Entrevista a Luis Bilbao

No hay libertad de expresión en el mundo capitalista

¿Qué impresión tiene sobre Venezuela?

Yo vengo muchas veces al año y lo hago regularmente desde el año 1999. Soy parte de este proceso político, tanto o tal vez más que en el proceso argentino. Como lo digo en todos los foros posibles la impresión que tengo es que en Venezuela se esta jugando el destino de América Latina.

En cierto sentido el impacto de eso seguramente irá más allá del continente. Entonces, todo lo que pasa tiene una importancia fundamental y plantea una responsabilidad que asumo enteramente como parte de la única nación que somos. Hoy día el discurso está claramente planteado en esos términos y debemos asumir que somos una sola nación. Como bien dice el Presidente Chávez en sus últimos discursos: “no se trata de integrarnos sino de unirnos” Así que me parece que en esa tarea de carácter histórico Venezuela es la vanguardia y todos los que tenemos esa opinión estamos en la obligación de sumar nuestro trabajo a ese sentido.

Actualmente está muy en boga en Venezuela el tema de la libertad de expresión. Existe todo un debate sobre qué se entiende por libertad de expresión y qué debe regular eso. Nos gustaría saber su percepción sobre el tema.

Yo creo que hay que decir las cosas con todas las letras, no sólo para lo que opinamos algo sino para cualquier persona que se resuelva a tener una opinión honesta. No estoy pidiendo identificación ideológica o política, simplemente estoy pidiendo honestidad frente a los hechos. No hay libertad de expresión en el mundo capitalista. No la hay porque, en primer lugar, producir un medio de prensa gráfica, oral o televisiva requiere guardar una cantidad de dinero que requiere de los recursos de las grandes empresas o de las grandes fortunas individuales y ninguno de estos está comprometido por definición con la defensa de la verdad sino sólo con sus intereses. Entonces, cualquier medio de comunicación en cualquier país del mundo, con dos excepciones que son Cuba y Venezuela, la prensa está dominada por intereses de carácter económico que van contra la verdad.

Sencillamente, en otro período de la historia el capitalismo iba a la par y al paso de la verdad, porque era el período revolucionario de la burguesía y necesitaba enfrentar a los enemigos del progreso que eran las clases feudales, la iglesia a través de las formas que los mantenían en el Status Quo cuando se estaba saliendo del medioevo. En ese período la burguesía era revolucionaria y su papel era positivo y, por tanto, su accionar económico, político, social en el campo de la cutura, de la ciencia y de las artes fuese positivo e iba al lado de la verdad. Sin embargo, bastó que ese enemigo de la burguesía fuese derrotado y la burguesía se impusiese en todo el mundo para que a partir de ese momento el capital se constituyera en los contrario a la verdad. La sociedad se dividió en dos clases muy claras y contrapuestas. La confrontación que suponía la lucha por los intereses de ambas clases exigía la defensa de una y de otra. Entonces, la prensa comercial que era la voz del capital dejó de defender la verdad para comenzar a defender intereses. Entonces, apareció una prensa alternativa que llegó a tener una enorme fuerza por la presión del los sindicatos, de los grandes partidos socialistas de aquella época de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, donde se defendiía la verdad porque no tenían una función comercial. Estos medios de comunicación sucumbieron por diversas razones y la verdad quedó sin soporte material. Entonces, la prensa desde hace mucho tiempo es una empresa como cualquier otra que está destinada a ganar dinero y no a defender ideas y mucho menos a defender la verdad. Esto no se pone en cuestión cuando es la idea general. Sin embargo, cuando aparece un fenómeno alternativo, cuando aparece una posición completamente diferente, entonces, entra claramente en cuestión.

