¿Una Universidad? ¿Dos Universidades? El fin de la Universidad

¿Una Universidad? ¿Dos Universidades? El fin de la Universidad

El debate educativo no sólo abre la posibilidad de interpretar el marco jurídico que regula la actividad universitaria en el país, implica también, una profundización del papel que deben asumir los universitarios en la construcción republicana, expresada de forma clara en la constitución de 1999 y contrariada en la antigua Ley de Universidades. Recuerdo que uno de los debates que sosteníamos en el pasado, implicaba la simple alusión a la división ministerial en materia educativa, de un Ministerio de Educación Superior y el resto del sistema de educación, en síntesis asomar la posibilidad de una educación superior expresaba el carácter soterrado de una educación inferior asignada a la escuela básica y el bachillerato. Sin dudas, las palabras y sus significados no pueden ser obviados al intentar conducir una nueva política educativa, por ello las expresiones de inclusión y democratización del sector educativo se han convertido en la demanda constante para desenclaustrar el viejo modelo “feudal” del acto educativo.

Seguimos atentos por la señal de la Asamblea Nacional, al debate sobre el proyecto de Ley Orgánica de Universidades, hasta la madrugada, a quienes nos preocupa el oficio de la Educación y quienes además tenemos responsabilidades en este sector, pensamos que el veto de la Ley a posteriori, nos lleva a plantear una seria reflexión sobre la actuación no sólo de los actores educativos, sino interpretar la política y la cotidianidad de la universidad venezolana. En primera instancia, debo aclarar que no iniciaré mi exposición de la precitada ley y la realidad universitaria, por el tema más mediático, cual es las condiciones laborales de los docentes universitarios, plantearé el aspecto del cómo hemos constituido a partir de ciertos errores estratégicos la pérdida de espacios y consolidación de una masa acrítica.

Uno de esos problemas claves es creer que la UCV es la única Universidad venezolana, propio de la dinámica espacial “petrolizada”, las relaciones entre el centro y el interior se dan desde una hegemonía en el discurso que no sólo centraliza los recursos económicos, sino también el debate y la confrontación, es un hecho curioso que la sede principal de la UBV esté a escasos metros de la UCV. Suponer de forma convincente que el sector universitario es contra – revolucionario y estigmatizarlo como una única clase social apegada a los intereses pequeños burgueses, es un burdo recurso de una retórica que impide analizar las fallas concretas que han impedido una profundización de la transformación universitaria. En un análisis detallado pudiéramos tener mayor información que de forma contundente nos arroje la variación en la tendencia en los últimos años en la educación universitaria, un hecho interesante, partiendo desde la UCV, es que, justo en el 2001 se gestó al interior de esta casa de estudio un movimiento combinado de trabajadores, profesores y estudiantes en una importante toma que evidenció la crisis estructural del modelo educativo, corrompido como el resto de las estructuras públicas en el modelo adeco – copeyano. Eso nos da una señal clara, esta Universidad aún en el 2001, albergaba una importante fuerza estudiantil revolucionaria capaz de movilizar y hacer resentir el viejo andamiaje del claustro. Y es que la pregunta del cuándo se remonta mucho antes de esta década, cuando analizamos como muchos universitarios en la etapa más dura de la represión contra la guerrilla fueron acribillados a las puertas de esta Universidad.

Las cifras pueden ser manipuladas, pero en términos concretos no podemos negar que la pérdida de espacios políticos por parte del movimiento estudiantil revolucionario ha sido evidente en esa casa de estudios, hasta las declaraciones de algunos voceros de la izquierda terminan dándose en los espacios de la UBV. Lo curioso es que pareciese que esto indica una erosión del apoyo a la transformación y la consolidación de una élite, algunos sostendrán que los centros de estudiante son una representación del pasado, una estructura estalinista o simplemente un modelo representativo, pero hasta ahora este ha sido el principal indicador en las Universidades Autónomas, se expresan en la movilización y apuesta por dos proyectos políticos claramente diferenciados, uno sostener el claustro heredado hasta hoy, o romper definitivamente con la universidad “feudal”.

