La complejidad de la política exterior de Estados Unidos hacia Venezuela, especialmente con respecto al ámbito petrolero y las sanciones económicas involucran a Chevron, que es una de las mayores petroleras estadounidenses, la cual juega un papel clave en la economía venezolana al generar divisas que ayudan a estabilizar parcialmente el tipo de cambio, y lo cual contribuye con el sostenimiento del gobierno de Nicolás Maduro.
La administración Trump (y antes la de Biden) ha mantenido un enfoque ambiguo de Chevron en Venezuela: por un lado, permiten ciertas operaciones bajo licencias limitadas (evitando un colapso total que podría beneficiaría a actores como Rusia o China), pero por el otro, amenaza con restringirlas para presionar al régimen madurista; ésta estrategia busca equilibrar dos objetivos contradictorios:
1) debilitar al gobierno venezolano, mediante sanciones, reduciendo su acceso a ingresos petroleros.
2) Evitar que otros actores globales (como Rosneft de Rusia o CNPC de China) ocupen el vacío que dejaría Chevron, lo cual perjudicaría tanto los intereses económicos de EE.UU, como su influencia geopolítica.
Por lo que afirmamos que en este caso aplica el dicho popular "ni se lava, ni se presta la batea". EE.UU. no termina de retirar a Chevron (perdiendo control sobre un sector estratégico), pero tampoco le permite operar plenamente (limitando su impacto como palanca política), está ambigüedad refleja las contradicciones de una política de sanciones que, hasta ahora, no ha logrado su objetivo principal (un cambio de gobierno en Venezuela), mientras profundiza la crisis humanitaria, la cual afecta gravemente al pueblo venezolano, por supuesto al pueblo pobre, incidiendo en el hambre, y en las enfermedades que padecen al no contar (el Estado) con los recursos necesarios para la adquisición de medicamentos, ni de la atención médico-asistencial, el sector de los adultos mayores es uno de los más impactados por los insuficientes recursos, mucha gente de la tercera edad está falleciendo por falte de atención adecuada y oportuna.
Si al déficit que se nos avecina por no disponer del ingreso que venía aportando la Chevron, le agregamos la desacertada política económica del gobierno de Nicolás Maduro, tenemos como resultante que se nos viene encima en tiempo no muy lejano una crisis de proporciones inconmensurable, ojalá este gobierno rectifique su orientación económica y social, y busque mediante la concertación y con todos los sectores del país, sin exclusiones de ninguna naturaleza, la articulación de políticas para la reconfiguración de la economía de la propia democracia (alto déficit de democracia), como sistema de gobierno!
@marianocrespo07