Yo creo que no hay un caso más claro que el de Venezuela, porque la prensa mundial, sin excepciones, ha mentido con una desvergüenza tal en relación a Venezuela como nunca se había visto antes. Yo creo que en ningún país se vio. No estoy diciendo que esto no se dio en la Revolución Rusa a comienzos del siglos XX o que no lo haya sufrido la Revolución Cubana. Sin embargo, aparece en la Revolución Boliviariana que aparece cuando precisamente parece que había terminado todo proceso posible de revolución y que viene que a caer como una roca en un lago y a romper con esa supuesta armonía del capitalismo victorioso, entonces, consitó desde el comienzo el odio y la furia de la prensa comercial.

Lo verdaderamente notable para cualquier persona estudiosa de la Historia y la política es que en ese marco se haya mantenido la libertad de prensa en Venezuela. Si hay algo que debiera destacarse es que con un cerco mediático internacional con los medios locales que han llegado a los máximos excesos y es el hecho de que con ello todavía se haya mantenido la libertad de prensa. No hay un sólo canal o una sola prensa cerrada, no hayan habido multas o periodistas presos; porque déjenme decirles algo, haciendo lo mismo pero contra un presidente en Francia o un primer ministro de Inglaterra o en Estados Unidos muchos de los periodistas estarían presos en estos países y sin romper el régimen legal, pero en Venezuela eso no pasó. Entonces, venir a decir que en este país hay retricción o corte de la libertad de prensa sólo cabe en esas mentes corruptas, absolutamente degeneradas en todos los sentidos. Cuando en mi país Argentina estaban desapareciendo treinta mil luchadores no descubieron que había ausencia de libertad de expresión. En cambio, cuando en Venezuela se abre un extraordinario proceso de transformación social entonces ahí descubren que hay falta de libertad de expresión. Celebro que se venza la concesión de RCTV y estoy seguro que no habrá marcha atrás en la decisión de no renovarla. De mi lado y muchos como yo defenderemos el sueño latino americano.

Lo que está ocurriendo con RCTV es la no renovación de la concesión. Ha habido una gran presión para revocar las conseciones de los otros canales de televisión y otros medios tradicionales que forman parte de ese cerco de poder ¿Qué opina usted al respecto?

Evidentemente esa es una decisión política que tiene que tomar el pueblo venezolano. Eso es importante. Si por mi fuera yo revocaría esas conseciones también. Es más, tú buscas hoy el diario El Nacional y tiene como principal nota de tapa hoy, y no lo recuerdo textualmente el título pero dice que hay una demanda en Brasil contra el cierre ilegal RCTV. Yo no cerraría el diario El Nacional pero sí le entablaría un juicio por difanación y lo acosaría todos los días con sus mentiras. Yo no creo que eso pueda quedar impune, no puede ser que la prensa sea utilizada para decir mentiras descaradamente. Cualquiera sabe que lo que sucede es que se vence la concesión. No renovar la concesión no es ilegal. Esos son argumentos válidos en un juicio por difamación y yo se lo llevaría hasta última instancia. Yo creo que hay que poner coto, pero no a la diferencia, no a la polémica pero sí a la mentira descarada. No puede ser que se trabaje sobre la base del envenenamiento de la opinión pública. Creo que más clara no puede ser mi respuesta. Si estuviera a mi alcance, si es que está ocurriendo en mi país y yo tuviera el poder yo haría lo posible por acabar con esa televisión comercial que envenena abiertamente la opinión de los adultos y sobre todo de los niños y que pone en tela de juicio la conciencia pública y el futuro del país. Afortunadamente, en este tiempo, en estos ocho años, entre las muchas lecciones que ha dado Venezuela hay una que me parece fundamentalísima y que destaco siempre y que quiero destacar aquí también y es que Venezuela prueba que los medios son muy poderosos pero no son todo poderosos. Se los puede vencer y se los puede vencer con la verdad.