Esta expresión nos lleva al mapa político del país, algunos pretendían creer que la llegada de la oposición a algunas municipalidades de la Gran Caracas era la derrota del Chavismo, nuevamente se equivocaban al leer que sólo Caracas representa la realidad nacional, y que lo llamado despectivamente “provincia” decide en el conjunto nacional, así los resultados electorales en regiones como los llanos han sido abrumadores, y como en este país todos somos venezolanos, un voto del llano, del sur u oriente equivale igual al de la Capital. Esto nos explica el por qué de una realidad contradictoria en la Universidades del interior, donde el Chavismo no sólo ha logrado mantener una hegemonía en algunos centros de estudiantes, sino que incluso ha tomado espacios al interior de algunas facultades tradicionalmente conservadoras. Lo que deben llamarnos a detallar los casos, y considerar que no todo el conjunto universitario se opone a la transformación, en ese plano, la pregunta en el transcurrir de diversos ministros de educación universitaria, está clara, ¿cuál es la política hacia la Universidad venezolana?.

Los que participamos en el Censo de Misión Sucre inicialmente, nos encontramos con un logro abrumador, convocar y movilizar a un contingente importantísimo de venezolanos que habían incluso perdido toda esperanza de ingresar a la educación universitaria, significó que la expresión de afirmación del “Yo sí Puedo” de la Misión Robinson, que reafirmara el carácter humanista de un modelo político de transformación preocupado por los excluidos venezolanos. Es que este proceso de convocatoria nos llevó a la importante misión de aumentar la matrícula escolar, vincular a la educación con los retos del país y abrir el compás de una discusión sobre el papel de la Universidad venezolana para el Siglo XXI. A diferencia de la educación básica y el bachillerato, los cambios al interior de las Universidades no se pudieron gestar con la participación activa del Gobierno nacional, la autonomía universitaria que permitió en los 60 salvar la vida de muchos universitarios, se convirtió en el rostro Janico de la corrupción y fortalecimiento de una élite “ilustrada”, dicho así pareciera simple, pero esta formación sólo fue posible con la pérdida de apoyo en el sector profesoral activo y la consolidación de un marco legal excluyente de los sectores estudiantiles y trabajadores. Hace un par de años los sectores de la izquierda, llegaron a ganar incluso algunas organizaciones gremiales de profesores en las Universidades autónomas, algunos decanos y pocos rectores, por supuesto en las universidades del interior del país, pero sin dudas, la piedra angular residía en el marco normativo que impedía la participación de actores “activos” de la Universidad, recuerdo que en mi caso, mientras cursaba estudios, la logística impresionante de movilidad de los jubilados por los sectores opositores aplastaba en una relación desproporcionada el voto estudiantil. Así, el resultado mayoritario terminaba en un país donde el Chavismo es victorioso en las urnas electorales, derrotado al interior de las Universidades, pero una de las causas se explica allí, lo que también explica la situación de deterioro al interior de las universidades autónomas.

En días reciente, la Ministra de Educación Universitaria, expresaba en una entrevista televisada que el salario no podía ser el único atractivo a la carrera docente, por supuesto, la ministra es Universitaria, y coincido con su apreciación, pero lo que se ha demostrado es que hay una política de desacierto en ciertos aspectos, pareciera en una lectura que quizás se vea simple, que en algunos momentos la propuesta ha estado reducida a un contrapunteo con el Rector de turno de la UCV, o en otros, parece que el grifo del diálogo se ha abierto. Mientras esto ocurre existe una realidad innegable, una pérdida significativa de espacios en las Universidades Autónomas y en algunos momentos una especie de claudicación frente a esa realidad, el refugio ha sido obvio, las experimentales y las de reciente data, esto lleva a una interpelación profunda, por ejemplo en el campo de la Educación Misión Sucre – UBV a través del PNFE forman un importante número de maestros, pero en ningún momento la UPEL y el resto de Autónomas han cerrado sus puertas en esta Área. Conclusiones: tenemos definitivamente dos tipos de maestros en Venezuela, con realidades curriculares diametralmente opuestas, estamos formando para dos Venezuela distintas en la línea de tiempo, ¿se puede sostener esto en el transcurrir de los días?.

