de cincuenta mil a doscientos cincuenta mil barriles por día. En los últimos años, esta empresa ha invertido en nuestro país, para continuar aumentando la producción petrolera de nuestra industria y el ingreso petrolero a los Estados Unidos, más de veinte mil millones de dólares. Eso quiere decir que esta empresa terminaría perdiendo esta cantidad de dinero y también vería afectada la estabilidad de sus trabajadores tanto acá en Venezuela como en los mismos Estados Unidos. Es por todos estos intereses que están en juego que esta empresa y otras ejercieron presiones al arrogante de Trump para que reconsiderara la decisión tomada. Por supuesto, a nuestro país también lo afectaría en algo, pero como ya sabemos, el gobierno venezolano ya tiene explorados otros mercados, ya que Venezuela es esa mujer perfumada de hidrocarburos que todo el mundo quiere, pues no le será tan difícil conseguir mercados como el asiático, europeo y de otros continentes rápidamente y recuperaría esas pérdidas que le generaría la partida de esta empresa y otras, en dado caso que estas definitivamente se marchen.

La verdad de todo esto es que un sector de mercenarios de la política venezolana, conjuntamente con una caterva de empresarios petroleros mafiosos, quieren adueñarse de esta mujer rica en recursos naturales llamada Venezuela, pero no han podido ni podrán, ya que acá habemos millones de ciudadanos resteados para defender nuestra industria petrolera y, por supuesto, a nuestra querida patria.



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Osman Cañizales


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