Yo tengo muchos años de periodista y mi experiencia ha sido que indistintamente del medio donde yo haya trabajado (y han sido bastantes en muchos países) siempre he trabajo con la prensa alternativa, siempre he estado sosteniendo, proponiendo, participando permanentemente en proyectos alternativos. Yo creo que si bien hay unos ejemplos concretos aislados y excepcionales de prensa comercial comprometida con la verdad yo creo que la única variable posible de hacer una defensa seria de la verdad en cualquier ámbito en que estemos hablando es la prensa alternativa, así que la respaldo fervorosamente todos los esfuerzos que hacemos, tanto en la prensa escrita (donde yo particularmente me desemvuelvo) como en la televisión y la radio.

El gran auge que tiene las radios comunitarias es gracias al Estado y se pudiese pensar que esos medios de comunicación pudiesen estar restringidos a las líneas políticas del Estado.

Aquí hay dos cosas. Yo creo que es absolutamente legítimo que un medio alternativo que encuentra apoyo del Estado lo reciba. Después está en el equipo que lleve a cabo esa tarea la de tener la fortaleza, la sencillez y la honestidad para mantener la autonomía. Yo creo que esa es una batalla constante. Sin embargo, de eso no se puede inferir que siempre se debe recibir ayuda del Estado cuando hay precisamente una posibilidad de salir de las catacumbas y que siendo un medio no comercial que a pesar de tener la capacidad de llegar al máximo de personas hay que utilizarla. Lo otro, como digo, se debe mantener la independencia en un oficio que exige minuto a minuto lucidez, coraje, fortaleza moral e intelectual.

Ahora, yo quisiera hacer una puntualización, yo creo que sí hay que tomar parte. Yo no puedo mantenerme neutral o supuestamente objetivo frente a lo que tengo adelante. Acá hay una revolución y hay una contrarevolución. La prensa que yo dirijo, la revista América XXI y los artículos que yo publico en cualquier lado son artículos que toman partido y lo hago sin ningún tipo de ocultamiento o sin vergüenza, porque yo he tomado partido por la Revolución y eso no quiere decir que yo no vea algún punto enemigo de la Revolución. Yo no soy neutral y no me pongo en lo del bien y el mal y me atribuyo a mi mismo (como hace la prensa comercial capitalista) el rol de juez de todo, como si no respondiera a intereses concretos. Yo sí admito que sí respondo a intereses. Yo sí respondo a los intereses de mi pueblo, a los intereses de la nación latinoamericana y estoy con todos aquellos que se enfrenten al imperialismo y al capitalismo, porque eso tiene que ser dicho con abosluta prioridad.

¿Cuál es su impresión general sobre todo lo que está ocurriendo en América Latina?

Hemos entrado en un período de turbulencia que va del Río Bravo a la Patagonia. Esa turbulencia tiene distintos grados. En Venezuela es revolución, en Bolivia es revolución, en Ecuador está a punto de serlo, en México está punto de serlo. Hay mucha más turbulencia aunque todavía no se ha llevado. En Argentina no hay turbulencia y estamos lejos de la Revolución todavía pero en todo caso estamos como parte de esa turbulencia. En este preciso momento creo que estamos en un momento donde pone en otro aspecto, también pongo como vanguardia a Venezuela, que es la transformación de esa turbulencia y necesidad de transformación, de esa voluntad de cambio, de esa visión social, que está dando claramente conciencia y organización.

Hay cuatro países en el continente donde hoy se exige el máximo de urgencia, casi diría que es el caso de vida o muerte de desarrollo histórico, que se consoliden fuerzas políticas que puedan conducir los fenómenos que están en curso. Esos países son precisamente Venezuela, Bolivia, Ecuador y México. Aunque sólo en Venezuela está planteado con nitidez las necesidades, la convocatoria, el plan de la construcción de esa fuerza política, de esa herramienta política de masas. Entonces, yo estoy convencido de que en este aspecto sí vemos la necesidad, la convocatoria, el plan de la construcción de si Venezuela da este paso y consigue armar un verdadero partido por masas dirigido al socialismo y herramientas políticas de las masas por el socialismo, va a tener que dar una contribución fundamental y decisiva, a condición de que sea un partido verdaderamente de masas, democrático y revolucionario, si tiene esas condiciones va a dar una contribuciones verdaderamente históricas al continente y vamos a ingresar en una nueva etapa. Estamos en el umbral. Hay que ver si tenemos la fuerza para dar el paso para cruzar el lumbral, pero estamos en el lumbral y en una nueva etapa donde el proyecto de revolución tiene definiciones, tiene consciencia y tiene organización. Así veo a América Latina.