Uno de los puntos importante a superar es el estancamiento del debate Universitario, el debate que incluya a todos los sectores, pero fundamentalmente, que cree las condiciones para derrumbar definitivamente el muro de la autonomía “perversa” que permite el usufructo de los recursos del Estado en provecho de pequeñas élites y refuerza el estado actual de las cosas. La autonomía no es un salvo conducto, implica responsabilidades y parece que hasta allí el brazo del Estado ha quedado corto. El debate no puede quedar secuestrado entre autoridades ministeriales y autoridades Universitarias, debe profundizarse en la base. Eso implica desde el bibliotecario, obreros, profesores convencionales, estudiantes y una metodología factible que permita involucrar al poder comunal y no como simple enunciado. Diferenciar la autonomía y establecer nuevos marcos de competencia es ineludible, pero centrarse a debatir sólo no funciona sino se acompaña de condiciones materiales que permitan gestar condiciones de transformación interior.

En una revisión urgente, está claro que son las demandas “legitimas” del sector Universitario, y, aclarado el contexto general, éstas se extienden a lo largo del país, es curioso, pero en nuestras propias casas de estudios de reciente data la autocrítica se confunde y en algunos caso se interpreta como expresión “contra – revolucionaria” que impide avanzar, al señalar algunas materias pendientes, por ejemplo, la situación de infraestructura de algunas casas de estudios y aldeas, que requieren de forma urgente una revisión sobre la inversión que se ha hecho para el mejoramiento, es una idea poca adaptada a la realidad creer que se puede fundar una Universidad sobre la sombra de un árbol. La inversión en el sector de investigación, el modelo de nuestras universidades ha estado abocado a la docencia, incluyendo el caso de la UBV, donde se ha confundido la crítica contra el positivismo con una ausencia en temas puntuales que hoy requiere el país, por ejemplo, elevar la producción agrícola requiere de una participación activa del Programa de Agroecología que no puede limitarse a la simple formación sociopolítica del productor, es necesaria la articulación en el mejoramiento de semillas, de suelos y la sustitución de las prácticas depredadoras de los transgénicos, pero eso no se logra con una simple charla, requiere tecnología e investigación para alcanzar un objetivo mayor como lo es la soberanía alimentaria. Es necesario revisar en que han servido programas como el PPI, sus impactos y hacia dónde se direccionarán los recursos que permitan la formación de una Universidad que contribuye en las áreas de ciencia y tecnología, por ello no se puede plantear una absurda negociación de presupuesto universitario, si este no va acompañado de una metodología que incluya las regiones de menos “desarrollo” y potencie el proyecto nacional, elementos que no son nuevos, están establecidos en Plan Nacional de Desarrollo Simón Bolívar.

La inclusión no basta, pero es un síntoma positivo de un cambio de realidad, el sistema de ingresos a la educación universitaria en las Universidades Autónomas no ha variado, las excusas miles, pero lo cierto es que las condiciones de aulas y relaciones de docente han superado lo esperado, creando en algunos casos algunas perversiones que deben ser analizadas a detalle, “docentes convencionales”, una figura comodín que se usa en Universidades Autónomas pero que ha sido replicada también en la Misión Sucre – UBV con el nombre se “colaborador”, en algunos casos la aparición de “jubilados” que terminan siendo una pesada carga financiera y evitan el ingreso y formación de nuevos profesores Universitarios. Debe haber consonancia entre el aumento de la matrícula universitaria y el ingreso de profesores “ordinarios” que en teoría constituyen la parte sensible de la investigación, docencia e interacción socio-comunitaria, ampliado a las ofertas de estudios de posgrado que permiten elevar las posibilidades de formación de cuarto nivel, cosa imposible en profesores que deben compartir una alta carga horaria con otras responsabilidades laborales ante la incertidumbre o poco atractivo salarial. Esto reviste un interesante debate, ¿Cómo se ingresa por concurso de oposición en una Universidad Autónoma?, las denuncias a la vista, muchas archivadas y sin jamás ser respondidas, la otra quién controla la “calidad” de los posgrados nacionales. El número de Doctorados, Maestrías y Especializaciones ha crecido al mismo paso que la recaudación de ingresos propios de las Universidades Autónomas y Experimentales, y por supuesto, los notorios “centros de asesorías para proyectos y tesis”, que florecen cercanos a las inmediaciones de las universidades o simplemente se les puede encontrar en la prensa con un paquete variado de productos pre-fabricados y que explican el poco nivel de seriedad con que toma la carrera educativa.

