Venezuela atraviesa lo que con toda propiedad podemos llamar una situación compleja, con factores internos y externos conspirando, amenazando, golpeando, cada uno de ellos con intensidad creciente. También han aparecido elementos y factores favorables, que han mediado para que estas amenazas no se materialicen en una agresión física armada más contundente, a las que hemos sorteado hasta ahora.
Aunque esta es una realidad irrebatible, sin contradicción ni duda, el estudio y análisis de la educación universitaria en el país adquiere en ese contexto una prioridad indiscutible por su propósito, sus procesos y sus resultados.
Porque las universidades, síntesis intelectual de lo politico, lo económico y lo social, tienen un impacto en el futuro del país, por desempeñar varios papeles fundamentales, siendo el principal el de la formación de ciudadanos verdaderos, informados, competentes, críticos y capaces, lo que es esencial para el desarrollo social, económico y político del país. Si se mejoran las instituciones de educación universitaria, se pueden formar los líderes, innovadores y profesionales que contribuyan al progreso de Venezuela. Y esta formación necesariamente debe darse dentro del proyecto politico, bolivariano, revolucionario y socialista, para que la transformación tenga permanencia en el tiempo e identidad propia.
Esto se debe a que la universidad tiene un efecto multiplicador a corto y largo plazo. Una población educada en los distintos ámbitos que el proceso sociopolítico de desarrollo genera, tiene que ser más productiva, lo que sostiene por lo tanto el crecimiento económico. Por lo tanto la educación universitaria centrada en el socialismo debe impulsar en los estudiantes las virtudes que este quiere proyectar como la participación política a todos los niveles y el compromiso social, la igualdad, del desarrollo personal y el crecimiento de la riqueza social e individual, todo ello base del socialismo.
Es cierto que en universidades perviven las fuerzas que se oponen al cambio que favorezca a las mayorías pobres del país, como es en la UCV, cuyo Consejo Universitario, maquina y actúa para que el socialismo, ni en la idea ni en la práctica florezca en Venezuela, no se puede tomar como referencia ni sirve para desconocer el valor estratégico e intelectual de las universidades. No puede ser la primera universidad de Venezuela quien no defiende en primer lugar su soberanía.
Ante una amenaza externa, tal como la concentración de buques de guerra de USA, reaccionar se hace necesario, inmediato y apremiante, pero estas acciones deben ser acompañadas por mejorar lo estructural, donde fortalecer las universidades es una estrategia profunda para preparar a la población ante crisis, tanto presentes como futuras. Contar con instituciones universitarias verdaderamente nacionales y criollas es fundamental para inculcar nuevos valores y fortalecer la autodeterminación. Y si hablamos de soberanía, habría que revisar si las actuales merecen la denominación de "universidad nacional", pues una educación sólida fomenta el pensamiento crítico y la capacidad de respuesta ante situaciones adversas.
Se necesita por lo tanto ir perfilando una "universidad socialista", como la que queremos, y que ya es necesaria. Los cambios sociales se dan en varias dimensiones, en el terreno es una de ellas pero es en el pensamiento donde se traza el mapa, la ruta, el camino que sea válido para materializarlo. Por ello la universidad como institución de educación de mayor nivel debe operar a con la ideología y los principios del socialismo, priorizando la formación de un pensamiento crítico y la transformación social desde esa perspectiva.
Su objetivo es ser un motor para el cambio social, promoviendo la igualdad y combatiendo prejuicios a través de la enseñanza basada en la racionalidad y la ciencia, con la meta de construir una sociedad más justa y equitativa.
Esquematizamos esta universidad socialista, con los siguientes componentes. Orientación ideológica, basada en los valores de igualdad, producción, solidaridad y participación. Sería un ente con una misión de defensas de lo nacional, conciencia crítica y buscando el cambio estructural en la sociedad. Los profesionales universitarios serían los agentes de cambio para la construcción de esa sociedad más justa. Su fundamento educativo y académico es la enseñanza lógica, científica y dialéctica. Excluye toda doctrina religiosa y combate el fanatismo y los prejuicios.
Es que las universidades nacionales socialistas deben representar la base del conocimiento, la innovación y la formación de profesionales cualificados que pueden contribuir al avance económico, social y cultural del país, por su formación, su información, sus valores, su visión de futuro. Mejorar las actuales requiere esfuerzos intensos en infraestructura, calidad académica, investigación y equidad en el acceso y permanencia, lo cual se traducirá en mayor capacidad de respuesta ante desafíos internos y externos.
Debe por lo tanto diferenciarse de las universidades tradicionales actuales, en su filosofía, objetivos y, tambien, en su administración. La universidad socialista que Venezuela necesita no es una utopía sino una urgencia sociopolítica y estructural. En ella estaría la soberanía del pensamiento, la formación de ciudadanos participativos y críticos, junto con la posibilidad de un futuro pacifico con grandes riquezas materiales y espirituales. Diferenciarla de las universidades tradicionales no es solo cuestión de filosofía, de administración o de alternativas, es cuestión de destino intelectual de la soberanía.