Lo que yo creo es lo siguiente. En realidad lo que nosotros estamos viendo es una profundísima crisis del sistema capitalista como tal. No es que estamos viendo la resistencia política del hecho de que en Estados Unidos haya un inepto y quizá tal vez un enfermo mental en el gobierno. No es eso. En realidad es la expresión que toma la crisis del capitalismo. Nosotros estamos y no de ahora sino de muchos años, quizá un poquito más de tres décadas, que se terminó el período de autojusticia del capitalismo basado en la destrucción de la Segunda Guerra Mundial y entró el sistema de nuevo como conjunto de una situación de crisis y la crisis dentro del capitalismo significa competencia por los mercados, porque la crisis del capitalismo significa que sobra de todo y no que falta de todo. La crisis del capitalismo significa competencia entre los mercados porque generalmente la crisis del capitalismo significa que sobra de todo, no que falta de todo sino que sobra de todo. El sistema capitalista no funciona para satisfacer necesidades sino para vender y el problema que tiene es que cuanto más tecnifica, más compite, más explota la mano de obra porque la hace producir en menos tiempo, entonces, es un fenómeno de cruces en el cual se produce más y se paga menos salario, porque cada vez se expulsa más mano de obra y se incorpora menos mano de trabajo. Eso significa que tenemos más productos y menos compradores. Esa es la crisis y para salir de la crisis dentro del capitalismo existen dos vías: una que es temporal, que es la competencia de los mercados y luego se llega a la única salida en el capitalismo que es la destrucción de lo que sobra. Sobran bienes ymercancía de cualquier orden. Hay que tomar en cuenta que la fuerza de trabajo dentro de capitalismo nosotros somos mercancía y por ello también sobramos. Hay que acabar con eso.

El capitalismo para poder sobrevivir de esta situación necesita la destrucción, necesita la guerra. Por eso la consigna “Socialismo o barbarie” es tan justa, por que lo que está planteado es precisamente dar una respuesta por fuera del sistema capitalista que rompa el sistema capitalista, que es lo que está intentando llevar a cabo la Revolución Bolivariana en Venezuela para no caer en la destrucción y barbarie de la generalidad. La generalidad es parte de ella, no es un fruto circunstancial o inesperado, es parte de la necesidad del sistema como lo es el caso de Iran y que nos ataca a nosotros vomo América Latina. O ellos tienen suficiente freno como para que desde el punto devista práctico tengan vedados la posibilidad de atacar o ellos atacarán. Entonces la guerra y la coyuntura mundial está marcada por esto o por la crisis mundial del capitalismo y por la hasta ahora incapacidad de darle respuesta al hilo de la crisis, porque la crisis está, la crisis no está en nuestros países está en los centros de poder del capitalismo, en Los Estados Unidos, La Unión Europea, Japón. Nosotros somos víctimas de esa crisis que nos descarga. Entonces, la gran tragedia del mundo contemporáneo es que ahí, donde está el nudo de la crisis, no hay capacidad de respuesta. Los pueblos de Estados Unidos, de la Unión Europea y de Japón no tienen capacidad de respuesta política. Esa capacidad ha venido a aparecer o a reaparecer es en América Latina. En Venezuela está el contenido de la Revolución Bolivariana y la responsabilidad histórica de ese proceso en América Latina.


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Entrevista realizada por la La Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad.

Fuente: Humanidad en red



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