Retomando las palabras de la Ministra, es cierto que el tema salarial no es el único atractivo para el ingreso a la vida universitaria, pero tampoco es menos cierto que muchos de los que hoy laboran en el sector lo hacen por convencimiento más que por salarios, acusar al sector universitario de “burgués” es una chanza, porque se generaliza tanto a Administrativos, Obreros y Profesores Universitarios, una cosa distinta es la Rectora de la UCV y sus privilegios, al manejar uno de los presupuestos más grandes de Universidad Nacional alguna, y otra, un profesor a dedicación exclusiva u otra, en una Aldea Universitaria, en alguna barriada venezolana. Este tema no es exclusivo de las Autónomas, involucra también al resto de las Universidades y es parte de las “demandas justas” que aspiramos sean priorizadas por la Ministra, uno de los errores a debatir, es la viabilidad de superar las actuales condiciones laborales en el sector universitario, sacarlo de la matriz mediática del simple “aumento salarial” de la FAPUV y llevarlo al terreno de la sinceridad de las condiciones inflacionarias y el ajuste de las Normas de Homologación, pero también algunos cuestionamientos que involucran mejorar la condición de vida del docente universitario, que insisto no sólo involucra las autónomas y que se plantean más allá del ajuste salarial.

Avanzar en el modelo universitario alternativo requiere más esfuerzo, a la par se debe incluir una posición estratégica sobre las autónomas, de fortalecimiento de los sectores progresistas, no podemos dar por pérdida esa batalla, el diálogo directo y el mejoramiento de las condiciones de esos sectores son imprescindible, lo que no puede seguir sosteniendo es una asfixia, sin opciones sobre la mesa, que involucra a todo el sector universitario y permite ser terreno fértil de las corrientes más reaccionarias. Cuando un laboratorio, un aula, un gimnasio, una beca, un salario es irregular, no son los intereses del sector empresarial ni de la élite directiva Universitaria la que sufre el desgaste, es nuestra credibilidad frente a los sectores “activos” que hacen vida en la Universidad y en el caso de las Autónomas han ido perdiéndose, el papel de un Ministro no puede ser sólo la confrontación con la autoridad de turno en la UCV, en otras palabras “el sur también existe”.

Mientras escribo este artículo, los movimientos afectos a la izquierda iban divididos a elecciones de Centro de Estudiantes en la UPEL Maturín, de forma paradigmática, ambos alcanzaban mayoría absoluta por encima de la plancha 100% que ha identificado a la derecha universitaria en una Universidad de 14 mil Estudiantes, por supuesto, estos son los líderes universitarios de la “provincia” los que no tienen cerca las plantas televisivas, ni el aparato mediático. En una universidad fundada por las corrientes más reaccionarias y con autoridades de derecha, un simple cambio en las reglas del juego sincerarían las relaciones de fuerza. Esto no es la realidad común, pero nos da un indicativo que aún hay espacios para posibilitar la transformación en la Universidad Autónoma.

Los “manos blancas” se constituyeron como fuerza estudiantil en estos 10 años, no son la expresión de un pasado de la organización estudiantil, pudiera ser cierto el alegato de que representan a un sector privilegiado del país, pero ha existido un “vaciamiento” y abandono a estos espacios, en algunos casos ha parecido más fácil hacer la política sólo desde las Universidades Experimentales y ceder definitivamente el terreno a la “burocracia universitaria” que se ha anclado en la Autonomía. La historia política reciente nos ha demostrado en diversos momentos, que ante un agotamiento de los partidos políticos, la emergencia de nuevos actores son claves para la consolidación de sectores reaccionarios en las llamadas “revoluciones de colores”, la Iglesia y las Universidades han venido a ocupar estos espacios en Venezuela, lo que ha radicalizado la desmovilización del ser universitario a la “partidización” que ha dado los resultados ya conocidos en el país.

