Todo indica que tras la conversación Trump-Maduro en días pasados (arto conocida), la realidad venezolana se ha vuelto más intrincada y se ha complejizado en mayor magnitud, entramos a un tiempo donde ese proceso complejo nos remite y recuerda al proceso kafkiano, (Franz Kafka, el Proceso 1925) la salida laberíntica es incierta, pero el tiempo avanza, nada lo detiene. No se vislumbra una solución, los referentes históricos y filosóficos, tal como lo plantea el filósofo Karl Popper en su crítica al historicismo, (" la miseria del historisismo" ), en la cual afirma que el futuro abierto no está sujeto a prediccion, en coincidencia con Alain Badiou, y yo diría más aún en nuestro caso de la Venezuela de hoy, dónde las categorías de análisis existentes, tanto históricas como filosóficas, son desbordadas por la realidad, por lo que no permiten descifrar hacia dónde vamos.
Solo sabemos dónde estamos, los escenarios planteados por los diferentes analistas (maduritas, neutrales y de oposición) son rebatidos por los hechos que se suceden cada día con un dinamismo aterrador, al final, prevalecen las incógnita: Cual es la salida? ¿hacia dónde vamos?
La máxima presión ejercida por el gobierno de Donald Trump sobre Venezuela por un lado, y la máxima resistencia planteada por el gobierno venezolano, son polos dinamizadores del proceso, así como también la escasa posibilidad de llegar a acuerdos mínimos para una negociación, las implicaciones geopolíticas, y la realidad interna signada por un gobierno autocrático, (alto déficit de democracia real), y una oposición difusa y debilitada, son elementos que se conjugan en dicho "proceso kafkiano".