Uno de los errores más comunes es responder a este proceso desde la misma lógica, constituir una Universidad diferente no significa hacer una extensión del PSUV, la tarea del partido está definida, (entiéndase ésta (la tarea) con casos interesantes de analizar como el modelo cubano) la Universidad no es un partido, ni un otorgamiento masivo de “títulos” por militancia, estas perversiones no pueden generalizarse y hacen un terrible daño a los esfuerzos enormes que se invierten para constituir un nuevo modelo educativo y de inclusión universitaria, por eso la nueva universidad no es una simple respuesta electoral como pretenden algunos querer ver, réplica que se ha gestado en la dirigencia de ciertas Universidades Autónomas. La formación de los nuevos “cuadros tecno-políticos” no puede confundirse con la formación integral del militante y su movilización a efectos electorales. Estas observaciones las coloco como una auto – crítica en mi ejercicio docente en una Universidad nueva como la UBV, donde a veces el simple comentario genera el surgimiento del “Comisariato Político” otra de las perversiones de las que debemos deslastrarnos.

Coincido en algunos aspectos, con algunos articulistas de Aporrea en la crítica a la UBV, pero también creo importante rescatar las historias y tramas cotidianas que se tejen en el proceso de formación, que han permitido más que la titulación de un importante número de venezolanos y venezolanas, abrir la educación a los sectores más depauperados por el proceso de reestructuración neoliberal de los años 90 y permitirle construir su propio proceso de emancipación, esto es invaluable en términos de la sensibilidad y elevación de la calidad de vida. Las auto – críticas no llevan a la anulación, por ello la posibilidad de constituir un nuevo modelo de educación universitaria, debe pasar por la revisión de la gestión académica, el fortalecimiento del cuerpo profesoral y una definición clara de las áreas estratégicas de investigación que permitan articular al Estado y la Universidad, no puede existir una Universidad desconectada del desarrollo territorial.

En última instancia, estas cortas líneas llevan a plantear el papel de la educación privada, como su nombre lo indica, sociedades mercantiles operando sobre la educación. Un tema delicado, que suma un tercer tipo de Universidad, involucradas en pleno en los procesos de desestabilización del país, a estas se aplica el criterio de miles de denuncias, fraude en algunos casos académicos en otros económico, auténticas maquinas laborales para el sector profesoral, son escasas las Universidades Privadas que hacen aportes serios al campo de la investigación. ¿Si la educación es un derecho inalienable cómo se permite su comercialización?, el Estado no puede reducirse al simple establecimiento de reglas para el intercambio, en un tema como el educativo, el papel del Estado es indudable en la defensa de los intereses nacionales, eso involucra su realidad curricular y la pertinencia con el Proyecto País, la Universidades Privadas se han volcado a la producción en serie, en la mayoría de los casos, acaso también representan, el refugio de los sectores más conservadores. Algunos acusan a la UBV de ser una universidad de pensamiento único, pero las prácticas del terrorismo académico y persecución son aplicadas en Autónomas y Privadas, lo que es menester aclarar, aunque se haya hecho hincapié en este artículo en el papel de la investigación. No sólo basta aumentar y mejorar las demandas necesarias, que amplié “usando” de punto de partida la UCV, hasta el resto de la comunidad Universitaria que no logra disfrutar de un prepuesto justo. Comparto las apreciaciones de un profesor de mi posgrado que sostenía que la principal crisis de la Universidad era su Pensamiento, la formación de un pensamiento crítico, más que el aumento de presupuesto, pero la realidad nos dice que debemos ser cuidadosos, pues esta crisis del debate se extiende hasta las nuevas estructuras universitarias y se vuelve volátil cuando se articula a las ausencias materiales.


Prof.
jfortique@yahoo.es


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José Fortique


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